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Dhu’-l-Yaláli ua-l Ikram Dueño de la Majestad y la Nobleza

“Majestad” es “Yalál” un término que refiere a la exaltación de algo, y en consecuencia a su poderío y dominio. Al mencionar a Allah se utiliza también la frase “yal-la yalaluhu”, que significa “exaltada sea su Majestad”, que expresa además la eximición de Allah de toda comparación o asimilación con las criaturas. También se suele decir “yal-la ismuhu”, “exaltado sea su Nombre”.

Hay dos aspectos de la Realidad divina, la Majestad y la Belleza. La Majestad concierne a los Atributos del Poder y el Dominio, se vincula a la Justicia, el Conocimiento, la Fuerza, y corresponde a la Proximidad a Allah, la primera categoría metafísica. La Belleza concierne principalmente a los Atributos de la Misericordia y la Indulgencia, la armonía, la conciliación de todas las cosas, la Paz, y se vincula con el Amor, la segunda categoría metafísica. Son dos categorías inmediatas al Sí Mismo Divino, ninguna superior a la otra, excepto que la tradición indica que la Majestad antecede a la Belleza.

El término “Ikram”, “Nobleza”, procede de la raíz verbal karuma, con el significado de “hacerse noble o perfecto”, designa lo auténtico en su especie y el particular por excelencia. En cuanto a Allah Exaltado, la Majestad es evidente, y la Nobleza refiere a su Generosidad o Magnanimidad. También alude a la pureza de algo, lo que lo hace inigualable a otras cosas, como el oro respecto al resto de los metales.

En todas las cosas se encuentran la Majestad o Poder, y la Belleza o Misericordia, que se complementan entre sí, pues de lo contrario surgiría el desequilibrio. El desequilibrio que genera el Poder es la opresión, la tiranía, la soberbia, y en el cosmos, es el caos, pues el Poder genera Fuerza, y si esta no se complementa con la Belleza produce caos hasta en la mínima partícula. El Señorío establece el equilibrio entre la Majestad y la Belleza, y entre los seres humanos concreta la realización de los grados espirituales.

Dice el Sagrado Corán: “Todo lo que hay en ella [la existencia] perecerá, y sólo perdurará el Rostro de tu Señor poseedor de la Majestad y la Nobleza” (55:26-27)

Como es evidente la Nobleza divina alude también a las virtudes éticas que debe adquirir el humano. Este es un aspecto universal de la moral que debe imperar en todos, pero que culturalmente se modifica a través de las costumbres de cada uno de los pueblos, en lo que se llama “moral”, que sería el aspecto particular de la ética.

Transmitió el Profeta (BPDyC): “Por cierto que Allah Exaltado dirá el Día de la Resurrección: “¿Dónde se encuentran los amantes de Mi Majestad (o: los que entre sí se aman por Mi Majestad)? Hoy los cubriré con Mi Sombra, Día en que no hay sombra excepto Mi Sombra” (Lo transmitió Múslim de parte de Abu Huráirah- Hashimi hadiz 285)

Dice Allah Exaltado: “la Grandeza es Mi manto, y la Majestad es Mi túnica, así pues, al que me quita una de ambas lo arrojó al Fuego” (Ibn Maya de parte de Ibn Abbas Al-Hashimi hadiz 824)

“Por cierto que Allah Exaltado es Generoso y Noble y ama la generosidad y nobleza (al-sharaf), y ama las excelsitudes (excelencias) del carácter; y detesta sus bajezas (safsaf)” (Lo transmitió Abu Na’ím de parte de Ibn Abbás -Hashimi hadiz 258-)

“No hay creyente alguno que se conduela de su hermano por una desgracia, sin que Allah lo revista con la túnica de la nobleza el Día de la Resurrección”. (Ibn Maya -Hashimi hadiz 1066-)

Dice el Sagrado Corán sobre el Profeta (BPDyC): En verdad que tú eres de una naturaleza extraordinaria [un carácter ético perfecto] (68:4) Lo que el Mensajero os diera, ¡tomadlo!, y de lo que os vedara, ¡abstenéos! (59:7), estableciendo así su autoridad para dictaminar normas de vida de los creyentes e inclusive prácticas de la fe. A esta instancia se llama “Sunnah” o práctica del Profeta (BPDyC). Se narra que cuando el Profeta (BPDyC) informó a los musulmanes que había sido prescrita la peregrinación, una persona de los presentes le preguntó: “¿Todos los años, Mensajero de Allah?”. Él no respondió a esta pregunta que se le formuló tres veces, y por último dijo: “No, y si hubiese dicho que sí habría sido sin duda obligatorio [cada año], y si fuese obligatorio no habríais podido hacerlo”. Luego agregó: “¡No insistáis acerca de lo que os legué! […] Así pues, si os ordeno algo cumplidlo cuanto podáis, y si os vedara algo evitadlo” (MIK, I, p. 105).

El Mensajero Muhámmad (BPDyC) y el resto de los Profetas no son prescindibles, sino necesarios, indispensables y obligatorios, y su práctica o Súnnah está absolutamente regida por la Voluntad divina. La importancia que tiene la enseñanza o tradición dejada por los Profetas (P) es mencionada por el Sagrado Corán: Cada pueblo tiene un Mensajero, y cuando vinieren sus Mensajeros sentenciarán entre ellos con equidad (10:47)

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