El séptimo Imam (P) nació la noche del domingo 7 del mes de Safar del año 128 de la Hégira, en Al-Abuá’ (una localidad entre Meca y Medina), y recibió el apodo de Al-Kazim (el callado), además de otros como Al-Zahir (el resplandeciente), Zainu Al-Muytahidín (ornato de los esforzados en las ciencias de la fe), Al-Nafsu Al-Zakiiah (el alma purificada), etc. Su patronímico es Abul Hasan Al-Zani (Abul Hasan el segundo, pues el primero es Alí -P-).
El Imam Al-Kazim (P) fue contemporáneo de varios califas abasidas, como Al-Mansur, Al-Hadi, Al-Mahdi y Harun Al-Rashíd. Vivió perseguido y escondiéndose hasta que durante el reinado de Harún Al-Rashid, habiendo ido éste a la peregrinación, hizo arrestar en Medina al Imam mientras oraba en la mezquita del Profeta (BPDyC). Lo hizo conducir a Basora, y de allí a Bagdad donde por años fue llevado de una prisión a otra. Finalmente murió envenenado en Bagdad en la prisión de Sindí Ibn Sháhak el 25 de Rayab del 183 dH, siendo sepultado en el cementerio de Quraish situado ahora en la ciudad de Kazimain (Iraq).
La designación de Musa Al-Kazim (P) al Imamato se dio en un punto coyuntural o de prueba que dio origen a la rama Ismaelita o batinita, hoy muy poco importante en el Islam, y en un momento en que era decisión del califa eliminar al posible sucesor de Ya’far Al-Sadiq (P). Veamos una tradición ejemplificadora de la designación de los Imames: RElata Abdurrahmán Ibn Al-Hayyay: Visité a Ya’far Ibn Muhammad (P) en su casa. Estaba en tal y tal habitaión de su morada en la cual acostumbraba realizar sus plegarias. Estaba orando allí. A su derecha estaba Musa Ibn Ya’far siguiendo su oración. “¡Quiera Allah que sea tu rescate!”, le dije , “tu sabes como te he dedicado mi vida y conocer de mi servicio hacia tí. ¿Quién es el ualí al-amr (la autoridad espiritual) después de tí?” Me respondió: “Abdurrahmán, Musa se ha puesto la armadura y le queda bien”. “Después de eso, no tengo más necesidad de nada”, le repliqué.
Como en el caso de todos los Imames (P) hay numerosas tradiciones sobre los signos o milagros que los caracterizan. Un hombre piadoso (Al-Hásan Ibn Abdallah, Abu Ali) que había sido instruído por el Imam Al-Kazim (P) sobre la sucesión del Profeta (BPDyC) le preguntó en la intimidad: “¿Quién es el Imam en la actualidad?”, “Si te lo digo”, le respondió, “¿te mantendrás unido a mí?” “Sí”. “Yo soy él”, dijo Al-Kazim. “¿Hay algo por lo que pueda ser probado?”. “Ve hacia aquel árbol _dijo señalándole uno de los árboles de Umm Ghaylan— y dile que Musa Ibn Ya’far te dijo que se acerque”. Relató Al-Hasan: “Así lo hice y vi al árbol surcar la tierra hasta que se detuvo frente a él. Entonces éste le indicó que retrocediera y retrocedió”. Y continúa narrando el sobrino de este hombre que desde entonces se entregó al silencio y la adoración y nadie lo vio conversando después de eso.
Relata Abu Basír: Le pregunté a Abul Hasan Musa Ibn Ya’far: “¿Por qué es reconocido un Imam ?” “Por especiales características —me respondió— La primera de ellas es algo que indique que su padre le ha dado preferencia y que haya hecho una indicación de que él sería la huyyah (evidencia). Cuando es interrogado puede responder (ante cualquier cuestión). Si alguien se contiene de hablarle, a él le debe ser posible iniciar la conversación contándole lo que le ocurrirá mañana y hablándole a cada persona en su propia lengua”. Luego agregó: “Te daré una señal antes de que te vayas”. No tuve que esperar mucho hasta que un hombre de Jorasán (un persa) entró. El de Jorasán le habló en árabe y Abul Hasán (P) le respondió en perfecto persa. “Por Allah, lo que me impidió hablarte en persa —dijo el Jorasaní— fue que pensé que tú no lo hablabas fluidamente”. “Al-hamdu lillah —replicó el Imam— si no supiera lo suficiente (del persa) para responderte, entonces no tendría el mérito sobre tí, por lo cual se me ha concedido el imamato”. Luego agregó: “Abu Muhammad (Abu Basír), ninguna lengua de la gente es desconocida para el Imam, ni el lenguaje de los pájaros, ni el idioma de ninguna cosa que tenga un alma”.
Son conocidas también las anécdotas en que el Imam (P) salvó a Alí Ibn Iaqtín, hombré de confianza del califa Al-Rashid, para que este no fuera descubierto en su lealtad a los Imames. En cierta oportunidad Ibn Iaqtín le mandó al Imam el Jums compuesto por joyas y una capa que había recibido del califa. El Imam (P) aceptó todo pero le devolvió la capa con una carta ordenándole que la guardara y no se deshiciera de ella bajo ninguna circunstancia. Un sirviente a quien Ibn Iaqtín había despedido lo denunció ante el califa como shi’ita, y como sabía que había mandado la capa regalada por el califa al Imam, declaró esto. El Califa convocó a su consejero y le pidió ver de inmediato la capa que le había regalado pensando que no la tenía, pero Ibn Iaqtín la mandó a buscar a su casa por un criado del califa y éste la trajo enseguida. El califa se disculpó y dijo que jamás haría caso de un sirviente y mandó azotar hasta que murió al delator.