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Las cuatro frases de la sabiduría

A poco tiempo de haber adherido al Islam en el camino del sufismo le pregunté a mi maestro, el sheij Alí Al-Husainí, cuáles eran las acciones más meritorias del creyente. Me indicó que repitiera “Subhana Allah ual Hamdu lillahi ua la ilaha illa Allah ua Allahu Akbar” (Glorificado sea Allah, la Alabanza sea para Allah, no hay divino excepto Allah y Allah es el Más Grande). Entiendo la importancia del dhikr, el recuerdo de Allah, y cuán maravilloso sería alcanzar ese estadio de manera permanente, pero todavía no puedo decir que he comprendido mínimamente sus significados profundos. Cuando una de las fukará relataba como fue su acercamiento al Islam, mencionó cuánto le impresionó al leer las “Mil y una noches” como sus protagonistas proferían abundantemente frases de glorificación, agradecimiento o se encomendaban a Dios. Como sigue siendo habitual en todo el mundo islámico al proferir Hamdulilah (Alabado sea Dios), Insha Allah (Si Dios Quiere), Mashallah (una expresión de asombro ante algo extraordinario) o Barakalah (Que Dios te bendiga) y algo de ello legó la civilización islámica a los españoles que usan la lengua castellana. Cuando asistíamos al maestro en el comentario de un texto revelado acerca de la metafísica islámica, entendí que tal obra implicaba un desafío a futuro para sus discípulos en tanto podríamos aplicarla para convalidar todo tipo de conocimiento científico. Es sabido que en el Islam, a diferencia de algunas religiones, no existe contradicción entre la Revelación y la ciencia. Me refiero, en particular, a un párrafo de ese texto: “También deberéis saber que la Creación no es autónoma, ni infinita, sino por una Misericordia de Allah, que estableció un límite a aquello que manifestó. Porque ¿qué impediría que el creado se automanifestara en otro que el creado [en otra jerarquía más allá de este]?: Nada, sino la completitud del cuatro, porque todo fue creado en el cuatro, y ésta es la perfección del ciclo.[1] Así tendréis cuatro [unidades] en la Manifestación, cuatro en el Vínculo, cuatro en la Creación, y cuatro Retornos, para que comprendáis.”

El funcionamiento del cerebro, pese a los avances de la neurociencia o los intentos de replicar sus funciones mediante inteligencia artificial, sigue siendo un misterio. ¿Cómo o dónde nacen las ideas? ¿Por qué una idea y no otra en cada momento del individuo? Ciertamente sabemos de ellas cuando se manifiestan, del mismo modo en que un arquitecto intuye o imagina una obra (primero en su mente y luego plasmada en un plano o proyecto de obra), luego se concreta en el espacio tiempo y finalmente se destruye, inexorablemente, reintegrándose a la naturaleza de donde se sacaron los materiales de la construcción. Estaba regando en el invernadero mis plantas de tomate Cherry, maravillado por su funcionamiento, ¿Cómo sabe la planta que debe tomar el agua para su crecimiento?, ¿Cómo sabe la semilla dar fruto? ¿Cuál es su principio? Es la vida, el Uno y Único, el Hai o Viviente, Oculto y Manifiesto.

Enseñó Ali Ibn Abu Talib (P) que “Todo el significado del Corán está en la Fatiha, todo el significado de la Fatiha está en la Bá y todo el significado de la Bá está en su punto”. Ese punto no es el punto infinitamente pequeño donde estaba contenido toda la masa y energía del Universo antes del Big-Bang como dicen los astrofísicos, ese punto que menciona Alí (P) es un signo de la Unidad Divina que nos remite metafísicamente al Absoluto, al Hua Oculto, al Si Mismo Divino, infinito en tanto informal y no en sentido espacio-temporal. Los filósofos griegos fisistas vislumbraron en su época el átomo; los actuales físicos cuánticos seguirán tratando de entender el funcionamiento del bosón de Higgs, su lógica, su significado o función; tal vez otra máquina que supere al acelerador de partículas del CERN[2] pueda descubrir una nueva partícula elemental, pero no podrán observar ni medir nunca su Principio oculto. Inshallah podamos, desde otro ejercicio intelectual, más vinculado al corazón que al limitado procedimiento lógico racional, encontrar “la perfección del cuatro en el secreto del tres, que no es más que el tres más el uno del oculto del anterior. Porque todo tiene un oculto, un manifestado, un vínculo, y un concreto o creado. Así es, pues, que el primero de los cuatro es el último del ciclo anterior, y porque todo está en armonía y belleza, plenificación y pureza.”

Al-Hámdu lil-Láh.

[1] El ciclo es la automanifestación del Primer Manifestado, que principia por el mundo de la Manifestación y concluye en el Retorno: Manifestación, Vínculo, Creación y Retorno son los cuatro aspectos de la realidad. El cuatro simboliza la completitud de toda cosa. El uno es el principio, el dos el origen, el tres la materialización, y el cuatro la completitud o perfección. Todas las cosas han sido constituidas sobre la base de cuatro aspectos, contenidos en las expresiones: SubhánaAlláhi (Glorificado sea Allah), Al-Hámdu lil-Láhi (la Alabanza sea para Allah), La Iláha illa Alláhu (No hay Divino sino Allah), y AlláhuÁkbar (Allah es el Más Grande) SubhánaAlláhi indica el principio, el mundo metafísico del cual proceden todas las cosas contenidas en el Conocimiento divino. Al-Hámdu lil-Láhi indica la automanifestación de cada ente metafísico, por la cual adquiere su esencia. La Iláh illa Alláhu es la materialización de cada ente, en un ser determinado, en el plano al que pertenezca. AlláhuÁkbar simboliza el retorno a la Meta, por el cual se adquiere la plenitud de la automanifestación.

[2] “European Organization for Nuclear Research” La Organización Europea para la Investigación Nuclear se encuentra en Suiza.

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