Los siete cielos
El Sagrado Corán habla de “los siete cielos” y los intérpretes o exégetas (mufassirún) basados en las tradiciones (“hadices”), las opiniones anteriores, y la deducción intelectual, y a veces la ciencia física, tratan de explicar este concepto de “siete cielos”. Debemos, antes que nada, decir que en la tradición abrahámica judaísmo, cristianismo e islam, solamente el Sagrado Corán se refiere específicamente a un número al mencionar “los cielos”, aunque a veces no lo especifica. El Libro de Allah menciona “cielo” 120 veces, y “cielos” 190 veces, en total 310 veces.
Las antiguas escrituras sagradas tienen una idea menos desarrollada sobre el tema, lo conciben sobre todo como “un lugar elevado”, que a veces asocian al más allá, al paraíso, al descenso de los ángeles, al Trono de Dios, o allí donde los ángeles contemplan el Rostro de Dios, o bien al ascenso o descenso de Profetas, como Jesús y María, con ambos se la excelsa Paz, o a un rayo aniquilador (como en la historia de Elías), etc. El Antiguo Testamento utiliza con mayor frecuencia la palabra “cielos” en plural, y el Nuevo Testamento “cielo” en singular. Raramente se refieren ambos a una pluralidad de cielos posibles, pero el AT distingue entre el firmamento o bóveda celeste de las estrellas, y el cielo o los cielos que están por encima de esta, y donde “Dios tiene su Morada”.
El Sagrado Corán agrega más información sobre los cielos, y a veces se refiere a uno solo, por ejemplo “cielo del mundo”: “Bendito sea Quien en Sus Manos tiene el Poder absoluto, siendo Él Omnipotente. Quien creó la muerte y la vida para probaros: Cuál de vosotros es de mejor obrar, siendo Él Poderosísimo [para el castigo], Indulgentísimo. Quien creó siete cielos superpuestos. No verás ninguna desarmonía en la creación del Más Misericordioso: ¡Vuelve la vista [hacia el cielo]!, ¿acaso ves alguna falla? Luego, ¡vuelve la vista dos veces más [si quieres persuadirte]!, que recaerá frustrada en ti la vista, quedando quebrantada. Y he aquí que ornamos el cielo del mundo con luminarias, e hicimos de ellas proyectiles contra los satanaces [que pretendan elevarse furtivamente en él], y preparamos para ellos el castigo de la Hoguera [en el más allá]” (67:1-5) Con intención científica nos incita a que observemos el cielo y lo estudiemos para descubrir si presenta alguna falla o imperfección, lo que impulsó la ciencia astronómica en el Islam.
El Sagrado Corán menciona, entonces, “siete cielos superpuestos”, organizados armónicamente. El “cielo del mundo” se especifica respecto de la tierra, del espacio-tiempo en que existimos, por lo que se deduce la posible existencia de otros cielos y otros mundos, cada uno con su propia organización, por lo que indica como “siete” los planos de la realidad creada, número simbólico que indica una cantidad numerosa, tanta como Allah quiere. Menciona las luminarias o astros de nuestro mundo, como propios del mismo, no de otros planos del universo. y por fin, alude a seres imperceptibles por nosotros, los satanaces (shaiatín), de cuya existencia todos los pueblos del pasado dan testimonio, e incluso se presentan en fenómenos anormales o paranormales que la psicología actual puede estudiar.
La ignorancia actual se parece a la ignorancia antigua de creer que la tierra se terminaba en un gran abismo, del que caían las naves que se aventuraban allí. La ignorancia actual es todavía peor, porque hoy se cree que sus afirmaciones son verdad “científica”. El humano de hoy está rodeado de realidades que ignora, pero que niega, se imagina un mundo conocido por él al detalle, cuando su ciencia es deficiente y no tiene ninguna definición, por ejemplo, del número uno, de la energía, de la extensión del universo, de lo que hubo antes del hipotético “big-bang”, de la materia si es partícula u onda, de si hubo o no otras humanidades en nuestro mismo planeta, de si hay o no otros mundos habitados, de la totalidad de los sistemas que forman nuestro cuerpo, del funcionamiento cabal del cerebro, de los fenómenos psíquicos tan variados y distintos que casi no se puede decir que forman un sistema coherente, ni ningún sistema, y muchos otros temas que la ciencia ignora, o no ha descubierto todavía, pero que golpean su puerta para que responda. Y a pesar de todo ello, la ciencia es sin duda una actividad incomparable del género humano, altamente elogiosa.
¡Gentes, adorad a vuestro Señor que os creó y a quienes os precedieron, quizás así Le temáis! El que hizo la tierra plana y firme para vosotros, y el cielo encumbrado, e hizo descender del cielo un agua con la que extrajo frutos, provisión para vosotros: Entonces ¡no atribuyáis a Allah sustitutos a sabiendas! (2:21-22) El “cielo del mundo” es el que llueve, iniciando el ciclo ecológico con la aparición de la vida vegetal en la tierra. Paralelamente existe un ciclo de vida biológica (el ritmo circadiano) sometido al día y a la noche, al sol y la luna: ¿Y [no] hicimos de la noche una cobertura [de oscuridad]? ¿e hicimos del día [un tiempo] de provisión [material y espiritual]?, ¿y edificamos por encima de vosotros siete firmamentos estables? ¿y pusimos un astro reluciente e iluminador [el sol]? (78:10-13) El ritmo circadiano es un “ciclo natural de cambios físicos, mentales y de comportamiento que experimenta el cuerpo en un ciclo de 24 horas. Los ritmos circadianos se ven afectados principalmente por la luz y la oscuridad, y están controlados por un área pequeña en el medio del encéfalo. Pueden afectar el sueño, la temperatura del cuerpo, las hormonas, el apetito y otras funciones del cuerpo… El ritmo circadiano a veces se llama reloj biológico” (publicación del Instituto Nacional del Cáncer, https://www.cancer.gov/espanol).
Dice el Sagrado Corán: Por el cielo dotado de sendas [órbitas fijas de los astros] (51:7), se refiere así a la regularidad del movimiento de los astros, o bien a la armonía y belleza de los cielos cuando observamos las formas luminosas extraordinarias de las galaxias, como es posible observarlas desde el siglo veinte.
La creación del universo
Hela aquí: ¿Es que los impíos no ven que los cielos y la tierra estaban fusionados [entre sí], y escindimos a ambos, e hicimos del agua toda cosa viviente? ¿es que no creerán? (21:30) Son dos verdades cósmicas incuestionables, la homogeneidad inicial de la materia de la que surgió el universo, luego diferenciado en partes particulares, con su propia constitución, un “cielo” más sutil y elevado, y una “tierra” más compleja en su composición y desarrollo. E hicimos del agua toda cosa viviente, vegetales y animales, todo lo que presenta vida biológica, a partir de la reproducción sexuada o asexuada, generando nuevos individuos semejantes a los del inicio. Este tema solo fue desarrollado en la época moderna, pero el Sagrado Corán lo menciona hace siglos.
Di [Profeta]: “¿Realmente vosotros sin duda sois impíos a Quien creó la tierra en dos días, y Le atribuís sucedáneos?: Aquel es el Señor de los seres” Y puso en ella [la tierra] pilares [las montañas] por encima de ella, y la bendijo [con las aguas y la vegetación], y determinó en medida el sustento [para los seres] en ella, en cuatro días consecutivos [cuatro en total incluidos los dos anteriores. Hay conocimiento en esto] para los inquisidores. Luego se estableció en el cielo, siendo él una humareda [conteniendo los elementos primordiales de los seres en potencia], y le ordenó a él y a la tierra: “¡Venid a Mí ambos voluntaria o forzosamente [para la creación de los seres]!” Respondieron ambos: “¡Venimos a Ti sumisamente!” Y los determinó [al cielo o a la humareda] en siete cielos, en dos días [seis en total, sumados a los cuatro anteriores], y a cada cielo le infundió su orden [las leyes propias de cada cual] Y adornamos el cielo del mundo con lámparas [las estrellas], y [dispusimos que estuvieran] protegidamente. Tal es la determinación del Poderosísimo, Conocentísimo (41:9-12) Esta es la serie entera de la creación del universo, que no menciona un “big-bang” o gran explosión, la cual es contradictoria con “¡venid a Mí ambos voluntaria o forzosamente [para la creación de los seres]!” Respondieron ambos: “¡Venimos a Ti sumisamente!” Si el universo se hubiese iniciado violentamente prevalecería el caos, no el orden y el equilibrio que reinan en él, a pesar de sus episodios violentos, que en el conjunto sirven a su evolución. Las leyes cósmicas son evidencia de lo que acabamos de decir: Di [Profeta]: “¡Observad lo que hay [armonioso y bello] en los cielos y la tierra!” Pero a gente que no cree no les valen los signos y las advertencias (10:101)
Dice el Sagrado Corán: Por cierto que vuestro Señor es Allah, Quien creó los cielos y la tierra en seis días, luego se estableció sobre el Trono (7:54); y también dice Allah es Quien elevó los cielos sin pilares visibles, luego se ocupó del Trono, y subordinó el sol y la luna, cada uno circula hasta un término prefijado (13:2); Allah fue quien creó los cielos y la tierra y lo que hay entre ambos en seis jornadas, luego imperó desde el Trono (32:4) Respecto de: Creó los cielos y la tierra en seis días (7:54), en la obra Tafsír Al-Qúmmi se registra que el Imam Yá`far Al-Sádiq (P) dijo: “En seis momentos” (T, VIII, p. 172), es decir en seis etapas como hoy se reconoce.
Los otros seres que coexisten con nosotros
Di [Profeta]: “Me ha sido revelado que un grupo de genios escucharon [la recitación del Sagrado Corán] y expresaron: ‘Escuchamos realmente una recitación maravillosa, que guía hacia lo recto, y creemos en él [el Sagrado Corán], no asociando [en lo venidero] a nadie con nuestro Señor. Y que, exaltada sea la Potestad de nuestro Señor, Él no tiene compañera ni hijo” (72:1-3)
Este versículo sugiere que existen otros planos de la existencia aparte del que nosotros conocemos, planos a los que llamaremos “de los yinn”, para darles un nombre, porque allí hay tanta diversidad como la que nosotros experimentamos en nuestro mundo espacio-temporal. “Yinn” es el nombre genérico que les da el Sagrado Corán, son seres distintos a los humanos, aunque reconocen ser siervos de Allah Exaltado, y que también tienen conocimiento del Señor. Su mentor es llamado “Iblis” por el Sagrado Corán, el que los desvió de la verdad: Y que nuestro insensato [Iblis, el diablo] decía aberraciones sobre Allah [atribuyéndole cosas indebidas], pero nosotros creíamos que ni los hombres ni los genios podrían decir mentira sobre Allah (72:4-5)
En el Libro de Allah los yinn se describen a sí mismos: Y que de entre nosotros los hay justos y los hay inferiores a eso: Somos de diversas doctrinas [y prácticas] Pero estamos persuadidos de que no podremos superar a Allah [ni estando] en la tierra, ni Lo podremos nunca superar huyendo [imposible escapar de Él] Y que cuando escuchamos la Buena Guía [el Sagrado Corán] creímos en ella. Así el que crea en su Señor no debe temer menoscabo [desprecio e injusticia de parte de Él] ni vejación. Y que entre nosotros los hay sometidos [a Allah] y los hay malhechores, pero los que se someten procuran lo recto [lo que les permite alcanzar el bien perpetuo] En cuanto a los malhechores, serán combustible del Ardentísimo. Pero que si [éstos injustos, genios y hombres] se enderezaran por el camino [recto, el Islam] les daríamos a beber [Allah daría] agua copiosa [Misericordia, bienestar espiritual y material] ¡Los probaremos con ello [con lo que les concedimos a justos y a impíos]!, pero a los que desprecien el Recuerdo de su Señor Él los introducirá en un castigo atroz y creciente (72:11-17)
Tan importante es aún que estos seres están vinculados a los humanos y pueden generar experiencias que estos últimos adolecen, como así también los humanos pueden influir en ellos: Y que varones de los hombres se amparaban en varones de los genios [para ejercer magia o brujería, o pedir intercesión idólatra] por lo que los aumentaron en perversión [unos a los otros] (72:6)
Sus conocimientos técnicos y del mundo físico son mayores a los de los humanos, su dominio de la energía y de los fenómenos cósmicos es superior, aunque su profundidad espiritual es menor, y dependen de los humanos para captar conocimientos espirituales profundos, por lo que se hacen siervos de estos últimos que tienen mayor poder espiritual, como en el caso de Salomón (P) y los yinn. Como muestra de su conocimiento cósmico dicen: Y que nosotros relevamos el cielo [para descubrir lo oculto] y lo encontramos repleto de recios guardianes [angelicales, a partir de la aparición de Muhámmad] y de centellas [flamas o energía en contra de ellos] Y que [antes del surgimiento del Profeta] nos apostábamos en él [cielo] en puestos de escucha [sin los guardianes] Pero el que ahora escuche se encontrará con una centella aprestada [en su contra] Aunque no sabemos en verdad si [con el impedimento de atisbar lo oculto] se desea el mal de los que están en la tierra, o bien su Señor desea para ellos lo recto (72:8-10)
Por último, también los yinn, como los humanos, desean conocer los cielos, y los estudian, pero aún más, quieren ascender a los astros e investigarlos, para lo cual forjan naves que les permita hacerlo: ¡Comunidad de los yinn y de los hombres!: Si pudieseis atravesar los límites de los cielos y de la tierra, ¡hacedlo! Pero no lo haréis si no por [medio de] una fuerza (55:33). El término “fuerza” (sultán en árabe) significa también “poder”, y se refiere a algo concreto, material, energético, no solo a la observación abstracta de los astros. El versículo engloba a ambos tipos de seres, yinn y hombres, indicando que ambos necesitan del mismo recurso técnico para lograr el mismo fin.