Muhámmad (BPDyC), el Profeta por antonomasia, el Sello de la Profecía, es “el Amado de Allah”, por su vínculo excelso y único con el Sí Mismo divino.
El Profeta Muhámmad (BPDyC), como surge de su epíteto, “el Sello de la Profecía”, es el que asume la síntesis de la síntesis. Es decir, aparecen en él (BPDyC) todos los aspectos que se manifestaron en los anteriores Mensajeros y Profetas (P), como en un sello aparece sintetizado el símbolo de su dueño. El Profeta (BPDyC) constituye el símbolo del Sí Mismo divino manifestado, y la marca de la máxima autoridad, como síntesis perfecta de los Atributos divinos. Pero esto, no se comprende por la razón sino “como iluminación de parte del Iluminador de los corazones”.
Percibir en el corazón la Infinitud del Sí Mismo divino es intuirlo a través del Profeta (BPDyC), conocer las categorías de Muhámmad (BPDyC), en este y en el otro mundo. Se lo menciona con calificativos distintos, pero no por simple sinonimia, sino que cada uno significa una realidad distinta y complementaria: “Intelecto Primero de la Creación” simboliza al Soplo divino, por el cual la materialidad del mundo espacio-temporal, representado por el Adán biológico, cobró vida. Es el Adán Primordial verdadero, anterior al biológico. “La Obra Perfecta” significa que en la sucesión adámica él (BPDyC) constituye la cúspide o culminación de la misma, gracias a quien fue hecho todo. “El Hombre Perfecto” significa la perfección de los grados espirituales como Fin de la vida espiritual, síntesis de todos los grados, y dación bellísima de Allah al hombre. “La Manifestación de las Luces” nos devuelve al mundo metafísico puro, como la Primera Manifestación. Y por fin, el “Prisma Cristalino”, como fundamento de todos los particulares.
La categoría del Trono divino es la más elevada y corresponde al Profeta (BPDyC). El Trono divino subsistirá cuando todas las cosas hayan desaparecido, y se puede identificar también con el Rostro de Allah Exaltado. El Profeta (BPDyC) es «lo oculto de lo oculto», en el sentido de la mayor realidad y excelencia que se manifiesta desde lo Oculto, y en la Creación.
Muhámmad (BPDyC) constituye la mediación máxima para los seres, diciendo el Sagrado Corán: Y sólo te enviamos como Misericordia para los seres (21:107), siendo por la Misericordia que el Sí Mismo de Allah se manifiesta, y permite que los entes manifestados y los seres creados existan. Si no fuera por la mediación de la Misericordia nada existiría. También por ello se lo denomina Velo de Allah, o el Velo Más Grande, ya que un velo es mediador entre la Fuente y los que reciben la iluminación. Cuando aparece el Profeta (BPDyC) en la historia, como síntesis perfecta de los Atributos divinos, él es el mayor particular de la Creación.
Lo que se manifestó en el Profeta (BPDyC), es el vínculo y la categoría del Amor, la máxima posible, pues el Amor simboliza la Unidad divina, a Allah en Sí Mismo. El Profeta (BPDyC) es la síntesis perfecta de los Atributos divinos, que en él alcanzan su mayor extensión y elevación. Esto se debe al vínculo de su forma metafísica directamente con el Sí Mismo, mientras que el resto de las formas metafísicas lo hacen por mediación suya. En esto se basa su superioridad (BPDyC) tanto en el plano metafísico, como en el histórico.
Muhámmad (BPDyC) es el único particular cuyo vínculo con el Sí Mismo Oculto es inmediato, mientras que el resto de los particulares adquieren ese vínculo por mediación del Primer Manifestado (BPDyC). En tal sentido es el único particular absoluto, pues su vínculo no depende de otro, característica de lo absoluto.
El Profeta (BPDyC) es Testigo por antonomasia, porque ello significa automanifestar los Atributos divinos en uno mismo, y por lo tanto el Profeta (BPDyC), que los manifiesta en plenitud, es el mayor de los testigos. El Profeta (BPDyC) es el que mejor atestigua la Realidad divina, en cuanto los Atributos divinos se manifiestan en plenitud en él.
El Conocimiento que Allah Exaltado tiene de Su Profeta es la síntesis del Conocimiento que tiene de todas Sus criaturas. De modo tal que él (BPDyC) está presente en todas ellas, en lo que ellas tienen como virtudes máximas, bellezas, perfecciones. Esta es una manera en que él (BPDyC) «está y no es». Por eso también se le bendice (BPDyC) cada vez que se mencionan las virtudes, bellezas y perfecciones de cualquier ser, en los cielos y en la tierra. Su creación (BPDyC) precede y es el arquetipo del resto de la creaciones, y en tal sentido es la más perfecta y bella, pues recibió (BPDyC) en grado sumo y arquetípico las excelsitudes que se reflejan en el resto.