La palabra ´azhim (ingente, extraordinario) alude a lo grandioso, y referido a Allah exaltado alude a lo que no tiene límites. Otra acepción es la de “importante”, “valioso”, “precioso”. Dice el Sagrado Corán: ¡Allah!, ¡No hay divino sino El, Viviente, Subsistente! No le domina letargo ni sueño. Suyo es cuanto hay en los cielos y en la tierra. ¿Quién podrá interceder ante Él si no tiene su Anuencia? Conoce su devenir y su pasado [de la humanidad], pero ellos no comprenden nada de su Ciencia, excepto lo que Él quiere. Su Escabel abarca los cielos y la tierra, pero no Le fatiga cuidar de ambos, siendo Él elevadísimo [respecto de toda representación], Infinito (’azhim) (2:255), este es el versículo más importante del Sagrado Corán que cita dos Nombres divinos que frecuentemente aparecen juntos: ´Aliun,´Azhim. Extrañamente el calificativo ´azhim aparece en un contexto completamente diferente cuando es referido a los seres humanos: Y cuando vio [el esposo] su vestimenta rasgada desde atrás dijo: “¡Esto es por cierto parte de vuestra intriga [la de las mujeres], por cierto que vuestra intriga es extraordinaria (’azhim)!” (12:28). Y para el castigo: Allah selló sus corazones y sus oídos, y sobre sus visiones hay un velo, y tendrán un castigo extraordinario [en el más allá] (2:7). Y su contrario positivo cuando dice: Allah se complace de ellos, y ellos se complacen de Él. Tal es el triunfo extraordinario (’azhim) (5:119), siendo la Complacencia el Amor divino.
En cuanto al profeta Muhammad (BPD) destaca su carácter y atributos diciendo: Por cierto que tú eres de una naturaleza [o de una virtud] extraordinaria (’azhim) (68:4) A pesar de la categoría suma que adquiere el Profeta (BPD) como manifestación del Sí Mismo divino, él es el primer anonadado. Porque la máxima plenitud de la manifestación divina debe corresponder a la máxima desaparición de la individualidad humana de este mundo, pero a la mayor particularidad metafísica. Él (BPD) dijo de sí mismo: “¿Quién más siervo que yo?”
La sabiduría del Profeta (BPD) es simbolizada por la tradición que dice que los cielos y la tierra son como un anillo tirado en tierra desierta, siendo ese desierto comparable al Escabel, y que éste a su vez es como un anillo perdido en un desierto como ejemplo del Trono divino. Y este Trono no tiene dimensión alguna comparable, discernible en magnitudes cósmicas, como dice el versiculo del Escabel ya citado: Su Escabel abarca los cielos y la tierra, pero no Le fatiga cuidar de ambos, siendo Él elevadísimo [respecto de toda representación], Infinito (’azhim) (2:255). Tal es el Conocimiento informal de Allah, aquello que no tiene causa a que responder, y es la total libertad de Allah para determinar las cosas, exaltado sea.
Esta condición de Su Conocimiento se manifestó en el Profeta (BPD), por eso fue la más exaltada de las criaturas, porque como dice Allah en el Sagrado Corán, Él da ejemplos de todas las cosas, y en Muhámmad (BPD) nos dio el ejemplo de Su sabiduría infinita, del Trono divino (BPD).
El atributo ’azhim se hace presente también en el ser humano, aunque al corazón le es complejo imaginar lo Infinito en lo finito pero es lo que intuyen los corazones cuando hurgan en sí mismos, y redescubren la Presencia divina del Sí Mismo Oculto en sí mismos, y son como chispas de luz encerradas en una esfera oscura que oculta la perla dentro de la ostra, en el fondo del mar, y en un mundo de distracción y juego. Pero cuando es descubierta, ilumina los cielos y la tierra.
La intercesión del Profeta (BPD) para el logro espiritual máximo de la persona se cita de este modo en el Sagrado Corán: Realmente os ha llegado [humanidad] un Mensajero de vosotros mismos, a quien apena vuestra rebeldía, quien es vuestro custodio, con los creyentes compasivo misericordiosísimo. Y si te diesen la espalda, di: “¡Me es suficiente Allah! No hay Divino si no Él. A Él me encomiendo, siendo el Señor del Trono extraordinario (’azhim) (9:128-129) Los dos atributos “compasivo misericordiosísimo”, son propios de Allah Exaltado.
© Textos del Sheij Alí Al-Husainí recopilados por Aiman Fradkin y Hasan Gomez, editados por Bashir Gomez