Carta de Alí Ibn Abu Talib (P) a su hijo Hasan
Estos consejos son de un padre -que tiene en cuenta la naturaleza de la vida humana, que se está poniendo viejo, que ha soportado pacientemente reveses y calamidades, que odia las ansias excesivas y las ha superado, y que en poco tiempo mas pasará al otro mundo- para un hijo que es joven, que tiene el deseo de impulsar el mundo moderando el pensamiento y mejorando los caminos de la vida, deseo bastante difícil de lograr. […] Permíteme hacerte saber que el declinar de la salud, el paso del tiempo y la proximidad de la muerte, me han hecho comprender que debería prestar mas atención a mi futuro (el otro mundo) y a mi gente. […] Mi querido hijo, tú eres parte de mi cuerpo y de mi alma y siempre que te miro siento como si me estuviera mirando a mí mismo. Si te ocurriera alguna desgracia la sentiría como si cayera sobre mí. Tu muerte me haría sentir como si fuera mi propia muerte. Tus cosas las siento como mías. Por todo ello he puesto estos consejos por escrito. Deseo que les des importancia, les prestes atención y los conserves bien. Yo puedo o no permanecer mucho tiempo contigo (para guiarte personalmente) pero quiero que estos consejos permanezcan contigo.
Mi primer y principal consejo para ti hijo mío, es que temas a Dios. Sé su sirviente obediente; mantenlo en tu memoria en forma siempre fresca. Protege cuidadosamente los lazos que te conectan y te mantienen vinculado a Él. […] Vence a tus propios deseos, obstinaciones y naturaleza rebelde con la consideración de la muerte. Observa lo circunstancial de la vida y todo lo que a ella le hace preciada. Fuérzate por comprender la realidad de las desgracias y adversidades, los cambios de tiempos y circunstancias. Imponte el estudio de la historia. Trata de ver las ciudades arruinadas, los palacios en mal estado y los signos de la decadencia y ruina de esa gente, todo lo que hicieron cuando vivían y tenía fuerza, que lograron, cómo empezaron, dónde y cómo fueron inducidos a un fin, dónde están ahora, qué han ganado realmente fuera de la vida y cual fue su contribución al bienestar de la humanidad. Si sopesas cuidadosamente estas cuestiones encontrarás que toda esa gente se ha separado de la compañía de los otros y de todo lo que ha querido y amado, estando ahora en una morada solitaria, solos y desamparados y tú también serás como ellos. Dale importancia a la preparación para tu futura morada. No pierdas las eternas bendiciones por amor a los placeres de la vida mundanal. No hables de las cosas que no conoces. No especules y abras juicio sobre temas acerca de los cuales no estás en condiciones de formarte una opinión y no estás llamado a hacerlo.
Renuncia a los caminos en que exista posibilidad de extraviarte. […] Aconseja a la gente que sea buena para vivir virtuosamente, porque estás capacitado para dar tales consejos. Deja que tus obras y palabras enseñen al mundo cómo abstenerse de la maldad y de la bajeza. […] Soporta pacientemente los sufrimientos y enfrenta valientemente los obstáculos que se ponen en el camino cuando tú sigues la verdad e intentas defenderla. […] Desarrolla el hábito de la paciencia frente a las adversidades, sufrimientos y calamidades. […] Mi querido hijo, cuando comprendí que me estaba poniendo viejo y que la debilidad y endeblez estaba invadiéndome gradualmente, me apresuré a aconsejarte la forma de conducirte para una vida provechosa, virtuosa y noble. Rechacé la idea de que la muerte pudiera sorprenderme antes que te dijera todo lo que te quiero decir, o que la incapacidad mental o deterioro físico me impidiera transmitirte todos estos conocimientos, o que exaltados deseos, tentaciones o incentivos pudieran comenzar a influenciarte, o cambios adversos de tiempos y circunstancias pudieran arrastrarte dentro de su lodo y que por lo tanto yo te dejara como un indómito e inexperto potro, porque una joven e inexperta mente es como un suelo virgen que permite a las cosas sembradas en él crecer lozanamente. Por lo tanto he hecho uso anticipadamente de la ocasión para educarte y prepararte antes de que tu mente pierda su frescura, antes de que se vuelva insensible o deformada, antes de que empieces a enfrentar la vida sin preparación y antes de que te veas obligado a tomar decisiones y a hacer juicios sin obtener beneficio de las tradiciones acumuladas, los conocimientos recogidos y las experiencias de otros. […]
¡Mi querido hijo!, aunque mi edad no es tanta como la de otra gente que ya ha muerto, yo le di una gran importancia al estudio de sus vidas. Constantemente estudié sus actividades y reflexioné sobre sus obras y discursos. Estudié sus recuerdos. Reflexioné sobre sus vidas tan profundamente que sentí como si hubiera trabajado y vivido con ellos desde el principio de la historia de nuestro tiempo. Sé quienes fueron buenos con ellos y quiénes les perjudicaron. Separando lo bueno de lo malo me concentré atentamente en estas páginas y será para tu beneficio el conocimiento que reuní así. Mediante estos consejos he intentado conseguir que te convenza la importancia de la vida honesta, del pensamiento noble y los peligros de una vida pecadora y viciosa, tomando en consideración el proteger y reguardar cada aspecto de tu vida, como es el deber de un padre bondadoso, considerado y cariñoso. Desde el principio he tratado de ayudarte a desarrollar una personalidad noble y de prepararte para la vida en que tendrás que conducirte, capacitándote para que al desarrollarte seas un joven de noble carácter, con un pensamiento abierto y honesto, con un claro y preciso conocimiento de las cosas que te rodean. […] Si tu mente rechaza aceptar mis consejos e insistes como ellos en realizar tu propia experiencia, entonces estas en condiciones de llegar a tus propias conclusiones, pero solamente después de estudiar cuidadosamente el tema y después de adquirir el conocimiento necesario para tal decisión. No debes permitir que las dudas e incertidumbres envenenen tu espíritu y que el escepticismo, gustos o disgustos, sean los que determinen tus consideraciones. Pero recuerda, antes de que comiences a reflexionar y pensar sobre un problema, busca la guía del Señor y suplícale que te de una orientación en la dirección correcta. Evita las confusiones en tus ideas y no dejes que la incredulidad se meta en tu espíritu, porque una te empujara hacia el agnosticismo y la otra hacia el error y el pecado.
Cuando estés así preparado para resolver tus problemas y estés seguro de que posees un pensamiento claro, un deseo firme y sincero para legar a la verdad, decir las cosas correctamente y hacer la acción correcta, examina entonces cuidadosamente los consejos que te estoy dejando. Si tu pensamiento no está claro, libre de dudas y escepticismo como tu deseas, entonces estarás extraviado en el salvajismo de la incertidumbre y el error, como un camello que sufre ceguera por la noche y, bajo estas circunstancias, lo mejor para ti es renunciar a lo que te propones, porque con tales limitaciones nadie puede llegar jamás a la verdad. […]
Recuerda que cuando viniste a este mundo tu primera aparición fue como la de un ser ignorante, sin educación ni estudio. Luego adquiriste conocimientos gradualmente, pero hay varias cosas que están mas allá de tu conocimiento y que te dejarán sorprendido y perplejo y acerca de las cuales no entenderás el “por qué” ni el “cómo”. Gradualmente adquiriste conocimiento acerca de estos temas y en el futuro tu conocimiento y visión pueden expandirse más. […]
La verdad es que la gente que ha estudiado atentamente las condiciones de la vida y el mundo, pasan su vida como si supieran que son viajeros que tienen que dejar un lugar que es golpeado por lo insalubre y desagradable y tienen que ir hacia tierras que son fértiles, saludables y agradables, donde hay abundante provisión de todos los bienestares y dichas. Han reemprendido ansiosamente el viaje, felices en la esperanza de la futura gracia y paz. Deseosamente han aceptado los sufrimientos, los apuros y riesgos del camino, la separación de amigos, la escasez de alimentos y bienestar durante el trayecto, de manera que pudieran alcanzar al final del viaje un lugar dichoso. No rechazan soportar privaciones y no escatiman gastos en el camino. Cada paso que adelantan hacia su meta, por mas cansados y exhaustos que estén, es un suceso feliz en sus vidas. Por el contrario, la situación de la gente que está solamente absorta en este mundo y tristemente sumergida en la vida efímera, de rápido marchitamiento y malos placeres, es igual a la de viajeros que permanecen en una región fértil y dichosa y tienen que emprender el viaje sabiendo muy bien que finalizan en tierras inhóspitas, áridas, nada fértiles. ¿Puede resultarles algo mas detestable y aborrecible que emprender este viaje? ¡Cuánto deberá dolerles dejar el lugar donde están y llegar a ese otro tan aterrador y espantoso y que tanto aborrecen!
Mi querido hijo, hasta donde concierne a tu conducta para con los otros seres humanos, pon tus propias obras como escala para ayudarte a juzgar su bondad o maldad. Haz con los otros lo que deseas que hagan contigo. Lo que tu quieras para ti, dalo a los demás y cualquier cosa que te disgustaría que sucediese, evita que le suceda a los otros. No oprimas ni tiranices a nadie, porque seguramente no te gustaría que te oprimiesen o te tiranizasen a ti […] no hables de un tema que no lo conoces o lo conoces poco y si quieres hablar respecto de algo o de alguien sin ninguna premeditación, evita el escándalo, la calumnia y la difamación, por el mismo motivo que a ti no te gustaría ser difamado o calumniado […]
Por lo tanto condúcete en forma equilibrada, nos seas consentido ni sufras complejo de inferioridad, y empéñate para ganarte la vida honestamente […]
Recuerda que todo lo que distribuyas en caridad y buenas obras es como préstamos que te serán devueltos. Por lo tanto, si llegas a ser rico y poderoso, haz uso de ambas cosas de tal manera que puedas recibir todo ello de vuelta el día que estés pobre y sin ayuda. Sabe hijo mío, que tu tránsito consiste en pasar a través de un horroroso valle y el viaje es extremadamente cansador y arduo. En ese lugar, una persona con poca carga está mejor que otra sobrecargada. Y quien puede viajar mas ligeramente pasa mas rápidamente a través de él que quien, esforzado por el agobio, va más lentamente […]
MI querido hijo, no te entusiasmes ni te dejes tentar por las tonterías de la gente mundanal que lleva una vida viciosa y de placeres […] Recuerda que estas personas son como perros que ladran o bestias feroces. Entre ellos se ladran constantemente. Sus señores poderosos matan y masacran al pobre y al débil, explotando y tiranizando a los que no tienen fuerza. Hasta tal punto están ganados por sus inmoderados deseos y codicia que encontraras a algunos de ellos como animales domésticos, atados de pies y manos (han perdido la libertad de pensamiento y no pueden librarse de la esclavitud de los deseos y hábitos) mientras que hay otros a los que la riqueza y el poder los ha vuelto locos. Se portan como animales indómitos, extraviados, aplastando y matando a sus semejantes y destruyendo las cosas que les rodean […]
Ten cuidado hijo mío, te advierto para que no te conviertas tu mismo en esclavo de otro. Dios te ha creado como un hombre libre. No vendas tu libertad por nada. No hay ninguna ganancia efectiva o valor real que te beneficie u obtengas por vender el honor y el respeto a ti mismo, o entregándote a la deshonra, al insulto y la indignidad, no habiendo ningún poder o riqueza efectiva en lo que adquieras por medios equívocos. Ten cuidado hijo mío, que la avaricia y codicia no pueden mas que conducirte hacia la destrucción y perdición […] el pago por una dura pero respetable y honorable tarea, oficio o profesión, aunque pequeño en cantidad, es mejor que la riqueza que puedas acumular a través del pecado y de la maldad […]
Quien habla demasiado comete las mayores equivocaciones.
Quien piensa y reflexiona regularmente desarrolla su perspicacia.
Manteniéndote en compañía de la gente buena, desarrollaras la bondad en tu carácter y evitando reunirte con malas personas te abstendrás de la maldad.
La peor forma de vivir es hacerlo con medios adquiridos de mala manera.
Oprimir a la persona débil y necesitada, es la peor forma de la tiranía y de la maldad.
Si tu indulgencia y bondad puede producir pésimos resultados, entonces ser estricto o severo es la mejor bondad.
A menudo sacarás provecho de los consejos y advertencias de la gente no capacitada para ello, y a menudo te encontrarás con consejeros que no son sinceros.
Sabiduría es el nombre de la actitud que recuerda las experiencias y hace uso de ellas.
Saca ventajas de las oportunidades antes que te vuelvan la espalda.
Todos los intentos no pueden tener éxito.
No corras el riesgo de ponerte en peligro tu mismo por medio de esperanzas extravagantes, irracionales e irreales.
Haz el bien a tu hermano cuando él está empeñado en hacerte daño.
Cuando él ignore o se niegue a reconocer el parentesco contigo, trátalo como amigo. Ve en su ayuda y busca mantener las relaciones. Pero mantente atento para no obrar así con personas ruines y que no lo merecen.
Aconseja a tus amigos sinceramente y de la mejor forma que puedas, aunque pueda no gustarles
Conserva un control completo sobre tu temperamento y enojo, porque yo nunca encontré nada más beneficioso a la larga y que produzca mejores resultados que tal control.
Sé considerado y otórgale favores a tus enemigos, porque de esta manera ganarás una u otra de los dos tipos de victorias (una elevándote sobre tu enemigo, la otra, reduciendo la intensidad de la enemistad).
Si tú quieres interrumpir las relaciones con tu amigo, no las deshagas total y completamente. Deja que tu corazón mantenga alguna consideración hacia él por si vuelve a ti.
No desengañes a la persona que tiene una buena opinión de ti y no hagas que cambie de opinión.
Bajo el parecer que tú, como un amigo, puedes hacer lo que quieras, no violes los derechos de tu amigo, porque cuando le prives de ellos, no será más tu amigo.
No maltrates a los miembros de tu hogar y no actúes con ellos como si fueras una persona cruel y colérica.
No corras detrás del que intenta evitarte.
No te sientas demasiado angustiado y deprimido por la opresión y la crueldad porque quienquiera que te tiranice u oprima, se está haciendo un daño a sí mismo y te está preparando para que encuentres el camino beneficioso.
Sábelo bien, hijo, hay dos tipos de vida, una, la que estás transitando y otra, la que quieres (la que ha sido destinada para ti). Ella te llegará aunque no la busques.
Sé sumiso, modesto y solícito cuando alguien esté necesitado, desvalido y pobre y sé orgulloso, abrumador y duro con el que en el poder y la opulencia trate mal a la persona humana.
El pasado y casi todo lo que poseíste en él, no están contigo ahora. De este modo, puedes llegar a la conclusión racional de que el presente y todo lo que tienes ahora, también te abandonará.
No seas como las personas que no atienden los consejos. Ellas necesitan del castigo para corregirse. Un hombre sensato y razonable adquiere educación y cultura a través de los consejos y la persona bruta y la bestia siempre aceptan la corrección a través del castigo.
Supera tus tristezas, penas y desgracias con la paciencia y la fe en Dios y el trabajo esforzado.
Quien renuncia al recto camino, a la forma de pensamiento y trabajo racional y honesto, se perjudicará el mismo.
Un amigo es como un familiar y un verdadero amigo es quién habla bien de ti aún detrás de ti.
Los deseos inmoderados tienen estrecha relación con las desgracias y calamidades.
A veces las relaciones más cercanas se comportan mas fríamente que los extraños y a menudo los extraños te ayudan más que tus más cercanos allegados.
Pobre es quien no tiene ningún amigo.
Algunas veces personas entendidas y sabias fracasaron en conseguir el objetivo señalado, consiguiéndolo en cambio la gente simple y sin instrucción.
Todas las flechas de tus deseos no darán en el blanco.
Antes de averiguar las condiciones del camino, conoce el verdadero carácter de la gente que te acompañará en el viaje.
No introduzcas temas ridículos en tus conversaciones, aún cuando repitas dichos de otros.
Trata a los miembros de tu familia con amor y respeto, porque ellos son como alas con las que vuelas y como manos que te sostienen y luchan por ti. Son personas a las que recurres cuando estás en apuros y las necesitas.
Mi querido hijo, después de haberte dado estos consejos, te confío al Señor. El te ayudará, guiará y protegerá en este mundo y en el otro. Ruego y suplico a Él, te tome bajo su Protección en los dos mundos.