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El día que el mar conoció al Profeta (BPDyC)

El día que el mar conoció al Profeta (BPDyC)

Contó el mar: Era una noche en la que me encontraba jugando con la luna, juego que realizamos todas las noches y que no podrías comprender, cuando vi a lo lejos un hombre que se acercaba a mí. Me dijo la luna: “¡Mira! ¡Es Muhammad el Mensajero de Allah!” Y cuando lo tuve más cerca comprobé que solo podía ser él, ya que era de una belleza como nunca antes había visto en ser alguno. Le dije: “¡Mensajero! Yo te conozco, he contemplado tu rostro luminoso antes convertirme en quien soy”. “Has dicho la verdad” me respondió. Le dije “¡Oh Mensajero! ¿Hay algo que pueda hacer yo por ti? Porque quien te complace sin duda ha complacido a su Señor”. “Si, puedes”, dijo, “cumple el designio de tu Señor y lleva el temor al corazón del hombre, cuando Allah así lo quiera, y se también regocijo para él que al contemplarte recuerde la Grandeza divina, y al que te contemple de esa manera, este acto contará para él como una salat meritoria, ya que el rompimiento de tus olas es glorificación de Allah. Y te pido también, que protejas a todo aquel que al aventurarse en tu territorio pide la protección de Allah y bendiga a este Profeta, y que protejas, cuides y des beneficios a mis amigos y amados”. Le respondí sin dudarlo: “¡Claro que lo haré Mensajero! Y descuida que el Señor de los seres me ha enseñado ofrecer mi amistad al que sea tu amigo, y a amar a quien te ame”. Luego el Profeta me dijo: “Dime mar ¿Hay algo que yo pueda hacer por ti?” Lo medité un momento y le respondí: “Mensajero de Allah, mi Señor me ha librado de la dura prueba a la que ha sometido a los hombres, y esto es para mi algo que agradecer. Sin embargo, una sola cosa deseo que tiene el hombre, que es probado, y es que él puede pedir tu intercesión ante Allah Ta´ála, y tú pedir por él ¿Pedirías por mi Profeta?” El Mensajero de Allah alzó sus brazos al cielo y unió sus manos en súplica. Luego me dijo “ven”, y me tomó entre sus manos, y toda mi extensión, desde mis costas hasta mis profundidades, cupo en sus manos. Luego dijo: “¡Señor nuestro! Bendice a este, tu sumiso servidor” Luego me miró, como nunca antes mirada se poso sobre mí, y vi que una lagrima salía de su ojos. Dije: “¡Oh Profeta! ¿Acaso te he entristecido de algún modo?” “No” respondió “solo soy un siervo que se maravilla ante la Grandeza de su Señor”. Luego la lágrima corrió por su mejilla, y rozó la comisura de su boca, y se deslizó por su barba, y cayó dentro de mí, y llenó mi ser con su aroma y dulzura, y me completó. Luego el Mensajero de Allah volvió a depositarme en la tierra, y me dijo: “La paz sea contigo”, y se retiró por donde había venido. Y desde ese entonces, guardo en lo más profundo de mis profundidades, protegido por los máximos guardianes de los seres que en mi habitan, mi más valioso tesoro, aquel que haría palidecer todos los tesoros de esta tierra, este tesoro es la lágrima del Mensajero Allah, con él sea la Bendición y la Paz.luna sobre el mar Muhammad

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