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El estado actual de la filosofía

Reduciremos nuestros análisis al mínimo, para que sólo lo más elemental quede expuesto. Nuestro análisis será muy elemental desde un punto de vista erudito, pues no es nuestra intención transitar por el camino de la erudición, sino del comentario sintético y esquemático. Nos vamos a plantear tres preguntas iniciales: ¿Qué significa filosofía?; segundo, ¿qué tipos de filosofía hubo en la historia?; tercero, ¿qué problemas nos interesa tratar en este momento al respecto?

Como se sabrá “filosofía” significa “amor a la sabiduría o al conocimiento”. En este sentido cualquier actividad intelectual debe ser considerada filosofía, pues no existe ninguna inquietud intelectual por conseguir conocimiento cierto que no esté precedida por el amor a la verdad, el deseo de ella, pues de lo contrario la persona no se moviliza para nada. ¿Queremos significar esto cuando decimos, hoy en día, “filosofía”? es decir, ¿todavía se mantiene el sentido de dicha palabra como “amor a la Sabiduría”, deseo de verdad y de conocimiento?: No.

En la actualidad no es ese el sentido tradicional o clásico, podríamos decir, de la palabra “filosofía”. Hoy por hoy, tal palabra se entiende de muchas maneras diferentes. Por ejemplo, por lo menos en lengua española, como “manera de pensar”. También se utiliza en el lenguaje diario, con el significado de “opinión personal sobre un tema o una cosa”, la opinión de una persona a veces es calificada como “su filosofía”. Es decir, la comprensión del término se ha reducido vulgarmente de ser una inquietud general de todos los hombres por alcanzar la verdad, a ser una inquietud personal de algunos hombres sobre sus puntos de vista personales.

Según se menciona, la palabra “filosofía” fue empleada primero por Heráclito, un presocrático del cual se guardan algunos fragmentos, pero que no un escrito por entero.  Quizás él fue el primero que usó la palabra “filosofía” en el sentido propio de ese término. Heráclito decía que la filosofía era “el conocimiento de muchas cosas”. A Pitágoras también se le atribuye haber dicho que él era un “filósofo”. Tenía una concepción muy particular de lo que significa “filosofía”, era para él tanto un conocimiento teórico como práctico, de cierta práctica de vida.

¿Qué intentaba conseguir el hombre antiguo a través de la filosofía, y qué supone el hombre actual al plantear cierta filosofía “propia”? El hombre antiguo concebía la filosofía como un conocimiento de la verdad o de la realidad, y el hombre actual, cuando habla vulgarmente de “su filosofía”, concibe más bien ciertos pensamientos personales suyos. Entonces, ambos seres deberían necesariamente buscar cosas muy disímiles y hasta contradictorias entre sí. Veamos qué es lo que busca cada uno.

El hombre antiguo intentaba conseguir la sabiduría; los griegos distinguían, como en todas las lenguas avanzadas se distingue, entre conocimiento teórico, al que llamaban episteme, nuestro actual “conocimiento científico”, y sabiduría, a la que llamaban sofía. Para el hombre actual la sabiduría no es tan importante, o mejor dicho, ha desaparecido de su horizonte intelectual, y lo que importa es sólo el conocimiento, y cuanto más efectivo, y más resultados se puedan conseguir con ese conocimiento, mejor aún.

¿Cómo concebía el hombre antiguo la Sabiduría? No era para él un saber erudito, un saber abstracto o puramente teórico, como podríamos imaginar ahora el conocimiento que tiene un científico, sino que era un saber a la vez teórico y práctico. Sabiduría era conocimiento y experiencia de lo que se conoce, actuación de acuerdo al conocimiento. La palabra “saber” tiene que ver con “sabor”, es decir con la experimentación de algo. La experiencia que implicaba la verdadera filosofía consistía, entonces, en un modo de vida. No faltaron críticas a los filósofos más famosos de occidente sobre la base del modo de vida que exhibían, en contradicción con su propio pensamiento.[1]

El hombre antiguo reconocía, además, una diferencia entre la realidad y la apariencia, algo fundamental para saber cómo pensaba. Lo real y lo aparente eran dos cosas muy diferentes para él, pero cosas constitutivas del ser, de lo que existe. El hombre actual, por el contrario, considera vulgarmente que la ilusión, o lo aparente, es solamente un error de su conocimiento, que él simplemente pensando tendría acceso directo y sin problemas a la verdad, a la realidad, y que eso que él piensa es sin duda real. El hombre antiguo decía que aún pensando era muy difícil llegar a la realidad y a la verdad.

Para el hombre antiguo había un sentido racional en todo lo que existe, en todas las cosas, sentido que la razón o intelecto humano podría descubrir, y a lo que se llamó realidad o verdad. Ese sentido racional, contenido en cada cosa, se podría captar a través del intelecto, y tal era la realidad de la cosa y su verdad.

Había, además, un principio de todas las cosas del cual todas ellas dependían, y conocer ese Principio significaba conocer la Verdad o la Realidad máxima. Para el hombre actual, en cambio, existen muchos principios, y en cada cosa, o en cada orden de cosas, se manifiestan principios diferentes. Ya no se concibe muy fácilmente, como la hacía el hombre antiguo, un Principio universal, de todas las cosas.

Para el hombre antiguo había, por otra parte, una manera de ver las cosas que no era verdadera y real, y de allí surgía lo aparente o ilusorio del mundo. Pero no se trataba de un asunto de error de conocimiento, simplemente, sino de algo que había en el ser del hombre; lo que el hombre era le impedía ver la realidad. Entonces, el hombre mismo debía modificarse, transformarse a través del conocimiento, o de la sabiduría, o de la filosofía, todo lo cual es lo mismo, y recién entonces tenía la posibilidad de entrar en contacto con la realidad. Esto es lo que propone Platón, por ejemplo.

La verdadera filosofía, como otra de sus características, desde el inicio fue contraria a la mitología que se difundía entre la mayoría de la población, y que inclusive formaba parte del sistema ideológico básico de la sociedad griega. Platón se opuso a todo ese tipo de mitología, y Sócrates fue muerto, en definitiva, por ello. Los filósofos antiguos querían conocer la razón o fundamento de todas las cosas, no el mito con que se encubría la realidad o la verdad bajo una explicación incoherente, como que numerosos dioses imponían un determinado orden en el cosmos, dioses que ellos mismos estaban sometidos a ese orden, y que más o menos vivían como los hombres, se peleaban como los hombres, se celaban como los hombres, y opinaban como los hombres. Es decir, los dioses del paganismo eran parte de la naturaleza…

Aunando todas estas características que hemos estado comentando, ¿qué tipos de filosofía hubo en la historia? Esta es nuestra segunda pregunta. Según nuestro criterio, de lo que queda dicho, que podríamos dividir en dos la historia de las filosofías. Unas filosofías intentaban adquirir la sabiduría, y un tipo de vida o de experiencia que cambia al hombre, lo que era más propio de la filosofía antigua, y otras filosofías que surgieron, sobre todo a partir del Renacimiento y de la modernidad, e intentaron adquirir un conocimiento puramente teórico, como ha llegado a ser la filosofía actual, un saber abstracto y si se quiere erudito sobre la filosofía.

La filosofía en su sentido tradicional, clásico, como amor a la sabiduría, consiste también, aparte del saber teórico y del modo de vida, en una ética o conducta moral; en un determinado conocimiento del cosmos, que no es el conocimiento que nos da la ciencia física, la química y demás ciencias actuales, sino un conocimiento de otro orden, que no busca la estructura material de las cosas, sino la esencia, el sentido de todo lo que existe. Además, pretende un determinado conocimiento de Dios y el concepto verdadero de lo que significa vivir en comunidad, es decir un pensamiento político. Todo esto que era el contenido de lo que se llamaba “filosofía” antiguamente, hoy ha desaparecido o quedado debilitado, se ha atomizado.

Ante este panorama, nuestra tercera pregunta es, ¿qué problema nos interesaría plantear a nosotros sobre el estado actual de la filosofía? Primero, no nos interesa una investigación de la historia de la filosofía, para conocer todos los pensamientos filosóficos, o los sistemas de pensamiento que hubo hasta el presente. Segundo, no nos interesa tampoco conocer una filosofía en particular, que nos enseñe cuál es la verdad o la realidad, para que nosotros la sigamos. Tercero, no nos interesa criticar a ninguna filosofía en particular, presente o pasada. Lo que nos interesa, realmente, es conocer la crisis, o usando otros términos, la desorientación y confusión en que se encuentra el hombre actual, conocer esto al menos para utilidad y beneficio personal. Nos interesa estar en claro sobre en qué consiste esa crisis del pensamiento, y tratar de resguardarnos a nosotros mismos de ella, si es que podemos hacerlo. Porque la desorientación y la confusión en que vive el hombre actual es destructiva para cualquiera. Como en la Babel de las muchas lenguas, hoy es difícil reconocer la verdad, la realidad, sino que predomina la confusión.

¿Existe hoy la filosofía?

Vamos a hacernos otras dos preguntas: ¿Existe actualmente la filosofía, o estamos hablando de algo fantasmagórico? Como se sabe, en la facultad de filosofía se intenta creer que la filosofía todavía existe. Ese es un lugar donde trabaja mucha gente, y tienen el derecho gremial a defender la existencia de su fuente de trabajo. La otra pregunta que queremos hacer es: ¿Qué importancia puede tener actualmente el pensamiento filosófico?

Contestando primero a si existe actualmente la filosofía, podríamos decir que no, por varias causas. La mayoría de las ciencias actuales se han independizado de la filosofía, como la física, la astronomía, la psicología, la teología racional occidental, la lógica, etc. Al independizarse han dejado un gran vacío en lo que antiguamente se llamaba “filosofía”.

Antiguamente la filosofía investigaba globalmente tres cosas que conforman toda la realidad: el hombre, el mundo y Dios. Eran tres sectores que, con el paso del tiempo, uno de ellos, Dios, en occidente, se convirtió en el tema de la religión cristiana, con bases algo distintas a la filosofía, aunque se sirva de ella en la teología racional. La teología cristiana se formó sobre la base de la filosofía griega.

En cuanto al segundo tema, el mundo, o la cosmogonía y la cosmología (cosmogonía significa “origen del mundo” o de la realidad, y cosmología el estudio de la estructura de la realidad), los dos temas se convirtieron en el objeto de estudio de varias otras ciencias, y salieron de la filosofía. Aparecieron la física, la química, las matemáticas, la astronomía, etc.

Por último, el sector que se conservó bastante tiempo dentro de la filosofía fue el estudio del hombre. Pero en los tiempos actuales se convirtió en objeto de estudio de varias otras ciencias, independientes de la filosofía, por ejemplo, de la psicología, la antropología, la sociología, la historia, la política, etc. En conclusión, la filosofía se ha quedado sin objeto de estudio, es decir no tiene tema.

Por el contrario, desde otro punto de vista, podríamos responder a nuestra pregunta inicial sosteniendo que todavía existe la filosofía, si consideramos el modo que se la estudia hoy. Se la estudia como historia del pensamiento, o se investiga en ella las bases racionales que tiene el conocimiento humano, sus bases lógicas. La lógica todavía se sigue estudiando en parte dentro de la filosofía, y en parte fuera de ella. O, inclusive, podríamos afirmar que existe la filosofía como estudio del pensamiento científico, respecto de las bases de las ciencias, o de la historia. Existen una filosofía de la historia, como la definió Voltaire, y una filosofía de la ciencia. En estos casos la filosofía siempre aparece como auxiliar de otras ciencias, como un conocimiento aleatorio que les sirve a ellas.

Una tercera respuesta sobre si existe la filosofía, o debiera existir, podría consistir en plantearse el retorno a los temas más propios de ella, que son el hombre, el mundo y Dios, sin interesarnos si se desgajaron de ella y son objeto de otras ciencias, o dejaron de desgajarse, porque nuestro punto de vista en tal caso no sería el punto de vista de las ciencias. Nuestra meta no coincidiría con la de las ciencias, y nuestro punto de vista sería más elevado. No nos interesaría, pues, si esos temas son o no tratados de otro modo por otras ciencias.

Para ir terminando. La filosofía muestra un interés universal, no un interés meramente particular sobre un objeto; su punto de vista es global respecto de todas las cosas. En tal sentido, todavía hay una inquietud filosófica en todos los hombres. Desde ese punto de vista universal, todos los hombres tienen una pizca de filósofos. La filosofía desea conocer el camino hacia la felicidad del hombre, en qué consiste su mejor conducta.

Nuestro criterio es que no existe la filosofía en el sentido antiguo, como conocimiento y virtud (o modo de vida), y que ha sido suplantada en tal sentido por otros métodos más eficaces, si así se puede decir. Por un lado, la ciencia moderna la suplantó en el conocimiento del mundo material de un modo más eficaz. Por otro, las doctrinas metafísicas o espirituales, como las religiones orientales y otras, plantean un tipo de conocimiento y de vida espiritual que supera lo que planteaba la filosofía antigua griega, por ejemplo. Tal es nuestro punto de vista, finalmente.

Aunque sería posible que haya todavía un nivel de personas que, desinteresándose de las ciencias, puedan ejercer un tipo de conocimiento filosófico sobre el mundo, y se queden al margen tanto del estudio formal de las ciencias, como de la práctica de una vida espiritual y de un sistema de conocimiento como el que contienen las religiones orientales.

Otro nivel de personas, por el contrario, observan que la filosofía antigua, a la que apela occidente como el origen de su pensamiento racional, no es más que un estadio, una etapa en la aparición de lo que llaman “tradición”, y que los filósofos antiguos como Platón y Pitágoras, no son más que grandes iniciados. Pero agregan que el lapso de “eficacia” de esas doctrinas ha pasado, y que actualmente debemos seguir a la tradición en su camino, pues ha avanzado mucho desde la aparición de la filosofía clásica. Por ello, sostienen que inclusive la filosofía clásica está superada.

La importancia actual de la filosofía

¿Qué importancia puede tener, actualmente, el pensamiento filosófico? De lo dicho se desprende que la filosofía clásica occidental no tiene salida: Ella es una etapa de la vida del pensamiento humano que ha sido superada. El ejemplo de las antiguas filosofías no se puede reproducir, su estilo de vida y de conocimiento no se pueden ya imitar. Por otra parte, cada época tiene su propio pensamiento más adecuado a ella.

En occidente, la filosofía ha terminado siendo un conocimiento sin rumbo que muestra un sin fin de contradicciones, y que no es necesario ya para la vida práctica de los seres humanos. La filosofía moderna y actual se ha   transformado en un lenguaje exclusivo para eruditos, que nada pueden decirle al hombre común. Nadie se preocupa ya de ella.

Hay, sobre todo, una división o divorcio entre el pensamiento y la acción en la filosofía actual, ella se ha reducido a un puro pensamiento sin un actuar o conducta consecuente, un pensamiento abstracto que no produce un cambio práctico en las personas, ni muestra generalmente ella misma, la filosofía, interés en introducirse en la vida de los seres humanos no eruditos en su materia.

Entonces, yendo al último párrafo, nos planteamos que, si la verdad es de todo tiempo y lugar, y tuvo grandes adeptos, ¿acaso esa verdad trascendente que hiende todos los planos y todas las dimensiones, hasta llegar a la nuestra y traspasarla, no estuvo ella misma reflejada en la filosofía clásica, en la de un Pitágoras, de un Parménides, de un Heráclito, de Sócrates y Platón? Creemos que sí, que esos filósofos fueron grandes maestros de la humanidad, que no fueron simplemente pensadores modernos, al estilo de Kant, o de Hegel, sino que fueron grandes adeptos de verdades que traspasaban el mundo del idioma y de la palabra.

Comprobamos finalmente que las preguntas radicales todavía siguen existiendo para el hombre, aquellas que dieron inicio a la filosofía: ¿Qué sentido tiene la existencia o la vida?, ¿cuál sería el fin último de todo?, ¿qué sentido tiene el universo?, ¿hay un Principio de todas las cosas?, ¿qué soy?, ¿qué es el pensamiento?, ¿qué es la belleza?, ¿qué es la verdad?, ¿qué es la realidad? Todo esto se sigue planteando por parte del ser humano, y todavía genera en él diversos tipos de respuestas, que la filosofía nunca ha podido agotar.

© Prohibida la reproducción parcial o total del texto sin citar al autor Sheij Alí Al-Husainí www.islamsiglo21.com

[1] Consultar al respecto a Giovanni Pappini, El crepúsculos de los filósofos, ed. Claridad, Buenos Aires, 1948.

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