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Fauuád Magnánimo, Espléndido, Prodigador

Nombres relacionados:

*Karím Generosísimo, Liberalísimo, Noble

*Mannán Dador Generosísimo (de bienes)

*Razzáq Dador Providente

*Básit Prodigador, Liberalísimo

*Uási´ Amplísimo

*Shakúr Graciabilísimo, Proveedor de todo

Fauuád tiene el mismo sentido que el nombre faiiad (ver https://www.islamsiglo21.com/faiiad-efundente-dadivosisimo/) aunque en este último lo que predomina es lo metafísico, y en Fauuád predomina sobre todo lo material y mundano. Debemos tener en cuenta que para el Islam la vida del mundo es tan importante como la del más allá, y las concibe como una continuidad en tanto una es el antecedente y la que condiciona a la otra. Lo anterior a la vida del mundo se concibe como “inexistencia”: ¿Cómo podéis rechazar a Allah cuando erais inexistentes, y Él os dio vida, luego os dará muerte, luego os revivirá, y a Él seréis retornados? (2:28) 

La riqueza no es determinante de la felicidad, sino que permite lograr el ocio suficiente para alcanzar el conocimiento y la virtud. A veces es una condena para aquellos que se apegan a ella y se convierten en sus esclavos, como también puede ser un medio de opresión e injusticia, porque Allah la otorga tanto a creyentes como a impíos. Por cierto que tu Señor dispensa la riqueza a quien Él quiere, y [si quiere] la restringe. Por cierto que Él es Informadísimo, Videntísimo respecto de Sus siervos (17:30) Los creyentes usan la riqueza para el bien de sí mismos y sus familias, y para contribuir a la Causa de Allah, y son conscientes de que no les pertenece en forma absoluta, sino que la poseen como administradores de Allah. En definitiva, la riqueza se resume en poder, y su posesión puede producir injusticia y destruir al mismo poseedor. 

Menciona el Sagrado Corán seis orígenes de la riqueza en el mundo: Se le hizo encantador a los hombres la afición a las pasiones: por las mujeres, la prole, los caudales acumulados de oro y plata, los corceles señalados, el ganado y los sembradíos: Tal es el goce de la vida mundanal, pero Allah tiene el Mejor Retorno (3:14). Y sabed que vuestra riqueza y vuestros hijos son una prueba, y que Allah tiene una extraordinaria recompensa (8:28)

La provisión o riqueza tiene una función en este mundo que procede de la creación de Adan (BP) cuando Allah Exaltado le permite gozar de todos los bienes paradisíacos, excepto de aquello que le veda para su bien. También el Sagrado Corán especifica ciertas prohibiciones, perjudiciales para el humano. Pero todas las riquezas terrenas pertenecen por derecho a los creyentes, y son usurpadas por los impíos (kuffar) que las detentan de hecho. Los injustos predominan en la sociedad humana en todas las instituciones y las corrompen, especialmente las religiones, cumpliendo con la tarea de Satanás (L) de destruir a la humanidad: Exclamó: “¡Entonces, por haberme Tú descarriado les asecharé en Tu Camino Recto. Luego los acometeré desde sus delanteras, y desde sus dorsos, y por sus derechas, y por sus izquierdas, y no encontrarás a la mayoría de ellos agradecidos” (7:16-17).

La indigencia, la miseria, la pobreza extrema son detestables para el Islam. Parte de la dignidad del hombre es que tenga una subsistencia satisfactoria, por lo cual los que son creyentes deben tener asegurada su subsistencia. No existe en el Islam una mentalidad de mortificación ascética para alcanzar la perfección, como sucedió históricamente en el cristianismo, detesta la indigencia porque Allah Exaltado constituyó al ser humano para el goce de Sus mercedes, no para el hambre y las penurias, y le proveyó abundantemente todas las cosas buenas: Di [Profeta]: “Ello pertenece a los que son creyentes, en la vida del mundo, pero lo serán plenamente [y únicamente de ello] en la Resurrección” (7:32) Los bienes del mundo pertenecen por derecho a los que son creyentes, y los detentan los impíos por usurpación. Si cunde la miseria es porque hay injusticia en la sociedad, y los que son creyentes deben empeñarse en eliminarla. Allah Exaltado no bendice a una comunidad que se conforma con la injusticia, como dice una tradición del Profeta (BPDyC): “Allah no bendice a una comunidad en la cual el subyugado no reivindica su derecho de los pudientes”.

La provisión o riqueza (rizq) no se limita a los bienes materiales sino, y sobre todo, a los dones espirituales, porque mientras los primeros se abandonan, se pierden, se corrompen y desaparecen, los espirituales perduran, y son recompensados por Allah Exaltado. Esos dones están ligados especialmente al conocimiento, y se concretan a través de las obras de bien del creyente. Un aspecto particular de dichas obras son “los derechos de Allah”, y más aún los actos meritorios, como el dhikr de Allah y demás actividades espirituales. Dijo el Imam Muhámmad Al-Baqir (P) que en la noche del designio “Allah, Bendito y Exaltado, aumenta para los creyentes lo que ellos han obtenido” Es decir, gracias a Su Generosidad, estableció para los creyentes una Noche, en la que les aumenta Sus dones sin medida. Los dones materiales en este plano se corresponden con los dones espirituales en el más allá, no presentando más que diferencias de grado entre sí. 

Los dones provenientes de Allah elevan al particular, manifiestan su identidad, la esencia de cada humano, aquello que Allah ama, y por lo cual cada uno es distinto. Dice el Sagrado Corán: Él es quien os da a ver Sus signos, y hace descender del cielo riqueza para vosotros, pero no se persuaden sino los arrepentidos (40:13) En la fuente sunnita Perlas esparcidas dice: “Cuando fue revelado este versículo: ¿Quiénes harán a Allah un préstamo bonísimo, para que Allah se lo redoble multiplicadamente? (2:245), vino al Profeta (BPDyC) Abu Al-Dahdáh [uno de sus seguidores] y le dijo: `¡Profeta de Allah!: Veo a un Señor que nos pide préstamo de lo que Él nos dio a nosotros. Yo tengo dos terrenos, uno en lo alto, y otro en lo bajo, y he dispuesto dar el mejor en caridad’“. Y el Profeta (BPDyC) solía decir después de ello: “¡Cuántas palmeras cargadas de frutos e inclinadas por su peso hay en el Paraíso para Abu Al-Dahdáh!” (T, II, p. 292).

En cuanto a la amplitud, nobleza y generosidad del Profeta (BPDyC) expresó el Imam Yá`far Al-Sadiq (P): “Nunca le fue pedido algo al Mensajero de Allah (BPDyC) que él lo negara, si lo tenía lo daba y si no lo tenía decía: `Si Allah quiere te lo daré’. Y nunca retribuyó a su ofensor con un mal, y nunca se enfrentó con una expedición enemiga sin que asumiera personalmente el combate, desde que se le reveló el versículo: ¡Combate pues tú por la Causa de Allah! No comprometas sino a ti mismo (4:84) (T, V, pp.27-28)

En Perlas esparcidas se cuenta de parte de Ibn Abbás un episodio que manifiesta la entrega del Profeta (BPDyC) por sus ideales, donde se evidencia que la Determinación divina es siempre excelente para el ser humano: “Iba como acompañante de montura del Mensajero de Allah (BPDyC) y me dijo: ‘¡Ibn Abbás!, ¡Confórmate con lo que Allah determinó, aún cuando fuera lo contrario a tus deseos! Esto sin duda es confirmado por el Libro de Allah’. Pregunté: ‘¡Mensajero de Allah! ¿Dónde está eso, pues yo he leído el Corán…?’. Respondió: Quizás detestéis algo y ello sea bueno para vosotros, y quizás gustéis de algo que sea malo para vosotros. Allah conoce y vosotros no conocéis (2:216)” (T, II, p. 188). 

Entre las tradiciones se cuenta que uno de los defensores del Profeta (BPD) de Medina, llamado Abu Talhah, era la persona más rica entre ellos, y que el más amado de sus bienes era un pozo de agua llamado Bir Há’, cercano a la mezquita y casa del Profeta (BPD). Este solía ir allí a beber de su exquisita agua. Cuando fue revelado un versículo de la sura tercera, expresó Abu Talhah: “¡Mensajero de Allah!, Allah dice: No alcanzareis la bondad hasta que deis de aquello que amáis (3:92), y para mi el mejor de mis bienes es Bir Há’ [el pozo de agua] que yo ofrezco en donación a Allah, anhelando con ello la bondad y la recompensa oculta en lo de Allah, exaltado sea. ¡Empléalo, Mensajero de Allah, en lo que Allah te haga conocer!”. Respondió el Mensajero (BPDyC): “¡Bravo!, ¡bravo!, ¡tal es una riqueza rentable!, ¡tal es una riqueza floreciente [aquella que se da por amor a Allah]! Te he escuchado -continuó el Profeta- y considero que debes darla a tus parientes”. Contestó Abu Talhah: “¡Lo haré‚, Mensajero de Allah!”, y dividió la posesión del pozo entre sus parientes y sus primos paternos.” 

© Textos del Sheij Alí Al-Husainí recopilados por Aiman Fradkin y Hasan Gomez, editados por Bashir Gomez

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