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Iláh Divino, Divinidad

Ilah significa “Divino”, y corresponde a la esencia de todo ser creado, o ente manifestado, cuya única realidad es la Realidad divina.

El creado tiene como única realidad el Ilah, lo Divino, y es imposible el surgimiento de cualquier ente creado sin la presencia del Ilah, la Presencia divina que constituye cada ser. Es el vínculo con el Sí Mismo divino, que como un cordel, por el lado de cada ser, es el sí mismo de este, y por el extremo opuesto, es el Sí Mismo divino que resulta incognoscible. En conclusión, Ilah es la realidad de cada cosa real, siendo Allah en Sí Mismo el Real por excelencia.

La Ilaha illa Allah, “no hay Divino más que Allah”, manifiesta la Efusión del Ilah en cada ser creado. Su primer momento es en el mundo de la Manifestación, «desde la nada», es decir desde lo Absoluto, no desde la inexistencia de algo. La idea de Divinidad (Ilah) de la expresión La Ilaha illa Allah niega en Allah todo lo que no sea Él, niega en Él las cualidades y acciones de las cosas creadas, las que, contradictoriamente, sólo existen gracias a Él. La negación La, no (hay Divino), supone la negación de toda otra realidad  fuera de la Realidad divina, pues de lo contrario no sería  posible conocer la realidad verdadera de cualquier otra cosa, su Ilah. Además, La Ilaha niega que cualquier cosa tenga la Realidad plena que sólo pertenece a Allah.

En el Islam la consciencia llega a su plenitud en el autoconocimiento, siendo que “conocimiento” es idéntico a “consciencia”. Por lo tanto, el conocimiento o la consciencia en su estado pleno son signos de la Presencia divina en el hombre, signos de que los Atributos de Allah han llegado a su máxima expresión en una persona que alcanza la sabiduría. Dijo el Profeta (BPD): “El que se conoce a sí mismo conoce a su Señor” (T, VI, p. 169) lo que alude al versículo que expresa: Les haremos ver nuestros Signos en los horizontes, y en sí mismos [en sus propias almas], hasta que se les evidencie que es la Verdad [que Allah o la existencia es real] ¿Es que no es suficiente para ellos que tu Señor es Testigo de todo? (41:53), y en la tierra hay Signos [de la Realidad divina] para los de certidumbre, y también en sus almas, ¿es que no tienen visión? (51:20-21)

Por el contrario, en Occidente se vincula la conciencia exclusivamente con el ego, que el conocimiento es exclusivamente producto del hombre, que no hay un intelecto superior que nos otorga todo conocimiento trascendente, como la luz del sol manifiesta los colores. El intelecto superior es el origen del intelecto humano, pero lo trasciende, como el sol trasciende a las cosas. La relación de ese intelecto con el hombre es la que menciona Jesús (P) a sus apóstoles, cuando les dice: “Y cuando vayáis a ellos no os preocupéis por lo que habréis de decir, sino que el Espíritu Santo que está en vosotros, él hablará por vosotros”.

La identificación del intelecto con el ego prevalece en Occidente. Debido a esto el ego resultó muy exaltado y se le adjudicaron los atributos de la divinidad, resultando en el subjetivismo y el individualismo. Contrariamente a ello, en las tradiciones espirituales, y especialmente en el Islam, sigue prevaleciendo la doctrina sobre que el ego es un velo, y en última instancia, un enemigo que nos impide obtener el conocimiento de la realidad verdadera.

En cuanto al Profeta (BPD), las tradiciones lo destacan por encima del resto de los seres, como el Primer Manifestado, en el que cada cosa encuentra su fundamento. Si todo lo vemos en él, comprenderemos la incalculable Sabiduría de lo manifestado, y percibiremos en el corazón la Infinitud del Sí Mismo. El corazón es el fundamento de todo lo que el hombre comprende a través de su intelecto, gracias a una intuición directa, pura, anterior al pensamiento. Se puede asimilar a la Fítrah o esencia primordial del ser humano, que contempló las Luces divinas antes de nuestra aparición en este mundo.

Percibir en el corazón la Infinitud del Sí Mismo divino es intuirlo a través del Profeta (BPD), conocer las categorías de Muhámmad (BPD), en este y en el otro mundo. Se lo menciona con calificativos distintos, pero no por simple sinonimia, sino que cada uno significa una realidad distinta y complementaria, por el cual la materialidad del mundo espacio-temporal, representado por el Adán biológico, cobró vida. Muhámmad es el Adán Primordial verdadero, anterior al biológico, “la Obra Perfecta” que en la sucesión adámica constituye la cúspide o culminación de la misma, gracias a quien fue hecho todo. “El Hombre Perfecto” es por la perfección de los grados espirituales como Fin de la vida espiritual, síntesis de todos los grados, y dación bellísima de Allah al hombre. “La Manifestación de las Luces” nos devuelve al mundo metafísico puro, como la Primera Manifestación. Y por fin, el “Prisma Cristalino”, como fundamento de todos los particulares.

En la obra sunnita Kanzul Ummal, se registra de parte del Profeta (BPD): “Vi, la noche en que fui ascendido [a los cielos], fijado al pie del Trono: ´Yo soy Allah, no hay Dios otro que Yo. Creé el Paraíso del Edén con Mi Propia Mano. Muhámmad es la esencia de mi Creación. Lo fortifiqué con `Alí, le di la victoria por `Alí´”. Y también: “Cuando fui ascendido al cielo penetré en el Paraíso y ví inscripto al pie del Trono: “No hay Divino si no Allah, Muhámmad es Mensajero de Allah, Él lo fortaleció con `Alí”.

© Textos del Sheij Alí Al-Husainí recopilados por Aiman Fradkin y Hasan Gomez, editados por Bashir Gomez

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