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La Creación, el Profeta y el primer adhan

En una tradición muy conocida de parte de Yábir Ibn Abdallah Al-Ansári, un gran compañero, se dice: “Pregunté al Mensajero de Allah: ‘¿Cuál fue la primera cosa que Allah creó?’. Respondió: ‘La luz de tu Profeta, Yábir, Allah la creó y de ella creó toda cosa buena”. Explicó el Profeta (BPD): “En el comienzo, como en el final, solo era la Luz de este Profeta. Y entonces Allah posó su mirada en mí, y es tan Potente su mirada, que mi Luz se deshizo y transformó. Y de estas transformaciones surgieron `Israfíl, Mikaíl, Yibríl, los sostenedores, y los acompañantes. Y entonces Yibríl, de pie, sin que existiera suelo, y con su vista al cielo, sin que existiera firmamento, exclamó “ALLAHU AKBAR”, y mi corazón estalló en mil átomos de Luz, y repitió “ALLAHU AKBAR”, y los átomos de Luz se diferenciaron unos de otros, y nuevamente exclamó “ALLAHU AKBAR”, y se les dio a los átomos un comienzo y un fin, y repitió “ALLAHU AKBAR”, y los átomos comenzaron su movimiento. Entonces Yibríl exclamó “ASH-HADU AN LA ILAHA ILLAL-LAH” y los miles de luces se volvieron hacia su Señor, y Le contemplaron, y respondieron a su pregunta, diciendo: “¡Claro que si, Tú eres nuestro Señor!” (7:172). Y entonces Yibríl repitió “ASH-HADU AN LA ILAHA ILLAL-LAH”, y los átomos olvidaron lo que acababan de testimoniar. Y luego dijo Yibríl “ASH-HADU ANNA MUHAMMADAN RASULUL-LAH” y todo se volvió hacia mí, y los contemplé y me contemplaron, y los amé y me amaron, y me identifiqué con ellos y ellos se identificaron conmigo. Y repitió Yibríl “ASH-HADU ANNA MUHAMMADAN RASULUL-LAH” y entonces olvidaron lo que habían testimoniado. Y luego de eso dijo Yibríl “ASH-HADU ANNA ´ALIAN UALIIU-LAH” y los millones de pequeñas luces se dividieron en dos grandes grupos, unos a la derecha y otros a la izquierda, y entonces exclamó Yibríl “ASH-HADU ANNA ´ALIAN HUYYATUL-LAH” y algunos de la derecha fueron pasados a la izquierda, y algunos de la izquierda fueron pasados a la derecha. Y dijo Yibríl “HAII ´ALAS-SALAT” y cada cosa conoció la forma de alabar a su Señor, y no cesaron en Su alabanza. Y repitió Yibríl “HAII ´ALAS-SALAT” y solo al hombre se le hizo olvidar aquello que había aprendido. Y continuó Yibríl “HAII´ALAL FALAH” y cada cosa conoció su sustento y fue agraciada por Allah con mercedes. Y repitió Yibríl “HAII´ALAL FALAH” y al hombre se le hizo inmoderado el deseo de bienes y poder. Y entonces dijo Yibríl “HAII ´ALA JAIRIL ´AMAL” y fueron hechos surgir los Profetas y Mensajeros, desde Adán hasta mí, y luego surgieron los sabios, y hubo guerra y hubo paz, bondad e impiedad, dicha y dolor. Y las luces convertidas en hombres, formaron pueblos, y uno pasó tras otro, y con ellos sus acciones. Luego dijo Yibríl “ALLAHU AKBAR”, y los hombres fueron juzgados, y los bienaventurados gozaron del Jardín, y los perdidos gustaron del Fuego, y luego el fuego cesó y todo fue Jardín. Y dijo Yibríl “ALLAHU AKBAR” y todo fue aniquilado, menos los que habían sido primeros en ser manifestados. Y entonces Yibríl dijo “ASH-HADU AN LA ILAHA ILLAL-LAH” y desaparecieron él, y Mikail, e Israfil, y los sostenedores, y los acompañantes, todo excepto mi Luz. Y nuevamente estuve a solas con mi Señor, y fue tanta su Majestad, que comprendí que tampoco yo estaba ahí, y dije “ASH-HADU AN LA ILAHA ILLAL-LAH”, y entonces todo volvió a comenzar.”

Hay dos temas en la frase “Allah posó su mirada en mí, y es tan Potente su mirada, que mi Luz se deshizo y transformó”: En primer lugar, el hecho de que la luz divina posee una potencia que frente a ella todo desaparece, como en el caso de saiídina Musa (P) que desapareció ante la Luz divina (de lo que se deduce también que esta Luz puede graduarse). En segundo lugar, que aquel que recibe la Luz divina, ese ente a quien llega, es también un ser de luz, es la automanifestación divina en un grado determinado. 

“De estas transformaciones surgieron `Israfíl, Mikaíl, Yibríl, los sostenedores, y los acompañantes” Los ángeles tienen distintas categorías, y entre ellos están los que producen la acción universal con sentido. Los Atributos de la Acción “son de los ángeles”, Acción cuyo único Agente es Allah, y que discurre por todo lo creado armonizándolo y dándole sentido (L1,PrI:8). 

Hay realidades de lo que Allah quiso, y surgen de lo que Allah quiere, y no tienen de sí ninguna forma preestablecida. Mas no tienen prueba en su existencia, no tienen voluntad, no tienen cambio, así como surgen son, pero tienen función sin voluntad propia, son agentes del Querer de Allah. Son surcadas por el Vínculo, si no, no tendrían función. El Vínculo es el Segundo Adquirido, que constituye el medio de la automanifestación de toda realidad, está presente en toda manifestación de la realidad, en todo aspecto, nada está exento de él, nada es sin él… sea en potencia o concreción” 

Los “ángeles superiores”, son citados por el Sagrado Corán: El que sea enemigo de Allah, y de Sus ángeles, y de Sus Mensajeros, y de Gabriel, y de Miguel [que sepa] que sin duda Allah es enemigo de los impíos (2:98) Los que sostienen el Trono y lo rodean glorifican en Alabanza a su Señor y en Él creen, y piden Indulgencia para los que son creyentes, diciendo: “¡Señor nuestro! Tú abarcas todas las cosas con Misericordia y Conocimiento ¡Perdona, pues, a los que se arrepienten y siguen tu Sendero, y presérvalos del castigo de la Hoguera!” (40:7) Verás a los ángeles ciñendo el Trono, glorificando en alabanza de su Señor, y se dirimirá entre ellos [entre los hombres], y se dirá: “¡La Alabanza sea con Allah, Señor de los seres!” (39:75) Y únicamente determinamos que los guardianes del Fuego fueran sólo ángeles, y su número [diecinueve] meramente lo establecimos sólo como una prueba que encisma a los que son impíos (74:31) Y el cielo se hendirá, y entonces será endeble, y los ángeles estarán [de pie] en sus confines, y el Trono de tu Señor ese Día estará sostenido encima de ocho [ángeles superiores] (69:16-17).

“Los sostenedores” y “los acompañantes” son entes de Luz. En Al-Káfi se relata un diálogo entre Alí Ibn Abi Tálib (P) y un patriarca cristiano caldeo: “El patriarca preguntó a Alí (P): ‘Infórmame sobre Allah, Poderoso y Majestuoso, ¿Él sostiene el Trono, o el Trono le sostiene a Él?’ Respondió: ‘Allah, Poderoso y Majestuoso, sostiene el Trono y a los cielos y la tierra, y todo cuanto hay en estos y entre estos. Tal es el dicho de Allah, Poderoso y Majestuoso: Por cierto que Allah sujeta los cielos y la tierra para que ambos no se desvanezcan, pero si realmente se desvanecieran nadie fuera de Él podría sujetar a ambos. Por cierto que Él es Prudentísimo, Indulgentísimo [35:41]’. Dijo [el patriarca]: ‘E infórmame sobre Su dicho: Y el cielo se hendirá, y entonces será endeble, y los ángeles estarán [de pie] en sus confines, y el Trono de tu Señor ese Día estará sostenido encima de ocho [69:16-17] ¿Cómo es esto, cuando tú afirmaste: Que Él sostiene el Trono y los cielos y la tierra?’ Respondió el Emir de los creyentes (P): ‘En verdad Allah, Bendito y Exaltado, creó al Trono de cuatro luces: Una luz roja de la cual se enrojece lo rojo, y una luz verde de la cual se verdea lo verde, y una luz amarilla de la cual amarillea lo amarillo, y una luz blanca de la cual emblanquece lo blanco. Tal es el Conocimiento que Allah cargó a los sostenedores [del Trono]. Y esto [el Conocimiento] es una luz de la Luz de Su Magnificencia, y por Su Magnificencia y Su Luz tienen visión los corazones de los creyentes, y por Su Magnificencia y Su Luz se Le contraponen los ignorantes, y por Su Magnificencia y Su Luz cuantos hay en los cielos y en la tierra, todas las criaturas, anhelan el vínculo cercano a Él, con las obras más disímiles y las distintas religiones. Entonces toda cosa es sostenida, Allah la sostiene, con Su Luz, y Su Magnificencia, y Su Omnipotencia, ella no puede alcanzar para sí daño ni beneficio alguno, ni muerte ni vida, ni resurgimiento. Por lo cual toda cosa es sostenida, y Allah, Bendito y Exaltado, es Él que sujeta para que ambos no se desvanezcan, y el que las abarca por encima de toda cosa, y es Él la vida de toda cosa, y la luz de toda cosa. ¡Glorificado y exaltado sea de lo que afirman [los ignorantes e impíos], es una gran abominación!’ Le pidió el otro: ‘Infórmame entonces sobre Allah ¿Dónde está Él?’ Respondió el Emir de los creyentes (P): ‘Él está aquí y allá, y arriba y abajo, y abarcándonos, y con nosotros. Y este es el dicho [del Sagrado Corán]: No hay confidencia entre tres, sin que Él sea el cuarto, ni entre cinco sin que Él sea el sexto, ni menos que esto ni más, sin que Él esté con ellos dondequiera se encuentren [58:7] Así pues, el Escabel abarca los cielos y la tierra, y los que hay entre ambos, y lo que hay por debajo, y aunque tú no expreses lo que dices Él conoce lo secreto y lo más oculto. Tal es Su dicho: Su Escabel abarca los cielos y la tierra, pero no le fatiga cuidar de ambos, siendo Él Elevadísimo [respecto de toda representación], Infinito (2:255) Por lo que los sostenedores del Trono son los sabios a los que Allah les cargó con Su Conocimiento. Y no se exime de estos cuatro [modos o colores] nada que Allah haya creado en Sus Dominios, y tales son los Dominios que Allah hizo ver a Sus elegidos, y le hizo ver a su íntimo [Abraham], diciendo: Y así es como hicimos ver a Abraham los reinos de los cielos y de la tierra, y para que sea de los de certidumbre [de la Realidad divina] (6:75) ¡¿Cómo habrían de sostener a Allah los sostenedores [del Trono] si por Su Vida viven sus corazones, y por Su Luz se guiaron hacia el Conocimiento de Él?!’” (T, VIII, pp. 162-163), la tradición continúa. Existen dos sentidos de “sostener el Trono”: Uno el angelical por el cual se manifiestan los cuatro modos de todas las realidades, y otro es el humano por el cual los sabios son “los sostenedores del Trono”, es decir los transmisores de la sabiduría de Muhammad (BPDyC) y de Alí (BP).

La tradición indica cuatro etapas: “mi corazón estalló en mil átomos de Luz” es decir los entes se auto manifiestan; “los átomos de Luz se diferenciaron unos de otros”, adquieren sus atributos, su función; “se les dio a los átomos un comienzo y un fin” es decir, se les da existencia, los establece en un plano determinado; “los átomos comenzaron su movimiento”, adquieren la voluntad, el sentido, y vemos que todas las cosas tienen, de algún modo, “voluntad”. 

La tradición destaca el acto de testimoniar, que significa hacer patente lo que ya está en uno, porque el testimonio es precedido por la evidencia. Si no hay evidencia de conocer lo que se testimonia ello es imposible. El testimonio confronta con el olvido, que es la condición natural del ser humano, y así como el ser humano capta las cosas, también olvida. 

El testimonio es conocimiento, y el olvido es ignorancia, que en definitiva nunca es total, pues se puede superar. Y habíamos, sin duda pactado con Adán, pero éste olvidó, y no encontramos en él constancia (20:115) Fue interrogado el Profeta (BPDyC): “¿Por qué no vemos a nuestro Señor directamente, si Él está presente en todas las cosas?” Respondió: “Porque el hombre fue constituido sobre la ignorancia”, es decir, sobre el velamiento. Sus propios sentidos constituyen un velo, en tanto son medios, y toda mediación es velamiento. Nosotros por cierto ofrecimos el depósito sagrado (el aql o intelecto, lo característico o propio de la humanidad) a los cielos, a la tierra y a las montañas, pero ellos rehusaron soportarlo y recelaron de ello. Pero lo asumió el hombre: Sin duda que éste es inicuo [consigo mismo] e insensato (33:72) Se testimonia lo que ya está presente, que se desvela. 

El conocimiento, entonces, ya está presente en nosotros, y lo que testimoniamos realmente es la Realidad divina. La ignorancia, el olvido, es necesario para el conocimiento. No es ausencia, sino velamiento. Todo lo que es conocimiento de la verdad el humano lo tiene que descubrir, desvelar. La mención del olvido en cada instancia funda la necesidad del combate espiritual, para alcanzar el conocimiento y la purificación.

El testimonio de la Realidad divina aparece en el Sagrado Corán: Y he aquí que tú Señor tomó a la descendencia de Adán de sus entrañas, y los hizo testimoniar por sí mismos: “¿Acaso no soy vuestro Señor?”. Respondieron: “¡Claro que sí, testimoniamos!” (7:172). Entonces el testimonio implica el autoconocimiento, porque testimoniamos por nosotros mismos, sin apelar simplemente a la orden divina de testimoniar, aunque ninguno se niega a hacerlo.

La tradición deja constancia de la existencia de dos grupos humanos: los que testimonian y adquieren el autoconocimiento, se esfuerzan por él, y los que callan y son negligentes. La completitud está en testimoniar las tres instancias: testimoniar la Realidad divina, testimoniar la realidad profética y testimoniar el Imamato, establecido por Allah como la categoría máxima entre los hombres (2:124). 

“Cada cosa conoció la forma de alabar a su Señor, y no cesaron en Su alabanza”, vemos aquí que la diversidad de adoraciones, devociones o pensamientos sagrados son legítimos, y esto implica a todo ente creado: Le glorifican los siete Cielos y la tierra, y cuanto hay en ellos, y no hay nada que no glorifique en Su Alabanza, pero no comprendéis sus alabanzas (17:44).

“Haii al al-Falah”, es el sustento y los atributos particulares que el ser recibe, o, en segundo término, su transgresión. En el islam, el mal no es por sí mimo, sino solo transgresión, extralimitación. El mundo es solo un goce pasajero: No obtenéis nada [en este mundo] que no sea el goce pasajero de la vida mundanal, pero lo que está en lo de Allah es mejor y lo más perdurable para los que creen y a su Señor se encomiendan (42:36).  Y expresó Alí (P): “Engrandece la idea de Allah en ti y se empequeñecerá el mundo”.

“Haii ´ala jairil-´amal”: las personas de “la mejor acción” son los Profetas y Mensajeros (BP), y luego, los sabios, y por necesidad surgió el enfrentamiento entre la fe y la impiedad.

Por último, los engrandecimientos siguientes simbolizan el Retorno a Allah Exaltado, para el Juicio, y finalmente la desaparición de todas las cosas, solo subsistiendo la luz del Primer Manifestado o Rostro de Allah, del que se manifestará el nuevo ciclo.

© Textos del Sheij Alí Al-Husainí recopilados por Aiman Fradkin y Hasan Gomez, editados por Bashir Gomez

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