La emigración (1° Parte)
La emigración (1° Parte)
Acerca de la emigración de la yamá‘ah dijo nuestro Murshid: «A fines de diciembre de 1992 realicé una Jaluah de 28 o 29 días de duración, como se me había inspirado. Al terminar anuncié que iban a ocurrir grandes cambios en la yamá‘ah, como se me había dicho, aun cuando no sabía todavía cómo iban a ser esos cambios. Luego dos o tres miembros de la yamá‘ah comenzaron a recibir anuncios sobre la emigración. Existían algunos indicios desde algunos años atrás, pero eran muy dispersos, y no adquirieron sentido hasta ese momento. Había visiones sobre lugares de montaña, con vegetación específica, y el nombre de un lago. A fines del 1993 se recibieron indicaciones precisas: El lugar, el porqué de la emigración, su importancia. En 1995 vinimos por primera vez a San Martín de los Andes, casi como mochileros, trasladándonos en un ómnibus y siguiendo aquí las indicaciones de las visiones.
Había discrepancias entre dos miembros de la yamá‘ah que habían recibido mayor información, en cuanto a emprender el viaje a través de la montaña, o desde el llano, discrepancia que quedó luego aclarada, porque correspondía a los dos accesos posibles al lugar: Desde Chile, o desde la Argentina.»
Informe del viaje al territorio de Madinat al-Husein elaborado por los testigos presenciales
Al-Hamdu lil-Lahi Rabbil Alamin ua bihi nastain ua salla Allahu ala Saiidil-Mursalin ua ‘ala Alihi at-Taiibina at-Tahirin al-Aimmatil-masumín siiima Saidina Al-Mahdi Sahibiz-Zaman aleihi as-silam. Allahumma salli ua salim ua baric ala Saiidina Adam ua Idris ua Nuh ua Ibrahim ua Musa ua Isa ibn Mariam ua Saiidina Al-Jadr ua radial-Lahu an as-hábin-Nabii, alehi as-salat uas-salam, ua an as-hábil-Mahdi alehi as-salam, siiama as-Saiied Muhammad, uas-Saiied Zacaria uas-Saiied Al-Muta uas Saiied Ali Al-Huseini.
SALIDA- Viaje en micro y sus detalles salientes
Salimos de Buenos Aires el martes 17 de enero de 1995 (15 de Shaaban de 1415). Por indicación del Múrshid, la Complacencia de Allah sea con él, hicimos una Fátihah en el momento de la partida, y posteriormente nos dijo a cada uno de nosotros que ése era un momento histórico por cuanto señalaba el primer acto de la Restauración.
Sidi Abdulkarim había hecho una súplica para que se le facilitara durante el viaje información sobre el lugar que visitaríamos y, efectivamente, tuvo oportunidad de dialogar con una pasajera que conocía muy bien la zona y le aportó muchos datos.
Durante el viaje, dos miembros del grupo soñaron que nos esperaban el Profeta (BPDyC), el Imam Alí (P), el Imam Al-Mahdi (P) y Saidina Al-Jadr (P).
Durante una de las paradas del micro nos encontramos con la desagradable sorpresa de ver a dos personas enemistadas con el Sheij, quienes a su vez nos reconocieron a todos, e identificaron el micro en que viajábamos.
DIA MIERCOLES- Llegada al lugar, reconocimiento del lugar de campamento y establecimiento del mismo
Llegamos al lugar de destino el miércoles 18 de enero. Inmediatamente averiguamos sobre si había micros que nos llevaran hacia el sitio que íbamos pero no salían hasta el día siguiente. A continuación hicimos algunas compras y comimos. Dos miembros del grupo consiguieron folletos y mapas, y les informaron erróneamente (según nos enteramos luego) sobre la propiedad del lugar donde debíamos ir. Sin embargo, tuvimos la pauta de que podían existir tierras privadas allí, ya que existía cierta inquietud sobre el hecho de que al formar parte las tierras de un parque nacional no pudiéramos tomar posesión de ellas. Respecto de la ubicación del lugar es importante destacar que Sidi Múrshid (R) había advertido en un mapa que le había traído Sidi Abdulkarim una marca interna del papel que coincidía con el lugar al que nos debíamos dirigir.
Luego en la boletería de la estación sacamos los pasajes de vuelta, y posteriormente Sidi Múrshid (R) nos dijo si estábamos de acuerdo en salir ya hacia donde debíamos ir o preferíamos acampar hasta el día siguiente para tomar el micro. Todos coincidieron en partir en ese momento, por lo cual contratamos dos taxis, en uno de ellos Sidi Múrshid interrogó acerca de las características del paisaje a los que tenían mayor información. La chofer del primero de los taxis era de la zona, de ascendencia aborigen, y conocía muy bien el lugar, confirmando muchos de los datos que nosotros teníamos por vía extraordinaria (tipos de vegetación según la altura, sus usos en la construcción, existencia de oro, formaciones rocosas, tipos de flores, etc.). Informó también que los aborígenes poseían tierras allí.
Al llegar al puente sobre un río Sidi Múrshid (R) indicó nos detuviéramos y bajáramos todos de los taxis para reconocer los paisajes y verificar si estábamos bien encaminados. El camino allí se bifurcaba, tomando nosotros el de la derecha. Avanzamos largamente sin reconocer el paisaje y los signos correspondientes, y hubo una gran tensión al no poder hacerlo.
Nos detuvimos una vez más antes de llegar al lugar que se correspondía con los signos que habíamos recibido. La chofer indicó que poco más adelante había un puente sobre un río. Al llegar aquí los testigos reconocieron los signos, a saber, un camping, el puente pintado de blanco (tenía pintitas blancas y un tinte blanquecino como si lo hubiera estado), y un paisaje abierto. El río se encontraba entre el lago Faulkner y el lago Villarino. Acampamos allí (antes del cruce del puente, haciendo la salat del mágrib del otro lado) el miércoles poco antes del mágrib.
DIA JUEVES- Expediciones de reconocimiento y exploración
El día jueves fuimos a reconocer la zona. Caminamos por la ruta un poco hacia adelante (hacia el sur o suroeste) hasta encontrar sobre la margen izquierda una hostería. Luego retornamos al campamento y nos preparamos para examinar la región. Hacia las 11,30 hs comenzamos la expedición cruzando el puente y adentrándonos en el monte a lo largo del curso del río porque a quien se consultó por sus visiones pensó que así se llegaría al lugar. Atravesamos espesas cañadas, abriéndonos paso a machetazos y con las manos durante aproximadamente una hora. Encontramos un remanso del río que estaba cruzado por troncos de árboles desplomados, mientras que el curso de agua continuaba hacia nuestra derecha, y nos dirigimos hacia éste último por el peligro que representaba cruzar sobre los árboles. En este punto Sidi Múrshid (R) nos dio una enseñanza sobre el significado del ta’uíl, en el sentido de que el mismo se reconoce al experimentar los hechos a los que alude un anuncio determinado, más allá de cualquier comentario o especulación previa que se pueda hacer (comentario habitual o tafsír).
Cruzamos el río con cierta dificultad, mojándonos bastante, y entonces encontramos un paraje paradisíaco que se abría ante nuestros ojos. Sidi Múrshid (R) indicó parar allí, donde hicimos fuego, comimos y secamos la ropa y el calzado. Hicimos luego las salat del mediodía y de la tarde. Durante las mismas dos miembros notaron una presencia sagrada observándonos desde un sector que luego nos serviría de acceso para retomar la marcha. Hicimos esto abandonando el lugar, abriéndonos nuevamente paso entre las cañas, siguiendo hacia el oeste durante media hora más aproximadamente. Llegamos entonces a otro brazo del mismo río, el cual bordeamos brevemente, pero cruzó solamente Sidi Abdulkarim, quien se adelantó un poco pero nada pudo ver, para retornar luego. Sidi Múrshid indicó entonces retornar porque el camino era sumamente dificultoso y lo que viene de parte de Allah Exaltado, del modo en que nosotros lo hemos recibido, no podía ser así. Dijo que el sitio no debía ser hallado como producto de nuestra voluntad y fuerza, como hecho hazañoso de lucha contra la naturaleza. Debía ser fácil como dación gratuita y generosa de Allah, exaltado sea.
Comenzamos entonces el retorno siguiendo una orientación este. Llegamos al remanso antes mencionado donde habíamos acampado y cruzamos el río nuevamente, pero esta vez a través de los troncos ya mencionados. Completamos el regreso por el mismo camino que habíamos hecho y llegamos al campamento en unos 30 minutos, con una llamativa facilidad respecto de la ida. Eran aproximadamente las 18,00 hs.
Estábamos muy desorientados por esa experiencia, aunque tomamos como un signo de buen augurio el haber regresado con tanta facilidad. Sidi Múrshid (R) nos alentó y nos dijo que ese había sido un simple viaje de exploración. El ánimo del Múrshid era esperar un signo para continuar la búsqueda y propuso que al día siguiente nos ocuparíamos de establecer contacto con la gente del lugar, más precisamente de la hostería, la panadería (que estaba cerca de aquélla) y con una persona que trabaja en esa zona para localizar al baquiano que nos había sido anunciado.
DIA VIERNES- Encuentro con el baqueano. Preparativos para el traslado
Al día siguiente dedicamos la mañana al descanso, y se habló de subir al cerro, por una picada (senda de ganado) que había encontrado Sidi Abdulkarim. Sidi Múrshid (R) prefirió almorzar primero y salir luego. Mientras estábamos por tomar la sopa que sería nuestro almuerzo, uno de nosotros le informó a Sidi Múrshid (que estaba acostado en ese momento) del paso a caballo de un lugareño, al que Sidi Múrshid pidió enseguida que se detuviera, que queríamos hacerle unas preguntas. Inmediatamente antes Sidi Múrshid (R) se había referido a la asistencia de Saidina Al-Jadr (P) respondiendo a un comentario de la única mujer del grupo que se maravillaba que había asido en el aire con toda naturalidad una cuchara que alguien le había lanzado (sin que ella estuviera previamente muy atenta para asirla).
El hombre estaba vestido con bombacha de campo negra, camisa a rayas amarillas y blancas, botas de cuero, pañuelo blanco con lunares rojos, sombrero negro de ala algo ajada, bigote. Tenía un rostro curtido y arrugas en los ojos que igualmente dejaba estimar su edad en algo más de cuarenta años. Apoyaba las manos sobre la montura por delante de sí, la derecha sobre la izquierda. Su fisonomía y gestos coincidían con la descripción que teníamos del baqueano que encontraríamos en nuestra búsqueda. Sidi Abdulkarim invitó al hombre a acercarse hacia la sombra, pero él dijo que estaba bien en ese lugar (al borde del camino) sobre el caballo. Nos acercamos todos a él excepto la única mujer del grupo que se quedó paralizada del asombro al ver al baqueano. Luego le ofrecimos sopa y agua y aceptó el agua.
Sidi Múrshid (R) le preguntó al hombre si podía darle datos sobre un arriero o un baqueano de la zona en la cual nos encontrábamos. El hombre respondió que no conocía ningún baquiano que coincidiera con las referencias que se le estaban dando, a pesar de vivir en el lugar desde hacía 17 años. El hombre preguntó entonces para qué necesitábamos un baqueano, y Sidi Múrshid (R) le dijo que teníamos interés en hacer una excursión, Sidi Múrshid le pidió entonces si podía seguir preguntándole, y el hombre contestó que él tenía tiempo, que preguntara nomás. Sidi Múrshid le preguntó entonces sobre los accesos al lugar al cual nos dirigíamos, y el hombre respondió que podía accederse a través de la montaña yendo hacia el oeste por el arroyo blanco y luego al norte, y que también se podía llegar por un camino que hacen los camioneros rumbo a Chile. Le pedimos si nos podía acompañar por el primer camino y él dijo que no podía, que eran necesarios dos días de marcha, y que no disponía de ese tiempo. Uno de los miembros siguió insistiendo, sabiendo que Saidina Al-Jadr (P) le había aconsejado en ese sentido. Finalmente el hombre accedió a llevarnos hasta la mitad del camino para luego indicarnos cómo seguir. Por su parte, Sidi Abdulkarim quedó en entrevistarlo a las 20,00 ó 20,30 hs para completar los preparativos del viaje. El nombre del hombre era José, y posteriormente nos enteramos que había llegado hacía poco ese mismo día, que si hubiéramos llegado una semana antes (como lo íbamos a hacer en un momento dado) no la habríamos hallado.
Luego de despedirnos del baqueano, Sidi Múrshid (R) dijo que era necesario proveerse de un equipo adecuado para la alta montaña, especialmente de bolsas de dormir y carpas, pues no estábamos en condiciones de salir con lo que teníamos, que era bastante elemental. Indicó pues a dos miembros que fueran a la ciudad en busca de equipo y que podían aprovechar para buscar provisiones. Sidi Abdulkarim permanecería para acudir a su cita con el baqueano.
En cuanto a los dos miembros que fueran a la ciudad partieron a pie hacia las 15,30 hs. haciendo dedo. Estuvieron caminando una hora y media aproximadamente hasta que los levantó una camioneta blanca con tapizado negro, con la cual uno de ellos había soñado. Llegaron a la ciudad hacia las 18,30 hs y alquilaron una carpa para cuatro personas (era la única que había para alquilar) y una bolsa de dormir. Compraron una bolsa de dormir para Sidi Múrshid (R). También compraron provisiones en un supermercado. Luego tomaron un taxi de regreso. El taxista brindó algunos datos sobre construcción y pesca. Estuvieron de vuelta en el campamento hacia las 23,00 hs.
En lo que hace a Sidi Abdulkarim, al llegar a la cita el hombre le hizo un dibujo en la tierra describiendo el recorrido del viaje a través de las montañas. Le dijo asimismo que no podría acompañarnos todo el viaje y que nos dejaría al cruzar un monte de cañas, luego del cual nosotros deberíamos ascender. Al mismo tiempo sugirió llevarnos por el otro lado, hasta donde empieza el camino de los camioneros, por el cual llegaríamos al mismo lugar. Pidió se consulte al resto de la gente, y dijo que esperaría la respuesta hasta las 23,00 hs. Sidi Abdulkarim consultó a Sidi Múrshid (R) quien le indicó a su vez que si se aseguraba que por el camino de los camioneros se llegaría al mismo lugar entonces aceptara la sugerencia del baqueano. Efectivamente ello fue confirmado y se programó salir para la mañana siguiente. En cuanto al equipo a llevar el baqueano hizo mucho hincapié en los alimentos. (continuará)