La lectura del Sagrado Corán
Dijo el Profeta (BPD): “…La lectura de una sola aleya (versículo) del Libro de Allah es mejor que todo lo que hay desde debajo del Trono divino hasta los límites inferiores”
Dijo el Profeta (BPD): “Allah Exaltado ama tres voces: La voz del gallo, la del recitador del Sagrado Corán, y la del que pide Indulgencia por la madrugada”
Dijo el Profeta (BPD): “¡Salmán! ¡Aplícate a la recitación del Sagrado Corán! Pues su lectura es remisión de los pecados, un escudo contra el Fuego infernal, una seguridad contra el castigo… Cuando el creyente recita el Sagrado Corán Allah lo atiende con la Misericordia”
Dijo el Profeta (BPD): “¡Salmán! Cuando el creyente recita el Sagrado Corán Allah abre para él las puertas de la Misericordia… Y no hay después de aprender la ciencia nada más amado para Allah que la lectura del Sagrado Corán. Los más nobles de los siervos de Allah, luego de los Profetas, son los sabios, luego siguen los portadores del Corán (quienes lo leen, aprenden y transmiten). Estos saldrán del mundo como salen los Profetas, pasarán el Sirát (camino del más allá) con los Profetas, y recibirán la recompensa de los Profetas”
Amir Al-Mu´minín Alí (P) narró que el Profeta (BPD) dijo: “La lectura del Sagrado Corán en la oración es mejor que fuera de la oración, y su lectura fuera de la oración es mejor que el dhikr (recuerdo, letanía) de Allah, y el recuerdo de Allah es mejor que la sádaqah (caridad, limosna), y la sádaqah es mejor que el ayuno, y el ayuno es un escudo contra el Fuego infernal”
En una tradición se narra que el Mensajero de Allah (BPDyC) expresó: “Las más pesadas de las oraciones para los hipócritas son la oración de la noche y la del alba. Pero si ellos supieran lo que ambas contienen, asistirían a ellas aun gateando” En la noche del viernes y hasta el momento de concurrir a la oración de ese día la Súnnah o práctica del Profeta (BPDyC) enseña lo siguiente: El baño completo para concurrir a la oración congregacional. Segundo, perfumarse tanto el hombre como la mujer (los perfumes no son exclusivos de las mujeres en el Islam). Tercero, concurrir con seriedad, sabiendo que es un día especial. Cuarto, hacerlo bastante antes de que empiece la disertación de ese día, si nuestras tareas nos lo permiten. Quinto, cumplir determinadas oraciones optativas antes de la oración congregacional y de las disertaciones del imam. Sexto, mantenerse en silencio, en su lugar y concentrado después de hacer esas oraciones, tomando el lugar en el que presumiblemente va a levantarse para orar. En este estado lo mejor es leer el Sagrado Corán o realizar el Recuerdo divino (Dhikr). Séptimo, escuchar el Adhán, el llamado a la oración, y hacer una súplica porque durante el llamado a la oración del mediodía del viernes la súplica es sumamente meritoria y excelente, y es respondida especialmente.
El Sagrado Corán esclarece todos aquellos puntos difíciles para la comprensión humana. Por ejemplo, los principios referentes al Tauhíd o Unidad divina absoluta, sin duda uno de los conceptos más difíciles. Además, trata del derecho, y muchos otros asuntos que no abandona en manos de los hombres, quienes con sus tendencias y egoísmos harían imposible la justicia.
Es muy importante este punto: No necesitamos ser grandes teólogos y elaborar definiciones muy abstrusas para creer, simplemente decimos: “Leamos el Sagrado Corán, y no discrepemos entre nosotros por envidia o inquina” Y allí encontramos que dice “la Iláha illa Allah” (no hay Divino más que Allah), y dice: Si hubiera en ambos [los cielos y la tierra] dioses varios, excepto Allah, seguramente se habrían ambos corrompido: ¡Glorificado sea Allah, Señor del Trono, de cuanto Le atribuyen! (21:22), y esto lo comprendemos, no hacen falta concilios, ni que un gran teólogo nos enseñe la razón de la Unidad divina, que por Sí misma se justifica. No es necesario que alguien defina las creencias del Islam, porque resultaran confusas u oscuras, porque en el Sagrado Corán están contenidas de forma clara y concisa. Cesamos así todas las discusiones, y de ahí en adelante partamos para algo más provechoso.
Todo aquello lo dice el Sagrado Corán de una manera no misteriosa, ni esotérica; se dirige al intelecto humano rectamente, según las posibilidades que tiene el hombre para comprender, los usos y costumbres, y la idiosincrasia humana. Da sus ejemplos sobre la base de la vida diaria, de las condiciones comunes al hombre, de su psicología; también ofrece símiles basados en la sociedad, en las relaciones sociales y familiares, y ejemplifica cómo convivir políticamente, en una ciudad. Todo ello para que el intelecto humano pueda alcanzar a comprender y justificar las enseñanzas del Sagrado Corán, eligiéndolas como lo mejor para su vida, con una convicción racional firme.
¿Por qué el Sagrado Corán pone tanto énfasis en la racionalidad humana? ¿Para qué lo llama tanto a la reflexión, a la meditación, a razonar? Lo hace para que el hombre venza la duda antes de llegar a la fe.
© Textos del Sheij Alí Al-Husainí recopilados por Aiman Fradkin y Hasan Gomez, editados por Bashir Gomez