Metafísica y ciencia
Hasan Gómez: Ud. ha mencionado varias oposiciones, como por ejemplo “Oculto” y “Manifiesto”, “Trascendente” e “Inmanente”, “Uno” y “Múltiple”, “Arquetipos” y “Seres creados”. Muchos de esos términos pertenecen exclusivamente al campo del conocimiento metafísico. Pero, ¿qué relación puede establecerse entre la metafísica y la ciencia? La filosofía occidental se esforzó, como vemos por ejemplo en Kant, por fundamentar la posibilidad del conocimiento científico, cuyo ulterior desarrollo llevó a Occidente a un lugar preponderante en el mundo contemporáneo ¿Cómo fundar, a partir de esta metafísica real, una ciencia coherente con ella?
Sheij Alí Al-Husainí: En primer lugar, los términos opuestos de la metafísica no son contradictorios. Las palabras “opuesto” y “contradictorio” no son equivalentes: “Opuesto” es lo alterno, lo que tiene una posición distinta a otro, y “contrario” (o “contradictorio”) es lo que anula (o lo pretende) al otro y ocupa su puesto. Opuestos pueden ser la vida y la muerte, en el orden de la experiencia humana, porque, de hecho, una no trata de suplantar a la otra, sino que constituyen un régimen que podemos observar en la naturaleza, por el cual las cosas se van renovando en una forma bastante armónica. Mientras que contrarios son, por ejemplo, la verdad y la mentira (o el error), porque donde existe una no puede existir la otra. Ahora bien, los términos metafísicos opuestos no son contrarios sino complementarios. Los términos “trascendente” e “inmanente”, por ejemplo, son ambiguos en sí mismos, los dos indican lo mismo: “trascendente”, quiere decir lo que va más allá y se oculta, pero, a su vez, permanece, a su modo, manifiesto; “inmanente”, es lo que está presente, pero, al mismo tiempo, oculto. En realidad, expresan la misma idea desde dos puntos de vista diferentes. Lo mismo podemos decir respecto a “interior” y “exterior”: Interior se dice con referencia a lo exterior, y exterior con referencia a lo interior, y no se pueden escindir ambos términos, son opuestos y complementarios, no contrarios, porque uno sin el otro no puede existir. De ese modo se consideran los opuestos en la metafísica tradicional, tan coherente ella que utiliza, al margen de cualquier discusión posible, por necesidad lógica, lo implícito en la realidad: Lo manifiesto implica a lo oculto, lo exterior a lo interior, lo trascendente a lo inmanente, y viceversa. La metafísica tradicional no hace más que relevar este modo de ser de la realidad, y del intelecto, constitutivo de la realidad. Después de todo, al ser la metafísica puramente intelectual, no es más que un despliegue del intelecto humano, maravilloso por cierto.
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