Muntaha Fin Universal *Masír Meta, Orientación, Derrotero *Uási’ Omniabarcante Amplísimo *Muqít Omnipresente, Inmanente
“Al Muntaha” es una palabra en árabe que significa “el límite más allá del cual no se puede pasar”. En la tradición islámica, se refiere a un árbol llamado “Sídratu-l-Muntáha” (el loto de la linde) que se encuentra en el séptimo cielo y marca el límite más allá del cual nadie puede pasar.
Los Nombres y Atributos son infinitos en la creación manifestada, su manifestación es múltiple y única, parten del Húa y retornan al Húa. (TI, L1:1) Retorno, Meta y Fin, son tres categorías de lo mismo. Fin es para lo creado [los cuerpos], la Meta para lo manifestado, las almas, el Húa es para el espíritu en potencia plena [en el Retorno].
Las tres categorías, Retorno, Meta y Fin, coinciden entre sí en que indican el término último de un movimiento, son el reposo o sosiego. Además, corresponden al logro de algo, sea en el orden de los cuerpos, o de las almas, o del espíritu. Por último, son tres categorías universales, abarcantes de todo lo que existe. Y constituyen la automanifestación del Sí Mismo divino.
El Fin corresponde al plano espacio-temporal, a la materia, cuyas características son el desarrollo, el tiempo, el modo de ser, las limitaciones, su origen y conclusión, las imperfecciones que le aquejan, etc. Todas estas modalidades de la materia están comprendidas bajo el concepto de “Fin”.
La Meta concierne a los entes individuales manifestados en este plano de la Creación como seres particulares, cuyas características son el pensamiento, la imaginación, el goce, la adquisición de atributos, los estados múltiples de conciencia, el conocimiento, la sabiduría, los grados espirituales, el esfuerzo de purificación, etc.
Por último, el Retorno alude a la forma metafísica particular del ente manifestado en el mundo de la manifestación, “la existencia eterna plenificada del particular retornado”, después del periplo por el plano de la prueba.
El alma tiene por meta la esencia, o forma esencial, que es su “individual” en el mundo de la Manifestación. El particular plenificado en el Retorno llega al umbral del Hua, pero no se reintegra al Húa (el Si Mismo divino Oculto), sino al Primer Manifestado, como si fuera una partícula que de él partió y a él retorna. Acerca de la subsistencia eterna de dicha realidad primigenia el Sagrado Corán dice: Todo lo que hay en ella [la existencia] perecerá, y sólo perdurará el Rostro de tu Señor, poseedor de la Majestad y la Nobleza (55:26-27) No hay Divino sino Él, todo perecerá excepto Su Rostro (28:88) (Rostro alude al Primer Manifestado o Muhámmad Metafísico)
Al nombre Uási’, Omniabarcante, podemos relacionarlo con Muntaha en cuanto límite de todos los planos de la Manifestación y de la Creación, pero como no se trata de un límite espacial o físico, o de algo abstracto, podemos pensarlo como exterior o interior a los entes, en cuanto todo es manifestación de la Automanifestación de Allah. Su ejemplo es el de la Luz, que se presenta como un todo único sin límites internos ni externos. Por cierto que todo proviene y se dirige al Hua, y todo comienza y finaliza en Él.
En su Ascensión el Profeta (BPDyC) llega hasta el Loto de la Linde (sídratu –l-muntáha), el lugar sobrenatural más elevado, el fin de todo. Allí Gabriel (P) lo abandona para que alcance, más allá de todo, el Trono de Allah (‘arshu-l-Lahi), que simboliza la realidad superior por encima de la cual sólo está Allah en Sí Mismo. Es, por analogía con el Loto de la Linde, la realidad sobrenatural más elevada de la Manifestación, de los universos espirituales. Y en cuanto al Profeta (BPDyC) simboliza el mayor grado de elevación fuera de Allah en Sí Mismo.
Dice el Sagrado Corán: Glorificado sea Quien transportó a Su Siervo durante la noche, desde la Mezquita Sagrada [de Meca] a la mezquita lejana [de Jerusalén] cuyos alrededores bendijimos, para mostrarle algunos de Nuestros signos. Él es Omnioyente, Omnividente (17:1) ¿Acaso vais a desmentir lo que vio? Sabed que ciertamente ya le había visto [al Ángel Gabriel] en otro descenso, junto al loto que demarca el límite [de los siete cielos], donde se encuentra el jardín de la residencia eterna [el Paraíso]. [Cuando el Profeta Muhámmad, la noche del viaje nocturno y la ascensión, estuvo allí] El loto fue cubierto, y su mirada no se desvió [de lo que debía mirar], ni tampoco se extralimitó. Y por cierto que contempló algunos de los más grandes signos de su Señor” (53:12-18)
Dijo el Mensajero de Allah (B.P.) en la narración del Mi’aray: “Cuando yo entré en el Paraíso me sobrecogí y pregunté a Gabriel sobre aquellos ríos, y lo tremendo y lo maravilloso que allí había, y me respondió: ‘Son pabellones o tiendas de los velos con que Allah Bendito y Exaltado sea, se ha cubierto. Si no fuera por estos velos, sería aniquilado por la luz del Trono todo lo que existe”. Y terminé por llegar al Loto de la linde (mencionado en el Sagrado Corán 53:14 y 16) cuyas hojas, cada una de ellas, puede cubrir a toda una nación (o a una comunidad o pueblo), y yo estaba a la distancia de él (del Loto de la Linde) como dice Allah, exaltado sea: ‘A una distancia de dos arcos, o aún más cerca’ (53:9).
Dijo el Profeta (BPD): “Cuando en el Día de la Resurrección sea elevado para mí un tabernáculo de jacinto rojo, a la derecha del Trono, y sea elevado para Abraham, un tabernáculo de jacinto verde a la izquierda del Trono, será elevado, entre ambos, para `Alí Ibn Abi Tálib, un tabernáculo de perlas blancas. ¿Qué piensas de un amado entre dos íntimos amigos [de Allah]?” “Allah me tomó por su amigo íntimo como a Abraham. Mi palacio en el Paraíso y el de Abraham son vecinos, y el de Alí Ibn Abi Tálib está entre mi palacio y el de Abraham. ¡Qué mérito el ser amado entre dos íntimos!” (KNZ, tradiciones nº 1227 y 1228, Al-Maktabah Al-Uaqfíah)
En Perlas Esparcidas de Zaid Ibn Arqam, uno de los grandes compañeros del Profeta (BPD), expresa que el Mensajero de Allah (BPD) dijo: «Yo me anticipo a vosotros [en fallecer] y seguramente que iréis a mí para abrevar de mi fuente ¡Observad entonces cómo me sucedéis respecto de las dos preciosidades [que os dejo]!». Se le preguntó: «¿Cuáles son las dos preciosidades, Mensajero de Allah?». Respondió: «La mayor es la Escritura de Allah [el Sagrado Corán] Poderoso y Majestuoso, un Cordel cuyo extremo está en Manos de Allah y el otro extremo en vuestras manos ¡Aferraos a él que no pereceréis ni os desviaréis! Y la menor es mi Descendencia. Por cierto que ambas no se escindirán hasta que ambas vengan a abrevar de mi fuente. Yo he suplicado esto a mi Señor en favor de ellas ¡No prevalezcais sobre ellas porque seríais aniquilados, ni pretendáis conocer más porque son más sabias que vosotros!» (T, III, pp. 378-379).
© Textos del Sheij Alí Al-Husainí recopilados por Aiman Fradkin y Hasan Gomez, editados por Bashir Gomez