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Quddús Puro, Santísimo * Nafju -l-Muqáddas Espíritu puro

Uno de los Nombres de Allah en el Sagrado Corán es “Santísimo”, Al-Quddús (duplicando la “d” medial), de la misma raíz y significado que Al-Qúdus, “Santo”. Si hiciéramos descender este Corán sobre una montaña la verías humillarse y hendirse por temor a Allah.  Y estos son ejemplos que damos a los hombres, quizás así reflexionen.  Él es Allah, el que no hay divino sino Él, Conocedor de lo Oculto y lo Manifiesto, Él es el Más Misericordioso, Misericordiosísimo. Él es Allah, el que no hay divino sino Él: Soberano, Santísimo, Paz, Firme, Celador, Poderosísimo, Imponente, Grandioso, glorificado sea Allah por encima de cuanto le asocian.  Él es Allah: el Creador, Sustentador, Formador, Suyos son los Nombres más bellos.  Le glorifica cuanto hay en los cielos y en la tierra, siendo Poderosísimo, Sapientísimo (59:21-24)

El calificativo Al-Qúdus tiene varios significados, como “la bendición”, “la purificación”, o “la santidad”. Podemos deducir que el Espíritu Santo es el medio por el que Allah Exaltado manifiesta las bendiciones y la purificación de Sus siervos, y que “bendición”, “purificación” y “santidad” son, en última instancia, sinónimos entre sí en el conocimiento sagrado. Por ello se interpretó que la composición del nombre Ruh Al-Qúdus indica “Espíritu de Al-Quddús”, el Espíritu Santo, de Allah Exaltado.

El Conocimiento es la Presencia de Allah Exaltado en cada cosa; y el Amor, por el cual Él manifestó lo que manifestó, y creó lo que creó, es Su Inmanencia en todas las cosas. El Amor es la fuerza de la Unidad divina, gracias a la cual se constituye todo lo que es constituido, en grados de Amor y Conocimiento, sin disparidad entre ambos, no siendo posible discernir entre ellos. El Amor tiene la máxima realidad, en la cual ya es imposible concebir algo, pues lo que se capta en él no se presenta bajo la forma de nada concreto. 

La Presencia de Allah es lo que permite que Le alabemos en cada cosa, por su belleza o perfección, y Su Inmanencia significa que Le glorifiquemos y eximamos de todo, porque Él está más allá de todo. La Presencia corresponde a la frase Al Hámdu lil-Láhi, y la Inmanencia a Subhana Allahi. Y en el Primer Manifestado se plenifican ambas, por lo cual el Muhammad histórico es bendecido con la expresión Allahúmma sálli ´ala Muhammad, que corresponde a Subhana Allahi, y se agrega ua sallim ua bárik ´ala Muhammad ua Ali Muhammad que corresponde a Al Hámdu lil-Láhi. 

El Profeta (BPDyC) es el purificado por excelencia. Se cuenta que cuando era niño se le presentaron dos ángeles que le abrieron el pecho, sacándole el corazón, se lo abrieron y extrajeron un guijarro negro que arrojaron lejos, hecho esto, le lavaron su corazón. Muhámmad (BPDyC) dijo: “Allah prefirió entre los hijos de Abraham a Ismael, y de entre los descendientes de Ismael a los Banu Kinánah [una tribu antigua], y de los Banu Kinánah a Quráish [la tribu del Profeta (BPDyC)], y de Quráish a los Banu Háshim [el clan del Profeta (BPDyC)], y me eligió a mí de entre los Banu Háshim” (MIK, I, p. 616) Y expresó de sí mismo: “Fui hecho surgir de las mejores generaciones de la descendencia de Adán, una generación tras otra, hasta surgir en la generación en la que me encuentro” O en otra versión: “He sido trasladado de las entrañas de los purificados a las matrices de las purificadas generación tras generación, hasta aparecer en este vuestro mundo”. Esta es la isma, la impecabilidad o santidad que proviene de Allah

Dice ‘Ali (BP) en Náhyu al-Balagáh: “Cuando yo era un niño, él (el Profeta BPD) me alimentaba con sus manos, mascando a menudo para mí los pedazos duros. Nunca me encontró tendido, ni débil y vacilante. Desde su infancia Allah había designado al Espíritu Santo para que estuviera siempre con él, y este arcángel le conducía hacia cualidades ejemplares y elevados valores morales, y yo seguía paso a paso al Sagrado Profeta, como una cría de camello sigue a su madre.”

Y confirmando esta condición de la santidad que deriva del Profeta hacia la humanidad, dice el Sagrado Corán: Allah quiere solamente alejar de vosotros toda impureza, ¡Gente de la Casa [del Profeta]!, y purificaros totalmente (33:33) Dijo el Profeta (BPD): “sin duda que mi Señor me otorgó -sin jactancia-, y me perdonó lo que precedió y lo que sucederá de mis faltas, y yo marcho plenamente vivo, correcto” (MIK, I, p. 566) Cuando dice que Allah le perdonó todas sus faltas, sabiendo nosotros que él (BPD) es impecable, significa que todo acto que realizaba estaba absolutamente bendecido, que en él no había ninguna falla de conducta. De manera tal que su práctica de vida, Sunnah, es el paradigma del modo de vida bueno y perfecto que propone el Islam a la humanidad. Y así como los actos del Profeta son perfectos e impecables, bendecidos por Allah, aquellos que lo siguen reciben las bendiciones que de él vienen: Di [Profeta]: “Si es que amáis a Allah, ¡seguidme!, Allah os amará” (3:31). Así pues, al que ame a Allah, Poderoso y Majestuoso, Él le amará, y el que Allah ame entra entre los salvos. Y ésta es la categoría reservada [elegida] de los purificados, cuyos actos tienen un lugar y un momento bendecidos, manifestando la Voluntad divina. Expresó el Profeta (BPDyC): “No deja el siervo de aproximarse a su Señor con las obras meritorias sin que Allah le ame, y cuando le ama es [Allah] los oídos con que escucha, y los ojos con que ve, la mano con que actúa y el pie con que camina, y entonces los ángeles se prosternan ante él (ante el siervo) a diestra y siniestra, y no deja de pedir a su Señor sin que le sea respondido” 

En cuanto a su prueba cada persona puede santificarse o malograrse: Y he aquí que tu Señor dijo a los ángeles: “Yo por cierto estableceré un sucesor en la tierra”. Respondieron: “¿Pondrás en ella a quien la corrompa y derrame sangre, mientras nosotros en cambio glorificamos en Tu Alabanza y Te santificamos?” Replicó: “Yo en verdad conozco lo que vosotros desconocéis” (32:30) Pero nadie alcanza en este mundo la perfección suma, por más que se purifique, y ello fue así determinado por Allah Mismo. Sólo se alcanza la perfección gracias a la Misericordia, no por las meras acciones que las personas por sí mismas generan. Atribuimos la salvación, la recompensa, la santidad, y todo bien trascendente a la Misericordia divina, inclusive para los Profetas (P), y no al mero esfuerzo humano, que sin duda debe existir, pero no basta por sí mismo. Es necesario pero no suficiente. Y para ello basta sólo una vida, no una serie interminable de padeceres, porque Él, exaltado sea, hizo todo para la felicidad y la plenitud del hombre, no para su sufrimiento. Dijo el Profeta (BPD): “Esmeraos, obrad el bien, pero sabed que ninguno de vosotros penetrará en el Paraíso [solamente] por sus obras, si es que Allah no lo sumerge en Su Misericordia”. Le preguntaron: “¿Y a ti también Mensajero de Allah?” Respondió: “Y a mí también”

Si bien la prueba le fue impuesta al hombre, sin que él pudiera optar por ella, o más bien contra su posible voluntad en contrario, es un bien que Allah le predestinó, y no algo negativo. El objetivo de la prueba es la búsqueda de la Presencia, que conduce a la santidad que la mayoría rechaza. La santidad en el Islam es un secreto entre el Señor y su siervo, y constituye conocimientos, no fenómenos, aunque no deja de haberlos. Por el contrario, la tradición occidental bajo el modelo de los portentos, cree que la santidad se muestra por los fenómenos. La doctrina más correcta en el Islam es que el poder de la santidad “debe guardarse [ocultarse a sí misma], pues opaca y oculta la Presencia del particular”, es la Presencia divina en el particular, que cuando se manifiesta en portentos se “opaca”, porque el poder que desarrolla en este plano (decrecido) le quita méritos del más allá.

El saiied Áhmad Al-Háshimi transmitió de Al-Hakím de parte de Abu Huráirah que: “Allah Exaltado reveló a Ibrahím (Abraham –P-): ¡Mi amigo íntimo!: ¡Perfecciona tu carácter aún si fuera con los impíos, porque penetrarás por las puertas de los purificados! Y por cierto Mi Palabra se anticipa para quién perfecciona su comportamiento: Que lo protegeré a la sombra de Mi Trono, y lo haré residir en el ámbito de Mi Santidad, y lo aproximaré a Mi Cercanía (Protección)”

El saiied Áhmad Al-Háshimi transmitió de Sá`ad ibn Mansúr que dijo el Profeta (BPD):  “Cuando el siervo emprende su oración (salát) es esparcida la Santidad sobre su cabeza, hasta que se incline, y cuando se inclina, se eleva sobre él la Misericordia de Allah, hasta que se prosterne, y el que está prosternado, se prosterna sobre las dos piernas de Allah Exaltado: ¡Que suplique y que implore anhelante [en el suyyud]!” Del Profeta (BPD) también en Perlas esparcidas se narra: “No deja el siervo de Allah de purificarse [espiritualmente], con sinceridad, durante cuarenta mañanas [es decir, orando en su momento, en forma espontánea y sincera], sin que se manifiesten manantiales de sabiduría desde su corazón a su lengua” (T, V, p. 122)

Por último, a la ciudad de Jerusalém se la llama Al Qúdus, es decir “la Santa”, por su relevancia en la revelación a los Profetas (P) y en el accionar de estos. Salomón, Jeremias, los que anunciaron su destrucción, los que vinieron a reconstruirla (con todos ellos sea la Paz), la Jerusalém celeste, que va a sobrevenir en la Restauración, el núcleo de la acción de los Profetas. Dice sobre la misma el Antiguo Testamento: “daré a su hijo una tribu para que quede siempre a David mi siervo una lámpara en mi presencia, delante de mí en Jerusalén, la ciudad que me elegí para poner allí mi Nombre” (Reyes 1: 11-36- Biblia de Jerusalem-)

© Textos del Sheij Alí Al-Husainí recopilados por Aiman Fradkin y Hasan Gomez, editados por Bashir Gomez

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