Comentarios del Sheij Alí Al-Husainí
INTRODUCCIÓN
Presentaremos a continuación varios hadices o tradiciones, ordenados temáticamente, cuyo beneficio está en que cada uno los estudie y los medite para poder conducirse según ellos. Se deben tratar de memorizar tanto como se pueda, y sobre todo aplicarlos a la vida diaria, ya que en eso consiste la sabiduría que transmiten los hadices. Aunque tampoco es lo más recomendado saber cientos de hadices de memoria, sino como es tradición en el Islam conocer bien sólo cuarenta hadices y practicarlos, pues dijo el Profeta (BPDyC) que “al que conozca cuarenta hadices y los aplique, Allah le abre las puertas del Paraíso o de Su Misericordia.”
EL CONOCIMIENTO Y LA DEVOCIÓN
Si no procuramos la Sabiduría, en realidad estamos perdiendo la vida inútilmente. Dijo el Profeta (BPDyC): “Si amanezco cierto día no siendo sabio o buscador del Conocimiento, tal día es para mí una desgracia”. Y dijo (BPDyC): “La Sabiduría (o el Conocimiento) es la prenda perdida del creyente, ¡que la tome allí donde la encuentre!”.
Dijo el Profeta (BPDyC): «La meditación de un momento [o bien de una hora] es mejor que la devoción de 70 años» .
Cierto día el Profeta (BPDyC) preguntó a sus compañeros: «¿Cuáles creyentes son para vosotros admirables por su fe?». Respondieron: «Los ángeles». El dijo: «¿Cómo estos no creerían cuando la Revelación desciende sobre ellos [con evidencia]?». Ellos replicaron: «Nosotros». Respondió: «¿Y cómo no creeríais mientras yo estoy entre vosotros?». Ellos preguntaron: «¿Qué personas son entonces más admirables por su fe?». Respondió: «Una gente que vendrá después vuestro y que encontrará unas hojas [es decir el Corán] y ellos creerán en lo que contienen»
Sobre la gravedad de interpretar el Sagrado Corán y la condena de opinar al respecto sin fundamento, ni recurrir a las fuentes, expresó el Profeta (BPDyC): «El que interprete el Sagrado Corán según su propia opinión, ¡que se prepare para un puesto en el Fuego!»
Y expresó el Profeta (BPDyC): «El que arranque su mano de un pacto de obediencia (Bai`ah) encontrará a Allah el Día de la Resurrección sin justificativo a su favor. Y el que muera sin tener a su cuello un pacto de lealtad (Bai`ah) morirá de muerte impía [de la Yahilíah]».
Como él dijo: «¡Obrad, sed sagaces y perfeccionad vuestras obras!, pero sabed que no entraréis en el Paraíso sino por la Misericordia de Allah [no por las obras]». Le preguntaron: «¿Y tú Profeta?». Respondió: «Incluso yo, si Allah no me sumergiera en su Misericordia». Y sepamos que la Misericordia de Allah es el Profeta Muhammad (BPDyC), llamado Misericordia para los creyentes por el Sagrado Corán. Quiere decir que el amor al Profeta es el pasaporte seguro para entrar en los planos más altos del Paraíso, de la gracia, de la recompensa divina, de la realización extraordinaria.
Una tradición del Profeta (BPDyC) dice: “¡No me alabéis como los cristianos alaban a Jesús hijo de María!, porque yo soy un siervo. Más bien decid [de mí]: ‘Siervo de Allah y Su Mensajero”. En otra tradición similar dice: “¡Gentes!, ¡cuidad vuestras expresiones!, ¡que Satanás no os abata!: Yo soy Muhammad Ibn Abdallah, Rasul Allah (Mensajero de Allah). ¡Por Allah!, no quiero que me alabéis por encima de la posición en la que Allah, Poderoso y Majestuoso, me ubicó”
En las fuentes Bihár Al-Anuár (Océanos de las luces), y Al-Irshad (La buenaguía, esta última del autor Al-Dailami), una tradición del Profeta (BPDyC) dice: “El que actúa según Mi Complacencia obtiene tres cualidades: Le daré a conocer un agradecimiento no mezclado con ninguna ignorancia, un recuerdo no confundido con ningún olvido, y un amor al que no incida el de ninguna otra criatura en el amor a Mí. Y cuando él me ame, Yo le amaré, y abriré el ojo de su corazón a mi Majestad, y no le ocultaré a lo selecto [a los seres selectos] de Mi Creación. E intimaré con él (le confidenciaré) en la oscuridad de la noche, o a la luz del día, hasta que su conversación con las criaturas, y su tertulia con ellas, cese. Y le haré oir Mis Palabras y las de Mis ángeles, y le daré a conocer el secreto que Yo velé a Mi Creación (o a Mis criaturas), y lo revestiré de pudor al punto que todas las criaturas tengan pudor ante él. Y marchará por la tierra perdonado de todo, y haré de su corazón perceptible, visionario, y no le ocultaré nada del Paraíso, ni del Fuego. Y le daré a conocer lo que le sucede a la gente de calamidad y sufrimiento en la Resurrección, y lo que Yo sentenciaré al respecto, sean ricos o pobres, ignorantes o sabios. Yo le haré reposar en su tumba, y haré descender a Munkir y a Nakir [los dos ángeles del juicio de la tumba] para que lo interroguen, y no padecerá la angustia de la muerte, ni las tinieblas de la tumba y sepultura, ni el espanto de la resuscitación. Luego le instalaré su balanza, y le expondré sus registros, y tomará luego su libro [de las obras] con la derecha [como los bienaventurados], y lo leerá, siendo [ese libro] exhaustivo. Luego no pondré entre Mí y él ningún intermediario, y tal es la condición de los amados. ¡Ahmad [uno de los nombres del Profeta (BPDyC)]!: ¡Haz de tus preocupaciones una sola [la del más allá], y de tu lengua solamente una [sincera], y haz de tu cuerpo activo [para la devoción y el bien] sin abandonarse nunca! El que de Mí se descuida, Yo no me intereso en qué hondonada se aniquila”. Esta última tradición describe la condición del realizado que ha llegado a la visión del ojo del corazón, como allí dice: “Y cuando él me ame, Yo le amaré, y abriré el ojo de su corazón a mi Majestad”.
Sobre el ocultamiento del conocimiento expresó el Profeta (BPDyC): «El que sea preguntado sobre un conocimiento y lo oculte será embridado [es decir se le pondrán riendas] el Día de la Resurrección con riendas de fuego» . Es una costumbre de los impíos negar el conocimiento a otros, y de los creyentes ofrecerlo aún sin que lo pidan. En nuestra cultura ambiente se enseña desde chico a no ayudar al otro y a ocultar el conocimiento para evitar la competencia, y después de mayores se sigue así sucesivamente. Hasta que muere la persona como un tronco seco, sin frutos, porque los frutos verdaderos son quienes reciben de nosotros el conocimiento útil y lo emplean.
Dijo el Profeta (BPDyC): «Abandona lo que trae dudas por lo que no te la trae» , quiere decir que hasta que el corazón esté seguro de lo bueno, el hombre no debe actuar si tiene incertidumbre sobre algo que va a hacer, respecto a si es malo o es bueno. En nuestra época la mayoría de la gente tiende más al haram (lo prohibido y nocivo) que el halal (el bien), y se las arregla como para andar en la cornisa.
Dijo el Profeta (BPDyC): «Los que alcanzan la fidelidad y el cumplimiento de sus compromisos [con Allah y con la gente], son veraces, su corazón es recto, son continentes y pudorosos respecto de su vientre [es decir de lo que comen], y de su sexo: Tales son de los enjundiosos en el conocimiento»
En Perlas esparcidas se registra: “Disertó el Mensajero de Allah (BPDyC) y dijo: ‘¡Gente!, Allah os prescribió la Peregrinación’. Se levantó Akkashah Ibn Mohsin Al-Asadi y preguntó: ‘¿Se cumplirá cada año, Mensajero de Allah? ’ Respondió: ‘Si yo os contestara que sí, sería obligatoria cada año, y si lo fuera, y luego vosotros la omitierais, os desviarías. ¡Callad a mi respecto aquello que yo callo para vosotros!, porque sólo quedaron aniquilados quienes os precedieron debido a sus preguntas, y su disensión respecto a lo que dijeron sus Profetas’. Entonces Allah reveló: ¡Los que sois creyentes!, ¡no interroguéis por cosas que si se os manifestaran os afligirían!… Las han preguntado pueblos anteriores a vosotros [siéndoles respondido], pero luego se convirtieron en impíos a su respecto [al no aceptarlo]”.
En la misma fuente, Perlas esparcidas, se registra: “El Mensajero de Allah (BPDyC) se enojó cierto día y disertó diciendo: ‘¡Preguntadme!, porque por cierto que vosotros no interrogaréis sobre nada sin que yo os informe de ello’. Se irguió entonces un hombre de Quraish, de los Bani Sahm, al que se llamaba Abdallah Ibn Hudháfah, y solía ofender al Mensajero de Allah (BPDyC), y preguntó [para ridiculizarlo]: ‘¿Mensajero de Allah, quién es mi padre?’. Respondió: ‘Tu padre es fulano’ [atribuyéndole su verdadero padre. En algunas versiones dice que le nombró al verdadero padre que la gente desconocía]. Entonces Omar se levantó hacia el Mensajero de Allah (BPDyC) y le besó ambos pies, diciendo: ‘¡Mensajero de Allah!, ¡nos conformamos con Allah como Señor, y contigo como Profeta, y con el Corán como guía!, ¡discúlpanos y que Allah me disculpe!’. Y no dejó de insistir hasta que el Mensajero de Allah (BPDyC) estuvo satisfecho [con su pedido de disculpa].
Sobre lo que se conoce y es preferible desconocer, dicen algunas tradiciones del Profeta (BPDyC): “Que nadie me informe sobre nada sobre nadie [se refiere a las habladurías], porque deseo salir a vosotros estando mi pecho liberado [sin aprensiones]”. Y dijo: “Si vosotros supierais lo que yo conozco, seguramente reiríais poco, y lloraríais mucho”. Es decir que por una Misericordia de Allah el hombre ignora algunas cosas, que afligen y complican la vida.
Fue interrogado el Profeta (BPDyC): “¿Por qué no vemos a nuestro Señor directamente, si El está presente en todas las cosas?”, respondió: “Porque el hombre fue constituido sobre la ignorancia”, es decir, sobre el velamiento. Sus propios sentidos constituyen un velo, en tanto son medios, y toda mediación es velamiento. Dice el Sagrado Corán: No habéis recibido del conocimiento sino muy poco. (17:85)
Dijo el Profeta (BPDyC): “Lo que más temo para mi comunidad es la asociación (o idolatría) oculta, más tenebrosa que una hormiga negra, sobre una piedra negra, en una noche oscura”. Tan oculta es en el hombre, que se comete aun sin tener la intención de hacerlo.
Dijo el Profeta (BPDyC): “El que hace buena oración cuando lo ve la gente, y la estropea cuando está solo, comete con ello un desprecio por el cual degrada a Allah, Poderoso y Majestuoso”
En una tradición se narra que el Mensajero de Allah (BPDyC) expresó: “Las más pesadas de las oraciones para los hipócritas son la oración de la noche y la del alba. Pero si ellos supieran lo que ambas contienen, asistirían a ellas aún gateando. En la noche del viernes y hasta el momento de concurrir a la oración de ese día la Sunnah o práctica del Profeta (BPDyC) enseña lo siguiente: El baño completo para concurrir a la oración congregacional. Segundo, perfumarse tanto el hombre como la mujer (los perfumes no son exclusivos de las mujeres en el Islam). Tercero, concurrir con seriedad, sabiendo que es un día especial. Cuarto, hacerlo bastante antes de que empiece la disertación de ese día, si nuestras tareas nos lo permiten. Quinto, cumplir determinadas oraciones optativas antes de la oración congregacional y de las disertaciones del imam. Sexto, mantenerse en silencio, en su lugar y concentrado después de hacer esas oraciones, tomando el lugar en el que presumiblemente va a levantarse para orar. En este estado lo mejor es leer el Sagrado Corán o realizar el Recuerdo divino (Dhikr). Séptimo, escuchar el Adhan, el llamado a la oración, y hacer una súplica porque durante el llamado a la oración del mediodía del viernes la súplica es sumamente meritoria y excelente, y es respondida especialmente.
Dijo el Profeta (BPDyC): «No hay siervo que diga La Ilaha illa Allah (no hay Divino más que Allah) y luego muera con ello, que no entre en el Paraíso». Preguntó Abu Dharr, su interlocutor: «¿Aún cuando hubiese cometido adulterio, o hubiese robado?», y repitió esta pregunta tres veces, recibiendo cada vez la misma respuesta: «Aún cuando hubiese cometido adulterio, o hubiese robado». Y a la cuarta vez que le preguntó eso, respondió el Profeta (BPDyC) lo mismo, agregando lo siguiente: «A pesar del desagrado de Abu Dharr al respecto». Entonces salió Abu Dharr de donde estaba junto al Profeta (BPDyC) diciendo: «A pesar del desagrado de Abu Dharr…». Y cuando narraba esta tradición lo repetía.
EL VÍNCULO CON ALLAH
Y expresó el Profeta (B.P.D.): «Sin duda que la provisión desciende del cielo a la tierra tanto como son las gotas de lluvia, para cada alma según lo que se le haya establecido. Pero Allah posee lo excedente, ¡suplicad pues de su excedente y gracia!»
Otra tradición del Profeta (BPD) expresa: «A tres Allah no les hablará ni los observará, ni los purificará y tendrán un intenso castigo: A un hombre que negó a un viajero el sobrante de un agua que tenía, y a un hombre que juró en falso por una mercadería que no podía vender, y a un hombre que juró fidelidad a un Imam, pero si éste le adjudicaba algo, cumplía, y si no le confería nada no le cumplía». De diferentes modos el Profeta (BPDyC), describe a quienes no entrarán en la bienaventuranza del más allá, sino que Allah se desentenderá de ellos, así como ellos se desentendieron de otros, de sus padres, de sus hijos, o bien juraron fidelidad y no cumplieron, sino sólo cuando les convenía, o juraron en falso, etc.. Tales son los que venden la Realidad por un mezquino importe. Un ejemplo es lo último que dice «y a un hombre que juró fidelidad a un Imam, pero si éste le adjudicaba algo, cumplía, y si no le confería nada, no le cumplía», donde la fidelidad y el respeto quedan sometidos a los intereses mundanos. Por eso Allah dice que a esos no los mirará, ni les hablará, ni los purificará, y tendrán un severo castigo.
Dijo el Profeta (BPDyC): «Dice mi Señor: `No Me caben los cielos y la tierra, pero Me cabe el corazón de Mi siervo fiel’». Es decir, no Le es suficiente la amplitud de los cielos ni de la tierra, pero Le es suficiente la pequeñez del corazón de Su siervo verdadero. Y dice en otro hadiz qudsi (en los que Allah habla en primera persona): «Allah no mira vuestras fisonomías ni vestimentas, mira vuestros corazones». Y el Sagrado Corán expresa: …Un nicho donde hay un pabilo, el pabilo está en una lámpara, la lámpara es luminaria reluciente (24:35). Tal es el corazón del siervo fiel iluminado por la Luz de Allah, donde se encuentra el vínculo con El, exaltado sea, y donde se cultiva el verdadero Islam. La persuasión, el conocimiento, nos permite llegar a ese punto. Tal estado es el estado benigno del ser, los otros estados son patológicos.
Dijo el Profeta (BPDyC): «Allah está en la opinión que Su siervo tiene de El», es decir en la idea que el siervo tiene de su Señor. Si la idea esa es grande, el siervo es grande, si la idea es mezquina, el siervo es mezquino.
El Profeta (BPDyC) recomienda a los creyentes: «Si sufrís una situación grave decid: `Nos basta Allah y El es el Mejor Custodio’» Se cuenta también que el Mensajero de Allah (BPDyC) dictó sentencia entre dos hombres, y cuando se retiraba el que había sido penado expresó: `Me basta Allah y El es el Mejor Custodio’. Entonces ordenó el Profeta: `¡Tráiganlo de nuevo a mí!’. Y le preguntó: `¿Qué has dicho?’. Respondió el hombre: `He dicho me basta Allah y El es el Mejor Custodio’. Le contestó el Profeta (BPDyC): `Allah condena la ineptitud e inutilidad, pero tú debes atenerte a tu destreza y sagacidad [que posees]. Y cuando [luego de ello] un asunto te supera di: Me basta Allah y El es el Mejor Custodio’».
Entre las tradiciones se cuenta que uno de los defensores del Profeta (BP) en Medina, llamado Abu Talhah, era la persona más rica entre ellos, y que el más amado de sus bienes era un pozo de agua llamado Bir Há’, cercano a la mezquita y casa del Profeta (BPD). Este solía ir allí a beber de su agua exquisita. Cuando fue revelado el versículo 92 de la Sura 3 expresó Abu Talhah: «¡Mensajero de Allah!, Allah dice: No alcanzaréis la bondad hasta que deis de aquello que amáis, y para mi el mejor de mis bienes es Bir Há’ [es decir el pozo de agua] que yo ofrezco en donación a Allah anhelando con ello la bondad [como dice el versículo], y la recompensa oculta en lo de Allah, exaltado sea. ¡Empléalo, Mensajero de Allah, en lo que Allah te haga conocer!». Respondió el Mensajero (BPDyC): «¡Bravo!, ¡bravo!, ¡tal es una riqueza rentable!, ¡tal es una riqueza floreciente! [es decir aquella que se da por amor a Allah]. He escuchado -continuó el Profeta- [se puede interpretar «lo que tú dices» o «lo que desea Allah al respecto»] y considero que debes darla a tus parientes». Contestó Abu Talhah: «¡Lo haré‚, Mensajero de Allah!», y dividió la posesión del pozo entre sus parientes y sus primos paternos.”
Expresó el Profeta (BPDyC): «No teme el siervo realmente a Allah como El debe ser temido hasta que sepa que lo que le acontece no será para su extravío e infortunio, y lo que lo extravía y malogra nunca puede acontecerle»
Anas narró: «Había un hombre enfermo de los defensores del Profeta (BPDyC) y éste lo estaba yendo a visitar, pero lo halló en la calle y lo saludó, preguntándole: `Fulano, ¿cómo te encuentras?’. Le respondió: `Bien, Mensajero de Allah, anhelo a Allah y temo a mis pecados’. Entonces expresó el Mensajero (BPDyC): `No se reúnen ambas cosas en el corazón de un siervo en tal estado [es decir, enfermo] sin que Allah le otorgue lo que anhela [la visión de Allah] y lo asegure de lo que teme [sus pecados o las consecuencias de ellos]»
Dijo el Profeta (BPDyC): “La fe es un vínculo secreto entre el siervo y su Señor”. La fe es secreta, y por lo tanto intimidad con Allah, por lo cual el que conserva la intimidad y el pudor tiene fe. Y dijo el Profeta (BPDyC): “Allah creó la fe, el pudor, y el intelecto, juntos, y le dio a elegir al intelecto entre mantenerse unido al pudor o separarse de él, y el intelecto eligió mantenerse unido”, de lo que se concluye que por ello conservó además la fe, como características del ser espiritual. Una persona que manifiesta en sus opiniones la desvergüenza, la falta de respeto por sí mismo y por las otras personas, es alguien que no ha descubierto esa realidad. El intelecto debe mantener la intimidad y el pudor, en los que se funda la fe, el secreto de su vínculo con Allah, exaltado sea.
Dijo el Profeta (BPDyC): «El pudor o vergüenza respecto de Allah es que preserves la cabeza y lo que ella abarca, el estómago y lo que contiene, y que recuerdes la muerte y la perecidad». «La cabeza y lo que ella abarca» son los pensamientos, las intenciones, las voliciones, las pasiones; «el estómago y lo que contiene» es todo lo halal (lícito) y lo haram (ilícito) que entra en el hombre, no solamente la comida, sino los bienes que adquiere, porque recuerden que el Sagrado Corán dice de los usureros y de los que usurpan la fortuna de los huérfanos, que zampan fuego en sus estómagos; el recuerdo de «la muerte y la perecidad» nos insuflan el temor a Allah, que va unido así al pudor o vergüenza.
La Justicia divina es exacta, perfecta, sin ninguna adulteración posible. Es infalible, no equivoca al culpable, cuyo castigo es la consecuencia misma de sus malas obras. Es como una balanza exacta que registra cualquier soplo o movimiento, por pequeño que sea. Es como la visión de la cosa mínima que existe, el átomo del átomo, no deja nada sin observar. Excepto que la Misericordia predomina sobre la Ira divina, y entonces la Justicia se atenúa. Uno de los más antiguos dichos registrados del Profeta es: “Allah escribió por encima de su Trono: Por cierto, que Mi Misericordia predomina sobre Mi Ira”. Si no fuera por esto, la Justicia divina se manifestaría en toda su plenitud, y sería aniquilado todo cuanto
EL COMBATE ESPIRITUAL
Dijo el Profeta (BPDyC): «Tu peor enemigo está entre tus dos flancos», es decir el ego. Y he aprendido de Alí Ibn Abi Talib (BP) que el ego es Satanás, y que cuando él lo mencionaba decía: «Aúdhu bil-Lahi minash-Shaitanir-Rayim», «me amparo en Allah de Satanás el maldito».
Expresó el Profeta(BPDyC) en otra ocasión: «No hay soledad más aislada que el asombro [o bien el engreimiento, según como se la puntualice en árabe a la palabra], ni hay notoriedad más confiable que la mutua consulta» Expresa Alí en Nahyul Al-Balagah, (Cimas de la elocuencia): «La consulta es la esencia de la guía y el que se arroga y aísla en su opinión se ha expuesto a la perdición»
Dijo el Profeta (BPDyC): «Tres son los signos del hipócrita: cuando habla miente, cuando promete no cumple y si se le confía traiciona».
También, en Mujtasar Ibn Kazír, dice lo siguiente: “El Profeta de Allah (BPDyC) daba un ejemplo del creyente, del hipócrita y del impío, comparándolos respectivamente a tres sujetos que se dirigieron a un río. El creyente se tiró y lo atravesó, luego se tiró el hipócrita hasta que cuando estuvo a punto de alcanzar al creyente lo llamó el impío diciéndole: ‘¡Ven conmigo, porque temo por tu vida!’, y el creyente también lo llamó diciendo: ‘¡Ven conmigo, porque yo tengo tal y cual cosa!’, enumerándole lo que poseía. El hipócrita no cesó de vacilar entre ambos, hasta que el agua lo ahogó. De este modo el hipócrita no deja de estar en la duda y en la incertidumbre hasta que la muerte lo alcanza en ese estado”.
El Profeta (BPDyC) expresó que la buena intención es buena por sí misma, al decir: «La buena intención es mejor que el acto bueno», y que la mala intención es mala por sí misma, al decir: «la mala intención es peor que el acto malo».
En cuanto a la intención fuerte y veraz, y la intención dual y débil, o enferma, una tradición dice que en cierta ocasión el Profeta (BPDyC) había salido de Medina en una excursión para combatir, y expresó lo siguiente: “En Medina hay gente que cuando vosotros marcháis por cualquier lado, o vadeáis cualquier arroyo o valle, ellos están haciéndolo con vosotros”. Le preguntaron extrañados sus compañeros: “¿Estando ellos en Medina, Mensajero de Allah?”. Respondió: “Sí, porque la impotencia los retuvo”. Es decir, ellos tenían una intención fuerte y veraz y la impotencia de hacerlo se lo imposibilitó.
Dijo el Profeta (BPDyC) al respecto: “Los actos son de acuerdo a las intenciones. Por lo tanto, el que emigre hacia Allah y Su Profeta (BPDyC) habrá alcanzado su meta, y el que emigre por el mundo, sea por una mujer con quien casarse, o por hacer un comercio, o lograr riqueza, habrá alcanzado lo que busca [pero no a Allah y Su Profeta (BPDyC)]. Y cada hombre obtendrá aquello que tenga en intención”. Es decir, la emigración por sí misma no justifica la felicidad, el bien, porque de acuerdo a la intención con que se haga será su resultado.
Según la doctrina islámica existen tres condiciones de las obras humanas, primero, la obra buena que se tiene en intención, y que si se realiza vale por diez obras; la buena obra que se tiene por intención, y que si no se realiza vale por una; la mala acción que se tiene por intención, y que si no se realiza vale por un bien, porque uno se abstiene del mal; y la mala acción que se tiene por intención, y que si se realiza vale por una sola sanción o condena, mientras que la buena obra realizada vale por diez recompensas. Hay así tres bienes que se le dan al hombre, por la buena acción efectuada diez recompensas, por la buena acción no realizada una, por la mala acción no realizada también una, y recién entonces, por la mala acción cometida, se determina la sanción, que gracias a la Misericordia divina, en lugar de padecer diez sanciones (número equivalente a la recompensa del buen acto ejecutado), sufre una sola. Por ello, es más fácil borrar los pecados, porque cuentan menos en el registro, y son menos numerosos.
Los ángeles son muy activos, pues tienen un grado de movimiento superior a nosotros, y cuanto más elevado sea el nivel de los ángeles, más rápidos son. A veces el hombre es torpe al querer apurarse, o ser rápido, y dijo el Profeta (BPDyC): “Por cierto que la precipitación proviene de Satanás”. Es la precipitación inconsciente, no la agilidad y la rapidez del creyente en responder al bien, a Allah y a Su Profeta (BPDyC), ni el hecho de que el creyente reciba la asistencia de los ángeles y sea activo y resuelto, seguro de lo que hace, ágil y diestro. Entonces el creyente muestra esperanza, vigor y optimismo. Y también dijo el Profeta (BPDyC): “El movimiento es bendición” (al-hárakah, barakah).
El Profeta dijo (BPDyC): «Has seguir a tu acto malo un acto bueno que lo borre», lo cual significa que cada vez que cometemos algo malo de pensamiento o de hecho tengamos que decir al menos «Astagfirullah», «pido la indulgencia de Allah», siendo este el acto bueno.
El que comete faltas graves también realiza las leves sin preocuparse por ello, pero el que logra evitar las graves pone todo su esmero en evitar las leves, y las considera como verdaderas montañas que se le van a caer encima. Como dijo el Profeta (BPDyC): «El impío está ante sus faltas graves como el que tiene una mosca en su nariz y la espanta con la mano, y el creyente está ante las faltas leves como ante una montaña que se le está por caer encima».
Dijo el Profeta (BPDyC): «Los creyentes son como un solo cuerpo: Cuando una parte es afectada, el resto responde con la fiebre y el insomnio”. De lo contrario es como si dijéramos “con esta mano mato, pero mi vista, mi lengua, mis oídos, mis pies, mi otra mano, no tienen nada que ver en el asunto”.
El arrepentimiento presenta diversas instancias, en primer término, la toma de conciencia, segundo, el remordimiento sincero, tercero, el pedido de perdón, cuarto, la no-reincidencia, quinto, el resarcimiento de los perjudicados, sexto, el obrar el bien con la intención de que el mal nos sea perdonado, séptimo, el olvido de la falta por la cual nos hemos arrepentido y fuimos perdonados, como si nunca ella hubiese existido. Al respecto dijo el Profeta (BPDyC): «El que está arrepentido de su falta es como si nunca la hubiese cometido»
Dijo el Profeta (BPDyC): «Sin duda que Allah admite el arrepentimiento del siervo en tanto éste no gorgoree [en agonía]». Y dijo: «No hay siervo creyente que se arrepienta antes de la muerte por un mes sin que Allah no acepte de él, o aún menos que eso, antes de su muerte por un día o una hora, en que Allah conozca su arrepentimiento y su sinceridad ante El, sin que El lo admita de su parte [es decir, admita el arrepentimiento]». Otra tradición similar expresa: «Al que se arrepiente un año antes de la muerte Allah lo perdona. -luego agregó- el año es sin duda mucho, por lo cual al que se arrepiente antes de su muerte por un mes Allah lo perdona. -luego agregó- por cierto que un mes es mucho, por lo cual al que se arrepiente antes de su muerte por un día Allah lo perdona. Luego agregó- y un día es mucho, por lo cual al que se arrepiente antes de su muerte por una hora Allah lo perdona -luego agregó- una hora es en verdad mucho, por lo cual al que se arrepiente habiendo alcanzado su alma esta -e indicó su garganta- Allah lo perdona», es decir, cuando el moribundo exhala el alma.
Dice un hadiz del Profeta (BPDyC): «Todos vosotros nacéis en la Fitrah, excepto que vuestros padres os judaizan, os masdeizan u os cristianizan», es decir, que los apartan de la Fitrah original. Y el Imam Muhammad Al-Baqir, con él sea la Bendición y la Paz, expresó al respecto: «La Fitrah es el Tauhid». Todos nacemos con el conocimiento del Tauhid, de la Unidad divina, y después los padres de algunos los judaizan, es decir ponen el Tauhid al servicio de una raza, o de una religión, o los mazdeizan, conciben el Tauhid como dos cosas separadas, la dualidad divina, o los cristianizan, aumentan algo más y hablan de la «trinidad».
En otra tradición se cuenta que: «El Mensajero de Allah (BPDyC) abundaba en decir en su súplica: `¡Allahumma, Tornador de los corazones!, ¡afirma mi corazón en Tu Din!’. Preguntó‚ dice Ummu Salamah, una de las esposas del Profeta (BPDyC): `¡Mensajero de Allah!, ¿es cierto que los corazones se tornan (o rotan)?’. Respondió: `Sí, Allah no creó a ningún ser humano de la descendencia de Adán cuyo corazón no se encuentre entre Dos Dedos de Allah, que si El quisiera lo enderezaría, y si quisiera lo desviaría’…»
En Perlas esparcidas, de parte de numerosos compañeros del Profeta (BPDyC), y citado por diversas fuentes, sobre la Sura 3 versículo 105 narra Abu Umaiiah Ibn Sha’ban: “¡Por Allah!, pregunté por él a un conocedor, le pregunté al Mensajero de Allah (BPDyC), y me respondió: ‘¡Concordad en el bien y desistid del mal!, al punto que si observáis una avaricia y codicia obedecidas, una pasión perseguida, una mundanidad preferida, y la fascinación de cada uno con su propia opinión, ¡atente entonces a tu propia alma, y abandona la situación en que se encuentra la generalidad de la gente! Por cierto, que vosotros tendréis días de paciencia [de sufrimiento] durante los cuales el perseverante será como el que aferró una brasa con su mano. De seguro que el que obra el bien en ellos [durante esos días] tendrá el equivalente a la recompensa de cincuenta hombres que obraron como él [en el pasado]’”.
“Concordar en el bien y desistir del mal” significa que si los creyentes ven prevalecer el mal en el mundo, y a cada uno afirmar algo creyendo que es la verdad absoluta, entonces que abandonen la situación de la mayoría y se limiten a su propia alma, porque será imposible cambiar la situación general. Habrá un futuro en que los perseverantes serán como quienes tienen una brasa en la mano, pero tendrán en cambio una recompensa grandiosa. Cuanto más avanza la historia, y más se pervierte la humanidad, la obra de bien vale más y es más recompensada. Es como el ejemplo de una fiesta donde han sido invitados muchos, que en su mayoría no concurren como lo hacían en el pasado, y entonces las delicias de la fiesta es para menos, y le corresponde más a cada uno.
Un compañero de Muhammad (BPDyC) reconoció sus faltas y fue de los benignos, los bienaventurados. El que no reconoce sus faltas y las oculta es por el contrario de los malignos, de los desventurados. Por eso dijo el Profeta (BPDyC): «El que se ve como maligno es por lo tanto un benigno», es decir el que ve su imperfección y falencias tiene el alma viva, puede tornarse sobre sí y criticarse, y este hecho es una misericordia de Allah, exaltado sea. Y podríamos deducir nosotros que el que se considera perfecto es un maligno.
Dice una tradición del Profeta (BPDyC): «No adolece el hombre de la raspadura (o lastimadura) de una estaca, ni caída alguna, ni espanto de perecer ahogado, que no sea por una falta, y lo que Allah disculpa es mucho más» Y dice otra tradición: «¡Por Quién tiene mi alma entre Sus Manos!: No acomete al creyente angustia, ni tristeza, ni padecimiento alguno, aún la espina que se clava, sin que Allah con ello le haga reparar alguna falta». Es decir, las causas de nuestra desgracia o adversidad está en nosotros mismos, en nuestras acciones, y en el mismo sentido dice el Sagrado Corán: Tal es que Allah no varía una merced con que El agració a una gente, hasta que ésta varíe lo que hay en sus almas, siendo que Allah es Oyentísimo, Conocentísimo. (8:53) Es decir que Allah sólo destina las mercedes a la gente, los bienes, los dones, las bondades. Pero ellos, en la medida en que se corrompen, atraen su propio mal.
Y dijo el Profeta (BPDyC) : “No es debido al creyente denigrar su alma”. Le preguntaron: “¿Y cómo denigra su alma, Mensajero de Allah?!” Respondió: “Soportando pruebas y pesares, más allá de su capacidad”
EL DIN
El Profeta Muhammad (BPDyC) Mensajero de la Misericordia, dijo: «No tratéis de agotar este Din porque es más fuerte que vosotros». Es decir que la gente no trate de exagerar en las prácticas de la fe del Islam porque ellas son más extensas de lo que cualquiera se puede imaginar, y son más profundas de lo que parecieran exteriormente. Pero también ésa es una recomendación suya para que la gente adopte lo más simple o sencillo de realizar, y cumpla concienzudamente con eso, sin aparentar al principio fortaleza espiritual y terminar por no cumplir con nada, como suele suceder. El Din del Islam, como sistema de creencias y de prácticas que conducen a la vida buena y llevan a metas muy elevadas, es el más fácil para quien no se quiere complicar y el más eficaz para llegar a la meta anhelada por el corazón humano, que es la felicidad en este mundo y en el otro. Rechazamos como abominables las prácticas agregadas por los desviadores de las religiones anteriores, que resultan repulsivas al alma del hombre, como la mortificación, es decir el maltratar al cuerpo con actos exagerados de abstinencia o de rigor, todo lo cual se ha visto en ciertas religiones (por ejemplo, entre los hindúes y los cristianos antiguos).
Dijo el Profeta (BPDyC): “La oración es el pilar del Din”, es decir de la vida buena. Si uno no cumple la oración el Din será una palabra vana en su boca. Por ello los que se desvían del Islam sintomáticamente empiezan por abandonar la oración.
Dice Allah Exaltado: Comed pues de lo lícito y bueno que Allah os proveyó…” (Sagrado Corán 5:88). Ibn Abbas narró: “Fue revelado este versículo en razón de un grupo de los compañeros del Profeta (BPDyC) que expresaron: ‘Nos emascularemos (castraremos), abandonaremos los goces del mundo, y erraremos en la tierra como hacen los monjes’. Ello le fue referido al Profeta (BPDyC) quien los citó y les mencionó esto, contestando ellos: ‘Así es’. Replicó el Profeta (BPDyC): ‘Por mi parte, yo ayuno y me desayuno [interrumpo el ayuno], rezo y duermo [sin pasar toda la noche en vela], y cohabito con las mujeres. Así pues, quien se atenga a mi práctica (Sunnah) es entonces de los míos, y el que no siga mi práctica, no es de los míos’”. El ascetismo extremo no estaba ausente del Islam, y nunca lo estuvo, excepto que el Profeta (BPDyC) lo vedó para impedir los extremos. Es necesaria la búsqueda del justo medio, del Sendero Recto, como dice el Sagrado Corán: ¡Guíanos por el Sendero Recto! (1:6)
El Profeta (BPDyC) expresa en un famoso hadiz: «Como vivís habréis de morir, y como muráis habréis de resucitar». Allah es Justo, y aquéllos que le dieron la espalda y se tornaron hacia las pasiones y se sumergieron en los vicios morirán como vivieron, y serán resucitados como murieron, y esto es absolutamente justo.
Dijo el Profeta (BPDyC): «El hombre está con aquello que ama», tanto en este mundo como en el otro, «y el que ame una piedra resucitará con esa piedra», es decir en la categoría de la piedra. Por lo tanto, el que ame una imagen resucitará con esa imagen, el que ame la falsedad resucitará con la falsedad, el que ame el error, resucitará con el error, el que ame la maldad resucitará con la maldad, el que ame el crimen, resucitará con el crimen y el que ame la bondad, el que ame al Profeta (BPDyC), resucitará junto a ello.
En otra tradición dice: “Pregunté a Ibn Abbas acerca de la venta de bebida alcohólica, y me respondió: ‘El Mensajero de Allah (BPDyC) tenía un amigo de los Zaqíf [una tribu], o de los Dáus [otra], y el día de la Victoria [entrada en Meca], éste lo encontró con un odre de vino para regalárselo. Entonces el Mensajero de Allah (BPDyC) expresó: ‘¡Fulano!, ¿no conoces que Allah lo prohibió?’. El hombre se volvió luego hacia su muchacho, y le ordenó: ‘¡Ve y véndelo!’. Entonces le preguntó el Mensajero de Allah (BPDyC): ‘¡Fulano!, ¿qué le has ordenado?’. Respondió: ‘¡Le ordené que lo vendiera’. Agregó el Profeta (BPDyC): ‘Por cierto que Quien prohibió su bebida, también prohibió su venta’. Y ordenó que se rompiera y derramara allí”.
LA PRUEBA
La prueba también existe dentro de una Yama`ah, en la aceptación de la enseñanza, en la convivencia con los otros miembros. Yama`ah significa “comunidad”, es convivir con los hermanos espirituales. Estar en la Yama`ah es amar a los Profetas (P), sobre todo a Muhammad (BPDyC). La tarea del murshid es dar lo más posible la imagen del Profeta (BPDyC), y la de los muríd o fuqará` (aspirantes o pobres espirituales, los miembros de la Yama`ah) es antes que nada escuchar y obedecer, como dice la bai`ah (juramento de fidelidad, dado al Profeta (BPDyC) y al Imam de la época (P) a través del murshid). Escuchar es recibir la tradición y la enseñanza, y acatarla u obedecer. Cada uno en la Yama`ah está siendo probado por los otros, como si estuvieran dentro de un espacio reducido, hombro con hombro. La vida es convivencia, ocupar un espacio y tratar de no molestar al otro, sino ayudarlo, facilitarle, dignificarlo sobre todo. La tarea del murshid es dignificar a la gente, hacerlos conocerse a sí mismos, presentarles a sus propias personas: “Sidi Hasan, ¿quiere conocer a sidi Hasan?”, y presentarle a sidi Hasan. Todo queda dentro de Hasan, no le presento a nadie más que a sí mismo.
“Fue interrogado el Mensajero de Allah (BPDyC): `¿Quién de la gente sufre más la adversidad en el mundo?’ Respondió: `Los Profetas, luego los más próximos [en orden de importancia], y así sucesivamente. El creyente es probado todavía en la medida de su fe y de sus obras buenas. Así pues, el que es de buena fe y de buenas obras sufrirá más la prueba, y el que tenga fe endeble y sean débiles sus obras tendrá menos pruebas'»». En el mismo sentido de la tradición anterior se dice que el Profeta (BPDyC) expresó: «El mundo es prisión para el creyente y paraíso para el impío». Y también: «Cuando Allah, Poderoso y Majestuoso, ama a un siervo, lo sumerge totalmente en la adversidad». Dijo Ya`far Al-Sadiq (P): «Por cierto que el creyente está en la condición del platillo de la balanza: Cuanto más es aumentada su fe, tanto se aumenta su aflicción». Y el Imam Al-Baqir (P) expresó: «Sin duda que Allah, Poderoso y Majestuoso, frecuenta al creyente con la adversidad, como el hombre acostumbra a su familia al regalo después de haber estado ausente, y [Allah] lo cuida del mundo, como el médico cuida al enfermo»
Dijo el Profeta (BPDyC): «Haz por tu mundo como si vivieras en él eternamente, y por el más allá como si mañana murieras» Tiene el sentido del equilibrio que debe existir entre este mundo y el más allá, sin desechar uno por el otro ni superponer uno al otro, porque no se superponen sino que se mantienen jerárquicamente. El otro mundo es superior, siendo la realidad verdadera, y este mundo la apariencia. La riqueza auténtica es la del otro mundo, la riqueza pasajera, aparente y defectuosa es la de este, riqueza que presenta muchos peligros de caer en el mal. Igualmente sucede con los goces, la felicidad, la salud, y todas las otras cosas que podamos mencionar. No se trata de despreciar el mundo hasta el punto de que solamente vivamos para el más allá, ni de menospreciar el más allá hasta el punto de que sólo vivamos por el mundo. Tal actitud equilibrada es en el Islam la del creyente, la actitud de los Profetas, con ellos sean la Bendición y la Paz. Si éstos no hubiesen considerado valioso lo que hacían en este mundo no se habrían dedicado a hacerlo: ¿Para qué penar tanto, sacrificar tanto, hasta su propia vida? Y dice también el Sagrado Corán, todo cuanto habéis recibido sólo es goce de la vida mundanal y su embeleso, pero lo que hay en Allah es mejor y más perdurable. (28:60).
Y en otra tradición expresó: «¡Por Allah!, el mundo no es respecto del más allá sino como si cualquiera de vosotros sumergiera sus dedos en el mar [para capturar agua]: ¡Que observe qué es lo que vuelve a él en ellos!»
Dijo el Profeta (BPDyC): “Lo poco que satisface es mejor que lo mucho que distrae” Es decir, el hombre sabio somete sus tendencias, llega al autodominio, y así se satisface con lo poco, no necesitando más. La multiplicidad produce la dispersión, la distracción, seguir lo más fácil y agradable a los sentidos, lo cual conduce el desvío humano. El error, por lo tanto, es algo mayoritario.
Dijo el Profeta (BPDyC): «El que se contente con que se le erijan moradas en el más allá y se lo eleve en categorías: Que disculpe al que lo dañó, que dé al que le negó, y que se vincule con el que lo incomunicó».
Como dijo el Profeta (B.P.D.): «El que no se preocupa por la situación (o los asuntos) de los musulmanes no es de ellos». En definitiva, el que tiene una actitud activa dentro del Islam en pro de la Causa de Allah, Causa que implica la justicia, la Complacencia de Allah, la difusión de la Verdad, etc. es superior al que tiene una conducta pasiva, meramente devocional.
Dijo el Profeta (BPDyC): «La Mano de Allah está con la comunidad». Y dice el Sagrado Corán que cuando varios se reúnen, Allah es Uno más. Esto significa que la Presencia de Allah está continuamente con la comunidad de los musulmanes
Recordemos el hadiz del Profeta (BPDyC) sobre que aquel que convive con una gente durante cuarenta días se convierte en parte de ellos. Por eso la necesidad de la Yama’ah o comunidad para los musulmanes, aunque se trate de una Yama’ah pequeña en un lugar donde sean minoría, porque ella permite el encuentro con los musulmanes y convivir en todo lo que sea posible con ellos, evitando la intimidad con los impíos, preservándonos de su mala influencia. En la medida en que haya integración con los no musulmanes se produce la separación del Islam. Esto es igual al hadiz ya citado que dice: «El que no está en la Yama’ah y en tanto no se encuentre en ella ha desecho de su cuello el lazo del Islam hasta que retorne y se arrepienta»
Dijo el Profeta (BPDyC): «¡Cuidáos de la conjetura, porque es la explicación más engañosa [o bien se puede traducir: el relato más mentiroso]!». El (BPDyC) rechazaba las habladurías diciendo: «No me contéis [nada malo] de mis compañeros, porque deseo mostrarme a vosotros con el pecho liberado», es decir sin ninguna conjetura.
En Perlas esparcidas se trae de un compañero del Profeta (BPDyC), acerca de las palabras nocivas que se dicen en confidencias, e incluso fuera de ellas: “Solicité: ¡Mensajero de Allah!, ¡ordéname un asunto que [de cumplirlo] me preserve dentro del Islam!’. Respondió: `Dí: Creo en Allah, y sé recto!’. Pregunté: `¡Mensajero de Allah!, ¿qué es lo que más temes que me perjudique?’. Respondió: ‘Esto’, y el Mensajero de Allah (BPDyC) tomó la punta de su lengua”. Lo que más perjudica es lo que se dice, el chisme, la delación, la confidencia maligna, y todo lo de ese estilo.
Dijo el Profeta (BPDyC): «El mejor compañero ante Allah es el mejor con su compañero, y el mejor vecino ante Allah es el mejor con su vecino»
Expresó el Mensajero de Allah (BPDyC): «Los vecinos son de tres [clases]: Uno que tiene un solo derecho a su favor, y éste es el de menor derecho entre los vecinos; y otro que tiene dos derechos; y otro que tiene tres derechos, siendo éste el más meritorio de los vecinos en derechos. Respecto del vecino que tiene un solo derecho, es el impío sin lazo de parentesco [con nosotros] pero que tiene el derecho de la vecindad. En cuanto al que tiene dos derechos, es el vecino musulmán que posee el derecho del Islam y el derecho de la vecindad. Y en cuanto al que tiene tres derechos, es el vecino musulmán que tiene parentesco [con nosotros], y posee el derecho de vecindad, el del Islam, y el del parentesco» . El derecho de vecindad en el Islam es la mutua colaboración entre los vecinos en todos los aspectos de la vida para los asuntos comunes de la vecindad, tanto la colaboración con lo que el vecino necesita, si es que nosotros podemos hacerlo, como la mutua defensa. La palabra «vecindad» en árabe tiene que ver con «defensa». Se dice yar del vecino y yiuár de la protección y defensa de otros. El derecho del Islam que menciona la tradición se refiere a todo lo del Din, por ejemplo ayudar a un musulmán cuando éste lo necesita y no tiene capital para trabajar, o la enseñanza de unos a los otros y el mutuo consejo, o el cuidado de las familias en ausencia del vecino musulmán, aunque no haya parentesco, es decir cuidar de sus hijos como si fueran los nuestros y de su esposa en cuanto a su honor y a sus bienes como si fuera nuestra hermana, etc. Y, por último, el derecho del parentesco son todos aquellos asuntos, como la herencia y demás, determinados por la Ley del Islam. Aisha, una de las esposas del Profeta (BPDyC), preguntó cierta vez a éste (BPDyC): «Tengo dos vecinos, ¿a cuál de ellos obsequiaré [cualquier cosa que fuere]?». Respondió: «Al que de ambos tenga su puerta más cercana a ti». La Sura 3 versículo 36 recomienda el buen trato en todas las relaciones sociales posibles que tenga el hombre. Tal es el Tauhid práctico, llevar a la práctica la creencia en la Unidad divina mediante la bondad con todos los relacionados con nosotros: El buen trato con los padres, los parientes, los huérfanos, los indigentes, el vecino allegado, el vecino apartado, el compañero inmediato, aunque sea de viaje, el viandante, es decir el que está de paso, y lo que dominan vuestras diestras, la familia, pero más precisamente los domésticos.
En una tradición se dice que alguien se quejó al Profeta (BPDyC) del maltrato que recibía de su vecino, y él le respondió: “¡Saca tus pertenencias y ponlas en el camino!”. Y todo quien se cruzaba con él le preguntaba qué le pasaba, y él le contestaba: “Mi vecino me humilla y perjudica”. Y cada cual exclamaba: “¡Allahumma! ¡maldícelo [al vecino]! ¡Allahumma humíllalo y abátelo!”. Entonces el vecino le rogó: “Vuelve a tu casa, y juro por Allah no dañarte nunca más”. El Profeta (BPDyC) aconsejaba a veces la acción directa, pero no la agresión. La manifestación pública de un grupo de gente perjudicada, como en Palestina, está autorizado por el Din de Allah, porque son perjudicados, maltratados, humillados y asesinados. Entonces pueden oponerse al inicuo, maldecirlo públicamente, pedir la aniquilación de su poder, y que Allah condene sus acciones. Por el contrario, tomar un arma e ir contra civiles no armados, ni hostiles, no es lícito para el Islam.
También dijo: “Cualquier musulmán que albergue a unas personas y los huéspedes resulten mezquinados, es un deber de todo otro musulmán defenderlo para que reciba el albergue [y comida] de ese día (lit. noche) de los bienes [del anfitrión]” El albergue, el hospedaje, el tener huéspedes, es de las cosas muy importantes del Din. Pero existen condiciones al respecto, por ejemplo, se está obligado como máximo a albergar no más de tres días; segundo, que lo que se ofrece sea de los bienes lícitos del anfitrión; tercero, que el lugar de hospedaje no sea usurpado, se trate de su casa, o de un local, u otra casa suya vacía, o la mezquita donde él es imam, etc.; cuarto que ofrezca de lo mejor, no de lo peor; quinto, que nos los maltrate; sexto, que los ayude si están de viaje.
Expresó el Profeta (BPDyC) en consejo a sus seguidores: «¡Cuidaos de la tacañería porque ella arruinó a vuestros predecesores! Les ordenó cortar los lazos de parentesco y lo hicieron, y les ordenó la perversidad y la transgresión [moral] y la cometieron». El tacaño se acostumbra a bajezas y acciones malignas que no tienen que ver directamente con la tacañería o la avaricia, pero que igualmente comete. Porque él tiene una visión del mundo muy reducida, estrecha y maligna, y así como desea acaparar riquezas quiere también gozar de algunas bajezas morales. El Profeta (BPDyC) dice que el tacaño corta los lazos con todos sus parientes, se aísla para que no le pidan dinero, lo cual es sintomático. Segundo, que viola y transgrede las leyes morales porque se ve impulsado a eso. Y sobre no ocultar lo que se tiene, porque el Sagrado Corán dice que el tacaño oculta sus bienes, y aparenta indigencia, dijo el Profeta (BPDyC): «Si Allah agracia con una merced a un siervo, sin duda que El ama que se manifieste la presencia de ella en él». El tacaño no solamente oculta el dinero que tiene sino que también oculta la comida cuando alguien viene a verlo. Por el contrario, el musulmán se acostumbra a poner todo lo que tiene sobre la mesa y a compartirlo, y cuando tiene poco comparte lo poco que tiene, tanto como pueda. Y suplicaba el Profeta (BPDyC): «Haznos agradecidos de Tus mercedes, alabantes de Ti por ellas, merecedores, y plenifícalas en nosotros» O sea que las mercedes de Allah, los bienes, los dones, todo aquello que El nos da, exaltado sea, debe ser mostrado no ocultado, sea la vestimenta u otros dones, y debe ser empleado en el bien y compartido.
Entre las tradiciones dijo el Profeta (BPDyC): «¡Por El que tiene mi alma entre Sus Manos!: No entraréis en el Jardín hasta que tengáis fe [y seáis pacíficos y confiados], y no tendréis fe hasta que os améis mutuamente ¿Acaso no os indicaré un asunto que si lo hicierais os amaríais mutuamente?: ¡Propagad el saludo entre vosotros!». Esta es una tradición general sobre el tema.
El saludo tiene el significado de que sirve para el reconocimiento mutuo entre las personas, para que se amen entre ellos deponiendo la agresión, la maldad, la violencia, como dice la anterior tradición, y más bien que convivan como seres humanos justos. Del mismo modo, es el signo más exaltado de la amistad, porque el que está enojado con otro le quita el saludo. El Profeta (BPDyC) recomienda especialmente que su comunidad se salude.
En una tradición del Profeta (BPDyC) dice: “De dos que se insultan, lo que ambos dicen caerá sobre el que lo provocó, en tanto el humillado no se exceda [en el insulto o la condena]”. Es decir, cuando uno insulte al otro, el primero en hacerlo es el que recibe todo lo que dicen los dos.
EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
Cada uno de los esposos es responsable de la armonía en el matrimonio, como también de la concordia de la sociedad en que viven, porque el matrimonio influye sobre esta última. Respecto del buen trato matrimonial dijo el Profeta (BPDyC): «El mejor de vosotros es el mejor con su esposa y familia, y yo soy el mejor de vosotros con mi familia» El (BPDyC) practicaba el dicho amable, el acto bueno, mantenía la buena presencia tanto como debemos hacerlo nosotros, es decir el aseo exterior, el buen aroma del cuerpo. Así como el hombre desea que su esposa proceda con él, debe proceder él con ella. En su práctica con los suyos, aparte de lo ya mencionado, el Profeta (BPDyC) era de buen talante, siempre contento. Jugaba con sus esposas y su familia, era bondadoso con ellos y les proveía suficientemente. Reunía a su familia cada noche en la casa donde lo pasaría y amenizaba con ellos en reunión familiar nocturna después de la oración respectiva. Así tenemos su ejemplo extraordinario (BPDyC), lleno de consejos y reglas de buen trato familiar.
El Profeta (BPDyC) dijo: «El mundo es goce y bondad, su goce es la cónyuge buena que cuando él la mira lo alegra, cuando le manda le obedece, y cuando él se ausenta, presérvale su cuerpo y bienes» Y también dijo: «Me fue hecho amable la mujer y el perfume, y se me estableció el consuelo en la oración» . Es decir, el Profeta (BPDyC) indica dos cosas diferentes sobre el goce en el mundo, como también las indica el Sagrado Corán: El goce lícito, bueno, recomendado por Allah, que va de acuerdo a la naturaleza del hombre; y por otro lado, el goce malvado, que está fuera de lo determinado por Allah, y a veces hasta fuera de las vías naturales de goce en el mundo, y que perjudica a los mismos que lo practican.
El Profeta (BPDyC) expresó: «La mujer es una preciosura [literalmente muñeca], el que la tome que no la pierda» Y dijo: «¿Acaso algunos de vosotros golpeará a su mujer y luego con la misma mano estará abrazándola?».
Existen otros dichos del Profeta (BPDyC) acerca de la mujer y del matrimonio, que son los siguientes: «La mejor de las mujeres es una que si tú la miras te alegra, si le ordenas te obedece, y si te ausentaras de ella te honra y resguarda en tu persona y en tus bienes». Otro dice: «Si la mujer rezara las cinco [oraciones], ayunara su mes [de Ramadán], preservara su honradez y obedeciera a su esposo, se le diría: `¡Penetra en el Paraíso por cualquiera de las puertas que tú quieras!’» Otro expresa: «Si la mujer pasara la noche fuera del lecho de su esposo la maldecirían los ángeles hasta que amaneciera». Otro: «Alguien le preguntó: `Mensajero de Allah, ¿cuál es el derecho de la mujer respecto de cada uno de nosotros?’. Respondió: `Que le des de comer si tú comes, de vestir si te vistes, que no la golpees en el rostro ni la ofendas y denigres [considerándola abominable], ni abandones el lecho [debido a alguna discrepancia], excepto en tu casa [es decir, no se debe abandonar la casa]». En la Peregrinación de la despedida expresó el Profeta (BPDyC): «¡Precavéos de Allah en cuanto a las mujeres!, pues ellas son cautivas en lo de vosotros. Y tenéis a su respecto el derecho de que ellas no manchen vuestro lecho con nadie, pues ello es abominable para vosotros. Si ellas lo hicieran, reprendedlas sin lastimarlas. Y ellas tienen a su favor su subsistencia y vestido adecuadamente». Y dijo el Profeta (BPDyC): «No golpeéis a las siervas de Allah». El prohibía golpear a las mujeres y nunca lo practicó porque es un acto de cobardía. El que lo hace se manifiesta en ese hecho como un cobarde.
Dijo el Profeta (BPDyC): «El que sale para mantener a su familia o a sus dos padres ancianos es como si saliera a luchar por la Causa de Allah» haciendo equivaler la Causa de Allah con la responsabilidad que cualquiera tiene en este mundo de cumplir con los suyos, en cumplimiento del pacto con Allah.
Por lo tanto, después del vínculo con Allah está el vínculo de parentesco, lo cual destacó el Profeta (BPDyC) cuando se le preguntó: «¿A quién debo venerar, Mensajero de Allah, después de Allah?». Respondió: «A tu madre». «Y a quién luego». «A tu madre». «Y a quién luego». «A tu madre». «Y a quién luego». «A tu padre». Es decir, privilegió tres veces a la madre sobre el padre
ÉTICA
Abu Said Al-Judri, un eximio compañero del Profeta (BPDyC), expresó: “Dijo el Mensajero de Allah (BPDyC): ‘El que vea algo maligno, que lo impida con su mano [con la acción directa], pero si le es imposible, que sea con su lengua [de palabra], pero si le es imposible, que sea con su corazón [con el sentimiento contrario a ello], aunque esto es lo más débil de la fe’”. Esta tradición enseña que existen tres grados de crítica en el nivel del control social, primero las directas, si veo algo maligno o nocivo, como que una persona agrede a otra sin ningún derecho, o que está robando, etc., lo meritorio o superior es la acción directa, impedirlo de hecho. Si hay dos peleándose tratar de separarlos, si alguien oprime a otro, tratar de defenderlo. Y una vez que se restablece la paz, se juzgará qué sucedió, pero por principio se debe impedir la violencia. Hoy por hoy, lamentablemente, se generalizó la violencia social, hay asesinatos, homicidios, robos, etc., y lógicamente, la gente se encierra en sus casas, como en una cárcel, pone verjas y rejas por todos los costados, alarmas, y perros guardianes, pero ésta no es la solución. “Pero al que le es imposible, que sea con su corazón”, significa que rechace el mal con el sentimiento contrario. Define así el último grado de crítica social, el de la fe, cómo lo más débil, porque se trata de algo público, que está pasando en el plano de la acción, no de algo íntimo, exclusivo del corazón. Por lo tanto, lo primero es reformar lo actuado; segundo, hablar, siendo ambas cosas del plano de la acción. En tercer lugar, no participar al menos en ello, cuando uno no tiene conocimiento, pero intuye que eso está mal. La práctica de ordenar el bien y vedar el mal tiene diversos aspectos, empieza por la persona de uno mismo, ordenarse el bien y vedarse el mal a uno, lo cual constituye el autocontrol. Si hay algo que hoy ya no existe en la gente en general, o al menos está muy relajado, es el autocontrol, de manera que las personas no son severas consigo mismas como lo eran antes, ni se exigen en el orden moral o espiritual tanto como en otros tiempos. El asunto está muy diluido, y las personas reciben cierto mensaje del medio cultural y social donde viven que dice que el autocontrol es “reprimirse”, que deben, por el contrario, “transgredir”, para descubrir “su verdadero yo”, o por lo menos para adecuarse a las condiciones imperantes. Como sabemos esto es contrario a la vida espiritual, por más que se lo sostenga con mucha literatura, y haya muchas personas que lo repitan. En general la cultura social se corrompe, y llega a sostener ciertas teorías aceptadas por la generalidad, aunque sean erróneas. La lección del pasado es que muchos pueblos y civilizaciones han quedado al margen de la humanidad por corromperse, hasta el punto de llegar a la pura bestialidad. Y en este mismo camino está la civilización atea y materialista actual. En el aspecto moral o ético ya no se fomenta ninguna valla, ninguna corrección, ningún límite, y así en otros aspectos. Si el hombre quiere llegar a la felicidad, no le será posible sin el autocontrol en sus diversos grados, porque la felicidad no es espontánea en el hombre, como lo es en los animales. El animal, quizás, procediendo espontáneamente, es “feliz”, si cumple con lo que le satisface. Pero el hombre no, porque tiene exigencias de tipo intelectual o espiritual, tiene futuro, tiene conciencia de la realidad, una vida interior intensa, una sexualidad abierta, lo cual varía fundamentalmente la vida del hombre (los animales poseen una sexualidad restringida, periodos de celo), tiene una tradición anterior, una cultura que lo rodea, una exigencia por parte de la sociedad. El está inserto en cierta cultura, no llega a la felicidad simplemente cumpliendo con las leyes naturales, se da leyes de otro orden, y al dárselas, si no incluyen en esto el autocontrol, la administración moral e intelectual de sus capacidades y potencias, de su fuerza, de su vida, sus bienes, sus relaciones o vínculos con los otros, nunca llegará a la felicidad.
En resumen, el primer grado de ordenar el bien y vedar el mal es el autocontrol de uno mismo. Cuando los teóricos políticos, o los intelectuales del mundo actual, quieren resolver los problemas de la sociedad, piensan en medidas colectivas, como los impuestos, por ejemplo, como si los hombres fueran una manada a la que se puede dirigir con perros. Pero las medidas colectivas fallan, porque cuando no hay autocontrol por parte del individuo, no hay compromiso real con lo que se intenta, y las medidas no solucionan nada. El hombre actual se ha acostumbrado a una mentalidad mecanicista, por la que implementa cierto mecanismo para que se produzca un determinado fenómeno. Pero esto no resulta efectivo en la sociedad humana, ni nunca lo será. Ningún mecanismo colectivo puede suplir la conciencia humana individual, de modo que el problema actual de la crisis moral y social se remonta al problema del individuo que no se autocontrola. Lo hace sólo en ciertos aspectos, quizás en el económico, pero ello parece no servirle de ejemplo para controlarse moralmente. Sabe administrar sus bienes, y a veces es avaro en eso, se autocontrola en el peso físico, y cuando tiene el estómago voluminoso reduce las comidas y hace gimnasia, y si sufre de alguna enfermedad y cierto alimento lo daña, se abstiene. Todo ello lo admite, porque es material, pero el autocrontrol espiritual no lo acepta. Lo han convencido del individualismo, de la libertad sin restricciones, de que el hombre “no debe reprimir sus instintos”, como se dice, aunque ello es contrario a alcanzar un nivel espiritual superior.
En definitiva, una vez vencida la valla del primer control, de ordenarse el bien y vedarse el mal a uno mismo, se vence fácilmente la de los padres, su segundo grado. Cuando éstos demuestran que no cumplen con un modo de vida bueno, por lo menos para sí mismos, que no tienen ningún control sobre su conducta, no pueden, en consecuencia, ordenar el bien y vedar el mal a sus hijos, porque el mal ejemplo proviene de ellos mismos. Y así se desintegra la familia, como vamos a ver en una tradición posterior. Un padre, con un vaso de whisky en la mano, que dice a su hijo: “¡Hijo mío no te drogues!”, mientras él toma de su botella, no tiene ninguna autoridad para transmitir ningún control. Y cuando no hay control, no hay ley alguna, tal ese es el problema actual. El tercer grado de ordenar el bien y vedar el mal es en lo que concierne a la sociedad misma. Hoy eso ya no existe, una persona puede estar asaltando en la calle, o realizando un acto íntimo (que va desde el beso hasta cosas más íntimas), pero nadie lo censurará. Ya no hay censura pública, la gente pasa al lado de los otros sin interesarle lo que hacen, o cómo se encuentran. En otra época se reconvenían los actos vergonzosos, lo íntimo era para la intimidad, no como los perros que defecan y orinan “en público”. El hombre de hoy está a punto de llegar a ese extremo. No hay control en ninguno de los escalones en que el hombre debe controlarse y cumplir consigo mismo, empezando por cumplir el bien y vedarse el mal a sí mismo. Entonces se generaliza la corrupción desde el nivel estatal, desde el nivel intelectual y de la cultura, desde el nivel económico o de la producción. Se propagan malos ejemplos, corrupción, estafa, difusión de ideas nocivas para la sociedad, canciones hechas para difundir la droga etc. Hoy se cantan las inmoralidades, el adulterio, y los vicios personales y dañinos, como la borrachera, son fomentados con música y poesía. Tenemos entonces un descontrol total y en todos los sentidos, y ya no se ordena el bien, ni se veda el mal. No es posible reformar todo lo que viene siendo mal hecho, detrás de lo cual hay grandes poderes económicos que lo fomentan, pero en la medida de lo posible debemos difundir la palabra de verdad, la condena, la crítica etc., de modo que por lo menos nosotros no participemos de todo el mal que sucede. Siempre va a infiltrarse algo en nuestra conducta, en nuestra persona, pero para nuestro propio bien no deberíamos participar ingenuamente de todo, por el contrario, deberíamos ser unos críticos activos. Lo principal que debe quedar de esta enseñanza es que, si no hay control, tanto a nivel personal, como a nivel familiar y social, habrá caos. El autocontrol se establece mediante ordenar el bien y vedar el mal, algo muy simple. Segundo, para ordenar el bien y vedar el mal se debe conocer el bien, y qué es nocivo. Para ello se debe recurrir a la fuente, que en principio es la Revelación, la Sabiduría de los Profetas (P), la tradición de los sabios, y el intelecto propio, haciendo el esfuerzo para alcanzar el bien. Tercero, se debe ser valiente, no temer a la gente, pues si uno teme a sus hijos, a su cónyuge, a la familia, a la sociedad, no será capaz de la verdad. En realidad, estará sometido a lo contrario, a ordenar el mal y vedar el bien. Hay dos aspectos, tanto sociales como psicológicos o interiores del hombre, que el Sagrado Corán preserva: el control y el autocontrol. El control corresponde a la sociedad humana, que debe estar regida por leyes claras, objetivas, justas, y aplicar procedimientos ecuánimes, equitativos, para que el derecho pueda regir. De lo contrario la sociedad se corrompe, desde su misma cabeza hasta el último de los individuos, y de ello tenemos numerosos ejemplos. “Control” no significa quitar la libertad a las personas, sino tener buenos procedimientos, una buena aplicación de la justicia, un correcto desempeño de los gobernantes, y controlar socialmente la mala conducta pública, lo cual hoy ya parece perdido. Pero el control externo depende del autocontrol de uno sobre sí mismo. ¿Qué significa autocontrol?: Simplemente que uno evite perjudicar a los otros, y perjudicarse a sí mismo, obedeciendo al principio que dice: “No hagas al otro lo que no desearías que te hagan a ti”, como robar, mentir, matar, estafar, cometer iniquidad y maldad. Este es un primer paso, reiterado por la Biblia y el Sagrado Corán, es decir hacer el bien para recibir el bien. Pero hay otro paso todavía más profundo que afirma: “El otro soy yo”, principio que me lleva a identificarme con él, y a no hacerle el mal, porque entonces me lo haría a mí mismo. Cuando intento realizar el mal a otro es como si rompiera la cobertura de santidad que me protege, como si saliera de mí un proyectil y rompiera esa protección que Allah dispuso para mí. Antes de perjudicarlo violo mi propio bien, mi bienestar, mi conciencia, pues el principal perjudicado de toda malignidad, aunque se perjudique otro, es uno mismo. Entonces, el otro resulta ser uno mismo, y cada vez que le haga el bien, me haré el bien a mí mismo. Esto está expresado por el Sagrado Corán: Si hacéis el bien beneficiáis a vuestras propias almas, y si hacéis mal es contra ella misma. (17:7). El más importante de ambos aspectos es el autocontrol, pero ambos están determinados por el mandato del Sagrado Corán de ordenar el bien y vedar el mal.
“Ordenar el bien y vedar el mal” constituye socialmente un principio de acción para el Islam, y que respecto de sí mismo es el autocontrol. Se basa en no hacer al otro lo que no me gustaría que me hagan a mí, y de ser posible, hacer al prójimo el bien que querría que me hagan. Pero más que eso, es considerar al otro como yo mismo, y más aún, como actuar respecto de Allah, que es en realidad lo que estamos diciendo. Todo lo que hago al otro, lo hago a Allah, sea el bien, sea el mal, aunque a El no alcanza mal alguno, porque el último que remunera es Allah. Nos dirá: “¡Siervo mío!, estaba enfermo y no me visitaste, estaba hambriento y no me diste de comer, estaba desarrapado y no me vestiste”, y el siervo preguntará: “¡Señor mío!, ¿cuándo Tú estuviste hambriento, sediento, desarrapado, enfermo, si eres Dios y Señor?”. Y Allah le contestará: “Lo que hiciste a uno de mis pequeños, me lo hiciste a Mí”. Tal es el principio más hondo, que en última instancia todos actuamos siempre respecto de Allah, pero no hay ningún “respecto”, porque el otro es El, y por carácter transitivo soy yo mismo. Es decir, somos signo, símbolo de la Presencia de Allah, no Allah “en persona”. El no es una persona, física, limitada, adoleciente, etc., exaltado sea de todo ello.
Virtuosos son solamente aquellos que realizan el bien y cuando hacen alguna mala obra se arrepienten de su maldad y piden la Indulgencia de Allah, siendo El Amplísimo en Su Indulgencia. Este acto de arrepentimiento constituye una toma de conciencia o de posición contra el mal, y es lo que nos vale y justifica la Indulgencia divina. Si uno no toma posición contra el mal lo acepta, sea en sí mismo sea en otros. Por eso dijo el Profeta (BPDyC): «Quien vea el mal y no lo rectifique es como el que lo comete».
En una tradición del Profeta (BPDyC) éste expresa: «Allah estará con el gobernante en tanto éste no haga injusticia [prevarique], pero si la hiciera El lo abandona a sí mismo» Dijo el Profeta (BPDyC) respecto de la desobediencia a una autoridad corrupta: «No haya acatamiento a una criatura en desobediencia al Creador». Esta es una máxima del derecho islámico, y también de toda la Fe del Islam. Por ejemplo, a los padres no se les debe obedecer si ellos nos ordenan desobedecer al Creador, ni tampoco se acata en ese caso a los gobernantes. Dice el Sagrado Corán al respecto: Encomendamos al hombre la bondad con sus dos padres, pero si te coercionaran a asociar a Mí aquello de lo que tú no tienen conocimiento, ¡no les obedezcas! (29:8) Y dice respecto de la impecabilidad de la autoridad: Allah por cierto no ordena la perversión (7:28), es decir es imposible que una autoridad que asuma la categoría de representar a Allah y a Su Mensajero (BPDyC) sea perversa, y encima de ello, deba ser acatada por orden de Allah, porque Allah no ordena la perversión.
El mundo es de los creyentes, y lo poseen por usurpación los impíos. Los goces del mundo fueron hechos para los creyentes, y los roban los impíos. A Allah, exaltado sea, Le desagrada que los impíos usurpen Sus bondades, pero espera que los creyentes sepan reivindicar su derecho. Dijo el Profeta (BPDyC): “Allah no bendice una comunidad donde el oprimido no reivindica su derecho contra el opresor”, lo cual significa que el opresor posee lo que posee por usurpación, y el oprimido debe reivindicar lo suyo por derecho. Esta tarea, entre otras cosas, es la del Imam Al-Mahdí, con él sean la Bendición y la Paz, de la que insha Allah vamos a participar, y ya nos estamos preparando para ello. Es la restauración de la justicia y de la paz sobre la tierra, cuando no haya usurpación de las bondades de Allah, y se elimine la violencia.
Dijo el Mensajero de Allah (BPDyC): «Es debido al hombre musulmán oír y obedecer, sea en lo que él gusta como en lo que detesta, en tanto no le sea ordenada una maldad. Pero si le es ordenada, no haya ni escuchar ni obedecer»
Expresó el Profeta (BPDyC) a sus seguidores: «Después de mí os gobernarán dirigentes, y el bondadoso os gobernará con su bondad, y el perverso con su injusticia: ¡Escuchadlos, pues, y obedecedlos en todo cuanto sea acorde con la verdad y lo justo, y rezad con ellos! Si ellos hicieran el bien será bueno para vosotros y para ellos, y si hicieran el mal será en vuestro derecho y en su contra».
En otra tradición se cuenta que el Mensajero de Allah (BPDyC) dijo: “Allah no castiga a la generalidad por los actos de los principales, hasta que se les evidencie lo nocivo que existe entre ellos, y pudiendo rechazarlo no lo rechazaran. Cuando ellos cometen esto [no condenar el mal], Allah castiga a los principales y a la generalidad”. Esta tradición establece una norma histórica, de la civilización, de las culturas: ¿Por qué son castigados los inocentes, que no participaron, por ejemplo, de las grandes bacanales del imperio romano, sino que trabajaban como esclavos?, ¿por qué fue barrida por los bárbaros la gente que no había participado del poder, no habían sido los principales corruptos?: Porque vieron lo que sucedía, pero no lo rechazaron de hecho, ni de palabra, ni de corazón, sino que estaban esperando su turno para acceder al poder. Hay dos tipos de ingenuos, a los que nosotros llamamos “abelitas” (de Abel, el ingenuo, contrario al malo Caín, el opresor, corruptor y maligno). En toda sociedad hay “caines”, e ingenuos “abeles”, siendo estos últimos la generalidad de la gente, que se dejan conducir llevados de las narices por la “versión oficial” de la televisión, la radio y la prensa, en lo que creen sin titubear. Son manejados por la opinión impuesta desde ciertos sectores privilegiados que acaparan el poder. ¿Por qué estos “abelitas” sufren el castigo? Por ejemplo, hoy por hoy la naturaleza está reaccionando contra todas las maldades que comete el hombre en contra de ella. Se dirá “no constituye un castigo, sino un fenómeno de la naturaleza”. Pero si se comete un acto intencional contra la naturaleza, y ella reacciona contra eso, a la reacción se la llamará “castigo”, por ser los hombres concientes del mal que cometen. Allah no es una persona que está frente a nosotros para castigarnos, sino que son nuestros malos actos los que se vuelven en nuestra contra. Entonces, no estamos refiriéndonos a que Él manda un castigo, sino a que Él es Justo, y restablece el equilibrio entre todas las cosas. Y como reacción de la naturaleza, están “la corriente del niño”, el “agujero de ozono”, el deshielo de los hielos polares, sobre todo en la Antártida, la lluvia ácida, la deforestación, la desertización, las grandes inundaciones, el recalentamiento global, el “efecto invernadero”, las lluvias abundantes fuera de lo común, la polución del aire, la corrupción de las aguas, la gran desaparición de especies animales, etc. A todo esto, lo consideramos como reacción de la naturaleza ante la acción del hombre. No hay acción sin reacción contraria y equivalente, todo tiene su causa. No estamos hablando de un acto arbitrario de la Divinidad, sino que Él puso las reglas del desarrollo de los hechos, y cuando alguna cosa se desequilibra indebidamente, transgresoramente, se equilibra por su cuenta, porque actúa la ley de la acción y la reacción, la incitación y la respuesta.
Se cuenta que cuando el Profeta (BPDyC) llevó a cabo la expedición de Tabúk, estando ya en esta localidad, dirigió por la mañana una disertación a sus seguidores alabando a Allah, y diciendo a continuación: “La más cierta tradición es en verdad el Libro de Allah, y el más firme de los cordeles es la palabra de virtud y temor a Allah, y la mejor doctrina es la de Abraham, y la mejor práctica (Sunnah) es la de Muhammad, y la mejor conversación es el Recuerdo de Allah, y la mejor narración es este Corán, y el mejor de los asuntos (fines o sucesos) es el más firme y constante, y el peor de los asuntos (o sucesos) es lo innovado, y la mejor guía es la de los Profetas (P), y la mejor muerte es la de los mártires, y la peor de las cegueras es el error después de la Buenaguía, y el mejor de los conocimientos es el que beneficia (o es útil), y la mejor guía es la que es seguida (respetada u observada), y la peor ceguera es la del corazón, y la mano activa que ofrece es mejor que la mano pasiva que mezquina, y lo que escasea pero satisface es mejor que lo que abunda y distrae, y el peor pedido de disculpa es cuando se presenta la muerte, y el peor arrepentimiento es el del Día de la Resurrección, y de la gente hay quienes no asisten a la oración sino después de expirada, y de ella hay quienes no recuerdan a Allah sino ocasionalmente. Y el peor de los pecados es el de la lengua mentirosa, y la mejor opulencia (o independencia) es la del alma, y el mejor sustento es la virtud y el temor a Allah, y el principio de la sabiduría es el temor a Allah, Poderoso y Majestuoso. Y lo mejor que se asienta en el corazón es la certidumbre, y la incertidumbre y la duda son de la impiedad, y el plañido [llorar a los muertos a gritos] es de las acciones de la idolatría. Y la defraudación y engaño es de [lo que hace] arrodillarse en el Ardentísimo, y la fortuna acumulada es una quemazón del Fuego infernal, y la poesía es una de las flautas de Satanás. Y el embriagante es la suma del mal, y de las mujeres provienen lazos de Satanás, y la juventud es una rama de la locura. Y el peor ingreso es el de la usura, y la peor de las comidas es la de los bienes del huérfano, y feliz es el que se advierte (y escarmienta) de [ver a] otro, y desgraciado es el desdichado desde el vientre de su madre. Y alguno puede alcanzar a estar hasta cuatro brazadas solamente [de su anhelo], pero el fin estar en otro lado, y la prenda de la acción (su éxito) es su remate (o conclusión), y la peor de las narraciones es la mentirosa, y todo cuanto sobrevendrá está cerca. E insultar al creyente es corrupción, y matar al creyente es impiedad, y deshonrarlo es una trasgresión contra Allah, y la sacralidad de sus bienes es tal como la sacralidad de su vida. Y el que jura por Allah lo está desmintiendo, y el que perdona será perdonado [por Allah], y el que disculpa será disculpado, y al que reprime su ira Allah lo recompensa, y al que es paciente en la adversidad Allah lo compensa [de su pérdida]. Y el que busca renombre será denigrado por Allah, y al que sea paciente Allah le redobla [en recompensa], y al que contraría a Allah El lo castiga. ¡Allahumma! ¡perdóname a mí y a mi comunidad! [dijo esto tres veces], y pido la Indulgencia de Allah para mí y para vosotros.”
Y como signo de la amplitud, de la gracia que viene por haber hecho caridad, el Profeta (B.P.D.) narró una parábola, diciendo: «Dijo un hombre: `Esta noche daré sin duda alguna caridad’. Entonces salió y la dio a una meretriz. La gente comentó escandalizada por la mañana: `Ha sido dada caridad a una meretriz’, y el hombre dijo para sí: `¡Allahumma! ¡sea a Ti la Alabanza y el agradecimiento por la caridad de la meretriz!. Hoy por la noche haré sin duda otra caridad’. Y entonces la entregó en manos de un rico, y la gente por la mañana escandalizada comentó: `¡Ha sido dada una caridad a un rico!’. Pero el hombre expresó: `¡Allahumma! ¡sea a Ti la Alabanza y el agradecimiento por la caridad dada a un rico!’. [Y se dijo a sí mismo]: `Esta noche daré sin duda una caridad’, y salió y dio caridad a un ladrón. Y la gente escandalizada por la mañana decía que había sido dada la caridad a un ladrón, pero el hombre exclamó: `¡Allahumma! ¡a Ti sea el agradecimiento y la Alabanza por la caridad a una meretriz, a un rico y a un ladrón!’. Entonces se le envió una inspiración que le dijo: `Tus caridades han sido aceptadas [por Allah]. En cuanto a la meretriz, quizás se purifique con ella de su libertinaje, y es posible que el rico medite y done de lo que Allah le dio, y tal vez el ladrón se auxilie con la caridad contra el robo.»
Sobre la virtud del generoso dijo el Mensajero de Allah (BPDyC): «No haya envidia sino respecto de dos: un hombre a quien Allah le dio en posesión riquezas que él invierte en la Verdad y en el Bien hasta consumirlas; y un hombre a quien Allah otorga la Sabiduría y él juzga con ella y la enseña»
Sobre la veracidad en el testimonio, citaremos una anécdota del Profeta (BPDyC). Estando él en Medina vino un beduino a vender una yegua, y el Profeta (BPDyC) se la compró de palabra sin discutir el precio, y le pidió que lo siguiera para darle el importe. Como el Profeta (BPDyC) solía andar rápido, el beduino se fue atrasando, quizás a propósito, y la gente iba admirando la yegua. Entonces el beduino pensó: «Tal vez pueda vendérsela a otro por un precio mayor», y algunos se acercaban a él y le ofrecían más de lo que había convenido con el Profeta (BPDyC). Ante esta situación el beduino voceó al Profeta (BPDyC) que iba delante suyo y le dijo: «O me la compras o la vendo a otro», pero Muhammad (BPDyC) respondió: «Ya te la he comprado». El beduino lo negó diciendo: «No, por cierto que no me la has comprado». Y así estuvieron defendiendo cada uno su causa por un rato, mientras la gente se iba reuniendo alrededor de ellos, y algunos le advertían al beduino que no mintiera, porque estaba tratando con el Mensajero de Allah (BPDyC). Hasta que llegó Juzaimah Ibn Zabit Al-Ansari, que era un gran compañero del Profeta (BPDyC), que no conocía nada de lo que sucedía. Pero al enterarse, se acercó al grupo y escuchó que el beduino decía: «Quién es tu testigo de que me la hayas comprado?». Entonces Juzaimah se acercó y dijo: «Yo soy testigo, testimonio que el Mensajero de Allah (BPDyC) ha comprado la yegua al beduino». y el Profeta (B.P.D.) le preguntó entonces delante de todos: «Sobre qué base testimonias?», y Juzaimah respondió: «Sobre la base de la veracidad del Mensajero de Allah (BPDyC)». Así el Profeta (B.P.D.) designó a Juzaimah el testigo por excelencia de la comunidad de los musulmanes, y su testimonio desde entonces valió por el testimonio de dos hombres. Juzaimah testimonió sobre la veracidad del mejor testigo, el Profeta de Allah (BPDyC).
Excelente lectura, agradecimiento a quienes se tomaron el tiempo de redactarlo. 🙂