Sábara es soportar esperando lo mejor, y aguantar algo para no introducir la discordia. Por ejemplo, en los vínculos familiares, es soportar para no responder la ofensa y que la respuesta a esa ofensa genere más daño. Dice el Sagrado Corán: E hicimos a unos prueba (fítnah) para los otros ¿Es que tendréis paciencia?: Siendo tu Señor Videntísimo [de vuestras acciones] (25:20)
Allah es paciente tolerando la maldad de los hombres y permitiendo la prueba: Si Allah tuviera que castigar a la humanidad debido a su injusticia, no dejaría sobre él [el mundo] ni a una sola bestia rastrera. Pero Él los tolera hasta un plazo prefijado (16:61)
El Sagrado Corán denomina a la contradicción entre el bien y el mal fítnah, “prueba”, palabra que también significa «cisma», «crisis», «contradicción», “discordia”, “discrepancia” y «desunión». El hombre debe elegir en el mundo entre dos cosas: Y os probamos con el mal y el bien como discordia (fítnah) y a Nosotros retornaréis (21:35)
Socialmente, la fítnah es que los impíos persigan a los creyentes, que los poderosos esquilmen a los humildes, que la injusticia cunda por doquier, y dice a los musulmanes: De seguro que seréis probados frecuentemente en vuestras riquezas y personas, y escucharéis sin duda de los que recibieron la Escritura antes que vosotros [judíos y cristianos] y de los que son idólatras múltiples agravios: Pero si tenéis paciencia [de todo ello] y sois precavidos [en no cometer ningún mal] tal será de los asuntos más importantes [para vuestro éxito] (3:186). Los pueblos tienen paciencia ante la opresión que sufren, ante el hambre, la guerra y la inequidad. Pero la paciencia tiene su límite, porque no debemos caer en la inmovilidad frente a la injusticia de los actos malignos. Una tradición del Profeta (BPDyC) dice que Allah no bendice a un pueblo que no reivindica sus derechos contra los opresores.
La paciencia se refleja en la perseverancia del ser humano para mantenerse en el bien, frente a las tentaciones del mundo, cuando se abstiene de los goces mundanos por un acto de su voluntad, soportando restricciones, ofensas, agresiones, o cuando sufre adversidades: Os probaremos con algo de miedo y de hambre, decrecimiento de riquezas y de almas [por la muerte y la esterilidad], y de frutos: ¡Albricia pues a los pacientes! (2:155) ¡Y ten paciencia, pues tu paciencia es sólo gracias a Allah! ¡Y no te entristezcas por ellos, ni estés angustiado por lo que maquinan! (16:127) ¿O es que acaso presumíais entrar en el Jardín [del más allá], sin que todavía Allah conozca [pruebe] a los que de vosotros luchan, y conozca [evidencie] a los perseverantes? (3:142)
Deberíamos tener paciencia ante las dificultades, contradicciones, aflicciones, errores, enfermedades, daños de que somos objeto, persecución, difamación, y por sobre todo ante el enfrentamiento con nuestro propio ego. ¡Por la Era!: ¡En verdad, el hombre está en la perdición! Excepto los que creen, practican el bien, y se encomiendan mutuamente en la Verdad [la obediencia a Allah y el abandono de lo vedado], y se recomiendan mutuamente la paciencia [ante la desgracia, y para la buena convivencia] (103:1-3)
La paciencia tiene tres modos, la paciencia ante la adversidad, la perseverancia en la devoción, y la entereza o continencia para evitar lo que Allah prohíbe. En Al-Káfi, en una tradición que se atribuye a Alí (P), dice: “Dijo el Mensajero de Allah (BPDyC): ‘La paciencia es de tres tipos, una ante la desgracia, otra para obedecer [a Allah con el cumplimiento], y la paciencia ante las faltas [temer lo vedado]. A quien es paciente ante la desgracia, y la soporta con buena paciencia, Allah le asigna trescientos grados, entre grado y grado hay como entre el cielo y la tierra. Y a quien es paciente en obedecer a Allah le asigna seiscientos grados, entre grado y grado hay como entre las estrellas de la tierra y el Trono. Y al que sea paciente ante la desobediencia Allah le asigna novecientos grados, entre grado y grado hay como entre los confines de la tierra hasta la cúspide del Trono’” (T, XI, p. 350-351)
La prueba de los Profetas e Imames es la misión que cumplen, el daño que reciben, la paciencia que tienen que mostrar, la enseñanza que deben impartir con constancia, y adecuándola a las mentes más simples, la ignorancia con la que se enfrentan, la maldad de los hombres en general, el egoísmo de los potentados, la persecución, el insulto, la difamación y el asesinato. Profetas y justos están exentos de la prueba del común de los seres, quienes deben enfrentarse a la hipocresía, al autoengaño, a la mentira sobre sí mismos y sobre la realidad, a creerse desde ya superiores, a su falta de arrepentimiento.
Podemos afirmar que el Profeta (BPD) fue el ser más probado, y que alcanzó la máxima virtud en cuanto a su tolerancia y paciencia. Dice el Sagrado Corán: Por cierto que hay para vosotros en el Enviado de Allah un bello (excelente) ejemplo para quien es constante en Allah y en el Día Final y Recuerda a Allah con frecuencia. (33:61)
En la tregua de Hudaibíah (localidad donde se concertó) el Profeta (BPDyC) firmó un acuerdo por el cual los musulmanes podían peregrinar a Meca sin ser molestados. En esa ocasión el Profeta, dado el beneficio que traía el acuerdo de paz a su comunidad, prefirió no responder a la provocación de los idólatras que en el documento se negaron a poner “Mensajero de Allah”, o “Profeta”, para referirse a él. Otro ejemplo de su paciencia fue cuando falleció su pequeño hijo Ibrahim. Se relata: «Yo ví a Ibrahim, el hijo del Mensajero de Allah (BPDyC), mientras agonizaba. Entonces lagrimearon los ojos del Profeta (BPDyC) y dijo: ‘Lagrimean los ojos, se entristece el corazón, y no decimos sino aquello que le complace a nuestro Señor…».
En su discurso en Tabuk el Profeta (BPDyC) dijo: “…Al que reprime su ira Allah lo recompensa, y al que es paciente en la adversidad Allah lo compensa [de su pérdida] Y el que busca renombre será denigrado por Allah, y al que sea paciente Allah le redobla [en recompensa], y al que contraría a Allah Él lo castiga. ¡Allahumma! ¡perdóname a mí y a mi comunidad! [dijo esto tres veces], y pido la Indulgencia de Allah para mí y para vosotros.” (T, V, pp. 95-98)
La prueba de la paciencia en los creyentes se vive especialmente en el ayuno. En la fuente imamita Al-Káfi, de parte del Imam Yá`far Al-Sádiq (P), se relata: “Cuando a Alí (P) le atemorizaba un asunto alarmante se levantaba a rezar, y luego recitaba este versículo: Encomendaos a la paciencia y a la oración [2:45]” (T, I, p. 153) En la misma fuente, de parte del mismo Imam (P), respecto de la paciencia del versículo anterior, explicó: “La paciencia es el ayuno” Y también dijo: “Cuando la persona sufra una intensa aflicción, ¡que ayune!, porque Allah, Poderoso y Majestuoso, dice: Encomendaos a la paciencia, significando el ayuno”.
El ayuno posee virtudes extraordinarias para el ser humano. Por ejemplo, fortalece la voluntad a través de la constancia, la perseverancia en el padecimiento del hambre y la sed, la superación de los deseos y las sugerencias inferiores. Por ello dijo el Mensajero (BPD) sobre el mes de Ramadán: “es el mes de la paciencia, sin duda que la paciencia tiene por recompensa el paraíso; y es el mes del consuelo y la mutua cooperación”. Hasta el punto que Allah Ta’ala se adjudica el ayuno para sí. Dijo el Profeta (BPDyC) al respecto: “Dice Allah, exaltado sea: ‘El ayuno es Mío y Yo me resarzo con él’”. En un hadiz qudsi se cuenta: Cuando Allah creó al intelecto (al-`aql) le preguntó: “¿Quién eres tú y Quién soy Yo?”, y el intelecto le respondió: “Tú eres mi Señor, y yo soy tu siervo fiel” Y Allah le ordenó: “¡Retrocede!”, y luego le ordenó: “¡Aproxímate!”, y juró Allah: “¡Por mi Poder y mi Majestad, no creé nada más amado para Mí que tú, y sólo te perfeccionaré en quienes ame!: Por ti juzgaré, y por ti recompensaré y castigaré” Y cuando Allah creó al alma le preguntó por dos veces: “¿Quién eres tú, y Quién soy Yo?”, y el alma respondió: “Yo soy yo, y Tú eres Tú”, y se manifestó separada de su Señor, y cada una de esas veces Allah la sometió a la prueba del fuego, durante un ciclo, y a la del ayuno, por otro, para finalmente extraerla de la abstención (el ayuno), y preguntarle por tercera vez: “¿Quién eres tú, y Quién soy Yo?”, y el alma reconoció: “Tú eres mi Señor, y yo soy tu sierva fiel”
Dijo Alí Ibn Abi Talib en la carta a su hijo Al Hasan, con ambos sea la Paz: “Soporta pacientemente los sufrimientos y enfrenta valientemente los obstáculos que se ponen en el camino cuando tú sigues la verdad e intentas defenderla. Adhiere a la causa de la verdad y de la justicia dondequiera que la encuentres. Desarrolla el hábito de la paciencia frente a las adversidades, sufrimientos y calamidades. Esta virtud de la paciencia es uno de los valores más altos y de los principios éticos y nobles de la personalidad, siendo el mejor hábito que uno pueda desarrollar”.
© Textos del Sheij Alí Al-Husainí recopilados por Aiman Fradkin y Hasan Gomez, editados por Bashir Gomez