Salám El que da Paz, inmunidad, salud, sanación

Salám El que da Paz, inmunidad, salud, sanación

La palabra “salám” forma un grupo amplio de términos que en general indican el mismo significado: la situación de reposo, de armonía, de entendimiento y comprensión entre los seres. Es el rechazo a la violencia y, esencialmente, a la injusticia. Es respetar la persona y las posesiones lícitas del otro, renunciar al asesinato como método de convivencia. Es fundamental la Paz para el desarrollo psíquico y social de las personas, para la adquisición de la cultura, el desarrollo de la civilización y la hermandad entre los pueblos. Tiene además un significado referido  a las buenas relaciones laborales y a la salud: la persona se mantiene sana física y mentalmente, en paz y armonía. Se dice en árabe salam que procede de la raíz verbal sálima, “estar a salvo”, “completo o entero”, “quedar indemne en un accidente”, “ser perdonado por una deuda u obligación”. Y se usa como nombre masculino o femenino: Salím, Salám, Sálma, Salíma, Aslam. Y es un Nombre divino mencionado en el versículo de los Nombres (59:21-24) que ya hemos comentado.

El saludo habitual entre los musulmanes y otros creyentes es desearse la Paz unos a otros, “assalamu aleikum” Dice el Sagrado Corán: El saludo que se les dará [a los creyentes] el Día en que se encuentren [en Allah] será “Paz”, y les tiene preparada una recompensa generosísima. (33:39). Cuando saludamos a los Profetas (BP) les deseamos la Bendición y la Paz. Dice Jesús sobre sí mismo en el Sagrado Corán: La paz fue conmigo el día en que nací, y [lo será] el día en que muera y en el día en que sea devuelto a la vida [nuevamente]”(19:35)

Un hadíz de Ahlul Bait (P) dice que el corazón pacificado es el que encuentra a Allah, exaltado sea, sin que en él haya nada excepto Allah.  Y por cierto que de los de su grupo [de Noé] fue sin duda Abraham, y he aquí que se tornó a su Señor con un corazón pacificado (salím 37:83-84) 

Y dice también el Sagrado Corán: El Día [de la Resurrección] en que no aproveche [a nadie] riquezas ni hijos, excepto que alguien llegue a Allah con un corazón saneado [pacificado] (50:88-89) Hay corazones abiertos, y los hay cerrados, y necesariamente el del creyente es un corazón abierto para las inspiraciones y los dones de Allah. Los estrechos de corazón tienen cerrados los oídos y las visiones interiores, no perciben la realidad real. Los dones de la visión interior, de la comprensión, y de la expansión del pecho, son para los asegurados en la fe, a los que Allah agracia especialmente, guía hacia Él, y tendrán la Morada de la Paz en lo de Su Señor, siendo Él su Protector providente debido a lo que realizan (6:127) En Al-Káfi, de parte del Imam Muhámmad Al-Báqir (P), se dice: “Cuando Allah desea el bien de un siervo graba un punto de luz en su corazón, abre los oídos de su corazón, y lo encarga a un ángel que lo oriente hacia el bien. Y cuando desea perder a un siervo, graba en su corazón un punto negro, obtura los oídos de su corazón, y lo encarga a un satanás que lo extravía”. Luego recitó: Y al que [Allah] desea guiarle le dilata el pecho para el Islam, y al que desea desviar hace de su pecho estrecho, estrujado, como si fuera a ascender al cielo (6:125) (T, VII, pp. 348-349) 

Se narra que dos ángeles se presentaron al Profeta (BPD) cuando era niño, y le extrajeron algo negro de su corazón. Dijo el Profeta (BPD): “Vinieron (los ángeles) y me llevaron a Zamzam. Entonces fue abierto mi pecho, y lo lavaron (mi corazón) con agua de Zamzam y luego me devolvieron (a donde estaba)” Como exaltación de su persona dice: Por cierto que Allah y Sus Ángeles bendicen al Profeta: ¡Los que sois creyentes! ¡Bendecidlo y dadle la Paz abundantemente! (33:56) Allah se reserva la bendición, y ordena a los que son creyentes bendecir al Profeta y darle la Paz. Indica así que la Bendición es la categoría máxima que a Él pertenece, junto con Sus Ángeles, y que la Paz es exclusiva de los que son creyentes, como que están vinculados esencialmente al Profeta (BPDyC) en el logro de las virtudes y la sabiduría. Por ello, la Bendición y la Paz al Profeta (BPDyC) debe implicar necesariamente la de su Descendencia, porque el logro de las virtudes y la sabiduría sólo es posible por el amor a él y a su Descendencia, sin excluir a ésta última, ni suplantarla: Di [Profeta]: «No os pido por ello remuneración alguna, más que el amor a los allegados» (42:23), su Descendencia.

El corazón sano confirma la Realidad, y eso es la Fe: “Fe” es creer que hay realidad en lugar de ser todo vano. Y dice la tradición del Profeta (BPDyC): “¡Revertidor de los corazones!, ¡afirma nuestros corazones en Tu Fe [en otra versión: en la Realidad (o Verdad)]!” (MIK, I, p. 32) El corazón es el centro del ser espiritual, símbolo de la experiencia interior, es con lo que el creyente comprende por intuición las verdades espirituales. El corazón representa la unidad del ser, al servicio del cual están todos los demás aspectos. 

Dijo el Profeta (BPD) “Cuando Allah quiere el bien de un siervo abre para él los cerrojos de su corazón, y establece en él (en su corazón) la Certidumbre y la Veracidad [la Sabiduría] Y hace de su corazón perceptivo (consciente) para lo que inspira en él, y hace que su corazón esté en paz (sano), y su lengua sea veraz, y su carácter recto. Y hace que su oído sea atento, y su ojo visionario” 

La metafísica islámica alude a cinco aspectos del hombre: Cuerpo, alma, corazón, espíritu y secreto. El corazón es el aspecto céntrico, como en el arco iris el color verde, y asume por ello todos los otros aspectos del ser. Ejemplificando con un círculo, el punto más bajo es nuestro cuerpo de este mundo, el punto más alto es el secreto, y el corazón es el centro. Este simboliza al ser humano en toda su integridad, comprende sus conocimientos, sus experiencias, anhelos y sentimientos, y se le atribuye atención, percepción y juicio. Es la esencia de nuestro ser, nuestro espíritu, el punto céntrico desde el cual percibimos la realidad. Y se menciona también el “ojo del corazón” porque esa interioridad de nuestro ser puede estar despierta o dormida, encubierta o no, ser un ojo abierto o cerrado.

Es evidente, entonces, el vínculo del corazón con el intelecto, y así el impío permanece en la ignorancia, con su ojo interior cerrado, y el creyente alcanza el conocimiento verdadero. Al encubrimiento del corazón se lo llama gáflah (descuido, abandono, desatención, inconsciencia), como una vasija vacía donde nada hay, y también se le llama kúfur, “impiedad”, que además significa “rechazo” y “desagradecimiento”. Esto constituye la enfermedad del corazón espiritual, el rechazo de la Realidad divina, y en consecuencia de la Revelación; el desagradecimiento de los dones de Allah; la maldad en las acciones; la agresión y la violencia contra el resto de los seres humanos.

Allah exalta el corazón de los Profetas (P), diciendo del corazón del Profeta Muhámmad (BPDyC): Di [Profeta]: “El que sea enemigo de Gabriel [que sepa] que éste lo reveló [al Sagrado Corán] a tu corazón, con la anuencia [orden] de Allah, como confirmación de lo que le precedió [entre los libros sagrados], y como Guía y Buena Nueva para los creyentes” (2:97) Sobre la intensidad de la devoción de Abraham (P), uno de los seguidores posteriores a los compañeros del Profeta (BPDyC), llamado Is-haq Ibn Iasár, transmitió lo siguiente: “Cuando Allah tomó a Abraham como íntimo puso el temor reverencial en su corazón, hasta el punto que el latido de su corazón se escuchaba sin duda desde lejos, como se escucha el aleteo de los pájaros en el aire”. Y lo mismo se transmite de las características del Mensajero de Allah (BPDyC), que “se escuchaba un zumbido de su pecho debido al llanto, como el silbido del caldero cuando el hervor se extrema” (MIK, I, p. 442). En el Monte Sinaí Musa (P) debe  despojarse  de sus sandalias, como dice el Sagrado Corán, al entrar en el Valle sagrado de Tua. Este  valle es el alma que se ha pacificado, que se ha allanado para la manifestación de la Realidad divina, y entonces “sacarse las sandalias” y dejarlas fuera es porque ellas representan el ego. Y Musa (P) asciende al Monte Sinaí descalzo, como debemos hacerlo nosotros.

El Profeta, como lo demuestra su carácter y conducta de bondad y equilibrio perfectos es por excelencia un pacificador. En Meca, su ciudad natal, cuna de la Revelación, Muhammmad (BPDyC) fue sometido a una situación intolerable para él y su naciente comunidad, situación que después de 13 años de prédica allí, lo llevó a emigrar por orden de Allah a la ciudad de Medina, a unos 400 Km al norte, camino de Siria. En Medina el Profeta (BPDyC) recibió el apoyo de la mayoría de sus habitantes (excepto de la fuerte minoría judía, aunque algunos sabios de éstos adoptaron el Islam), pues veían en él al pacificador de una ciudad sometida a constantes conflictos intertribales, y al enfrentamiento con los judíos.  En la fuente de Áhmad Ibn Hánbal llamada Al-Músnad, se relata que Alí Ibn Abi Tálib (P) escuchó al Mensajero de Allah (BPDyC) expresar: “Me fue dado lo que no le fue dado a nadie los Profetas: Vencí por influencia del temor [es decir sin luchar], me fueron dadas las llaves de la tierra [para la expansión del Islam a toda ella], fui nombrado Áhmad [“el más alabado”], la tierra fue hecha pura para mí [para elevar la oración sin necesidad de templos], y mi comunidad fue establecida como la mejor” (T., III, p. 381-382).

Aun hoy durante la Peregrinacion del Islam, donde se visitan ambas ciudades, Meca es un lugar seguro tanto para los hombres como para los animales, para las plantas y los insectos. Es un lugar donde hasta el delincuente se ampara y tiene protección, y debe ser conminado a salir, pero no ajusticiado allí. Esto se debe a que seguramente es necesario la existencia de una tierra de paz, que sea el ejemplo de la iluminación final de la tierra con la santidad y la restauración de la Paz y de la Justicia el Día Final. Por eso el Profeta (BPDyC) amaba tanto a esa tierra, no por sus grandes riquezas, ni por su exuberante vegetación que no la tiene, ni por la comodidad y la felicidad que trae a sus habitantes, pues es una tierra verdaderamente inhóspita, sino por el significado espiritual de paz, de verdad y de justicia que en ella impera. Los que son violentos y violan la sacralidad de la tierra serán castigados intensamente. De allí también que una de las tradiciones enseña que no se debe portar armas en ella. Dice una tradición: “El mensajero de Allah (BPD) sacrificó dos corderos, el día de la festividad del sacrificio, y dijo en el momento de inmolarlos: ‘Dirijo mi rostro hacia Quien fundó los cielos y la tierra, puramente entregado, y no soy de los idólatras. Realmente mi oración, mi devoción, mi vida y mi muerte son de Allah, Señor de los seres, sin asociados a Él, y en ello fui ordenado, siendo yo el primero de los sometidos [musulmanes] [6:162-163]” (MIK, I, p. 640) (“sometido” pues el Profeta estaba eximido de toda violencia debido a su sometimiento a Allah). Conocemos que la tarea del Imam Al-Mahdí (P) es la restauración de la justicia y de la paz en la tierra, cuando no haya usurpación de las bondades de Allah, y se elimine la violencia. En la medida en que la humanidad se reconozca a sí misma y tenga una misma referencia sagrada, ello propicia la concordia, la armonía, y la paz entre los seres. El contenido todo del Islam tiene como objetivo final establecer la paz y la justicia

© Textos del Sheij Alí Al-Husainí recopilados por Aiman Fradkin y Hasan Gomez, editados por Bashir Gomez

Add a comment

*Please complete all fields correctly

Related Blogs