Testimonios de los discípulos del Sheij Alí Al-Husainí (6)
Cómo adherí al Islam (6)
Mi primer acercamiento al Islam fue por conocidos que no fueron un buen ejemplo de musulmanes y por algunas lecturas. Cuando vine de vacaciones a San Martín de los Andes por insistencia de una prima, conocí a Sidi Múrshid (R) en una invitación a comer a la casa de ella. Luego de hablar de temas generales me preguntó si me podía poner un nombre. Le dije que sí, aunque todavía no entendía mucho lo que estaba pasando, me emocioné mucho.
Luego conocí a los miembros de la yamá’ah y me conmovió mucho el amor, la solidaridad y las virtudes particulares de cada una de las mujeres, me sentí muy cómoda. En ese momento supe que allí estaba mi lugar, que era lo que quería, y decidí a adherir al Islam. Cuando dí la Shahádah fue un viernes de yumú’ah, fue muy emocionante y estaba muy nerviosa sobre todo en el momento que lo tuve a Sidi frente a mí y me hacía repetir la Shahádah, se me trababa la lengua.
En esos días conocí a mi esposo, y sentí en mi corazón que si no me casaba con él me iba a quedar soltera. Ual-Hámdu lil-Láh, Sidi le aconsejó que se casara conmigo. Cuando volví a Buenos Aires sentí un poco de miedo de no poder tomar la decisión y volver, pero Allah me dio las fuerzas para hacerlo. Hacía mucho tiempo que estaba buscando algo que me llevara a la felicidad ya que me sentía en un pozo que no podía salir. Agradezco a Sidi Múrshid (R), todas las enseñanzas y todo el amor que pone para curarnos y mostrarnos cuál es el camino correcto que debemos seguir para nuestra felicidad, y para estar más cerca de Allah y en la compañía del Profeta (BPDyC), y sin duda que la familia es la yamá’ah.
Mi primer acercamiento al Islam fue en el año 1998 a través de mi esposo, quien se había puesto en contacto con sidi Múrshid poco tiempo antes. Vi por primera vez a sidi Múrshid en una conferencia que dio junto a otros religiosos en la Fundación Banco Patricios; mi primera impresión sobre él no ha cambiado hasta hoy: es la persona más sabia que conocí. Adherí al Islam pocos meses después, en la festividad de Fátima, con ella sea la Bendición y la Paz. Al principio mi familia reaccionó de manera indiferente, casi negativa, pero con el tiempo, al apreciar cuánto bien el Islam había traído a mi vida, la predisposición fue mejorando. La categoría extraordinaria del Múrshid puede describirse por muchísimas anécdotas o experiencias, pero la transformación personal que vivenciamos quienes los seguimos quizás sea la más evidente. Me decidí a emigrar a SMA después de muchas dudas injustificadas, y luego de estar acá un tiempo comprobé que fue una excelente decisión y supe que hubiese sido mejor venir antes, pero Allah lo quiso así y gracias a Él hoy estoy acá.
No conocía nada en absoluto sobre el Islam, pero por intermedio de una persona obtuve la dirección de Rojas, y allí fui para ver que debía hacer para pertenecer a este “grupo de Sufis”, algo que para mí era totalmente desconocido y novedoso. Fue una entrevista corta y amable, y recuerdo que no fue directamente con Sidi Múrshid sino que él estaba sentado detrás de mí y sin conocerlo ni saber quién era intuí inmediatamente que era “la persona con quien debía hablar”. En la siguiente oportunidad tuve una entrevista con él y empecé a conocer el amplio mundo del Din de Allah y su Amado, el Profeta Muhammad Rasúl Allah (BPDyC). La categoría de Múrshid (R) es algo que como condición primaria y por inspiración divina se descubre desde el corazón del buscador sincero, y es una simpatía mutua, informal. Y Allah Exaltado es Quien hace sensible ese vínculo, lo despierta y vivifica.
Con el tiempo uno constata que a quien busca un maestro, Allah es Generoso con Su regalo y jamás lo dejaría sin guía. Desde el principio supe que era una persona con un conocimiento extraordinario tanto en lo espiritual, lo metafísico, como en los diversos aspectos del alma y algo que en ese momento no podía evaluar, su conocimiento del Sagrado Corán y la Sunna del Profeta (BPDyC). Esto, a mi entender, determina en gran medida una conducta a seguir, y él (R), siempre se cuidó de poner al Profeta (BPDyC) y su Bendita Familia (BP) como ejemplos. Tuve la suerte de acompañarlo durante algún tiempo en algunas disertaciones, conferencias públicas y viajes, y siempre me maravilló su soltura, seguridad y el conocimiento de sus respuestas.
A todo esto, que es si se quiere exterior, lo acompañaron como regalos extraordinarios testimonios de lo más variados, de muchas personas confiables y por supuesto propios (los que por su intimidad me reservo). Con diversos matices, pero siempre reafirmando su condición de Múrshid (R) y depositario de la confianza del Profeta y su Descendencia (BPDyC). Y a todo esto debo sumarle el “condimento” necesario, la “degustación exquisita”: el amor. Un amor que a pesar de las dificultades, tensiones, (producidas por la propia inestabilidad de quien escribe) nunca, jamás, ha decrecido ni se ha visto mancillado. Es el vínculo del padre y del hijo que más allá de cualquier contingencia se mantiene incólume, por principios y metas comunes.
Por el contrario, se afirma más, y como quien deja este mundo se encuentra en el otro con lo que ama, mi anhelo descansa en el amor a él y a lo que él ama y nos ha enseñado a amar, con todos ellos sea la Bendición, la Paz y más elevada y amorosa súplica, por su intercesión y guía, Muhammad y su descendencia bendita y purificada.
En sus manos he puesto (no con la irresponsabilidad de quien se deshace de sus obligaciones, sino con la seriedad de quien debe hacer un préstamo bonísimo y debe tomar una determinación grave al respecto) mi persona, mi familia, y con lo que Allah Exaltado Sea me ha querido distinguir porque a esta altura sé, mi corazón lo sabe, cada respiro mío lo sabe, es quien Él ha distinguido con la inspiración y el amor del Profeta (BPDyC) para que nos guíe, y conociendo lo que hoy conozco (que es muy poco) me sosiega estar a su lado, y Allah es Mas Sabio. Solo espero poder seguir navegando a su lado, en los remansos y en las tempestades, con reconocimiento, amor y confianza. Porque hoy sé más que nunca, que la Dación Generosa está en sus manos, y Allah es Generosisimo, Misericordiosísimo, sin tener uno merecimiento alguno.