Áuual Primero, Ajir Último *Ázal Eterno sin Comienzo *Ábad Eterno sin Fin, Trascendente
La palabra Áuual, proviene de la raíz verbal ualia que transmite el significado de “cercanía” y “proximidad”, aunque también se dice que proviene de aula, que significa “primacía” y “antecedencia”. Se dice de Allah “Primero” no en el sentido de una serie que Él inicie, sino en el sentido de que no existe anterior alguno a Él, por lo cual es Absoluto, Principio que no tiene principio de Sí Mismo. No se le atribuye generación de Sí, ni procreación: Di [Profeta], Él [Allah] es Uno y Único, es Absoluto, no precrea ni fue procreado, y no hay nada ni nadie a Él semejante (112:1-4).
La palabra Ajir significa “Último”, y no solamente implica la posición en una serie, sino también el completamiento de un proceso, o de una serie de hechos que manifiestan cierta realidad. Es decir, no solo tiene un sentido material, sino también intelectual, y se menciona como Nombre divino en el sentido del “Heredero”, o “Meta” de todas las cosas. El Profeta Muhammad (BPDyC) también es “último” en la sucesión de todos los Profetas (P), pero a su vez, lo es como culminación de la Manifestación divina y de la Revelación del Mensaje divino a los hombres. Además, predomina hoy la idea del “fin de los tiempos”, que se dice con la misma palabra, ájir al-zamán, que no se debe limitar al paso de una época tras otra, sino que indica la culminación de la historia humana, y entonces tiene un sentido cualitativo, y no meramente temporal.
Dice el Sagrado Corán: Glorifica a Allah todo cuanto hay en los cielos y en la tierra, siendo Él Poderosísimo, Sapientísimo. A Él pertenece el Poder de lo cielos y la tierra, da la vida y la muerte, siendo Él Omnipotente. Él es el Primero y el Último, el Manifiesto y el Oculto, siendo Él Omnisciente (Conocedor de todas las cosas) (57:1-3). Allah Exaltado asimila sus Nombres Primero y Último con sus atributos del Poder y la Omnipotencia, la Sabiduría y la Omnisciencia, pero además con su Realidad de Manifiesto y Oculto. Son pocos los versículos del Sagrado Corán que mencionan a la vez juntos tantos Atributos de Allah Exaltado, y por eso comienza el versículo glorificando a Allah, a Su excelsitud inconcebible para nosotros, que corresponde también a Su Unidad absoluta.
En definitiva, la eternidad, indicada por los atributos Primero y Último, es lo que nunca deja de ser, porque resulta imposible que no sea. Los significados de Primero y Último, si bien tienen afinidad con “comienzo” y “fin”, indican realidades totalmente diferentes. “Primero” tiene que ver con “Principio”, algo que está presente en la Creación, pero que no la genera (L1,II:3) “Último” es también sinónimo de “Principio”, en el sentido de la realización de lo contenido en el Principio, y por lo tanto, el Principio mismo. Si pensamos que el Principio es el Sí Mismo divino, entonces, lo único que se manifiesta como Primero y Último en cada ente manifestado es el Sí Mismo divino.
Entonces, Primero y Último, en cuanto al Sí Mismo divino, refiere a lo Absoluto, lo que no tiene principio de sí mismo, ni en consecuencia fin que cumplir. No tiene necesidad de ningún otro para ser lo que es, es Autosuficiente. Cuando se manifiesta, es Él mismo el manifestado, porque no hay nada fuera de Él. También, Primero se vincula con Oculto, y Último con Manifiesto. Es decir, el Sí Mismo Oculto del que todo procede, pero al que nada manifiesta en absoluto, y en el cual todo se encuentra, porque no hay realidad fuera de Él, es por tanto, además de Oculto, Manifiesto a la vez. La Manifestación es el Conocimiento divino, y en consecuencia, en éste no hay proceso, ni desarrollo, ni temporalidad, ni cambio.
El Manifestado Primero no es manifestado en sucesión sino en sí mismo, y todos los manifestados lo son, en sí mismos (primeros y últimos), porque no son nada antes de manifestados, ni nunca dejan de serlo en el Sí Mismo (divino). Tienen comienzo y fin en el creado, y son (a su vez) primeros y últimos en sí mismos por la potestad del Primer Manifestado. Es de la ilusión del creado el comienzo y el fin, por reflejo de la Realidad del Sí Mismo, comienzo y fin derivan de Primero y Último. La temporalidad es el telón de fondo de toda apariencia en los planos de la Creación. En realidad sólo existe la eternidad.
Muchas veces las palabras Azal y Ábad aparecen juntas o confrontadas, pero no se refieren al tiempo que conocemos en el mundo, sino que indican lo contrario, aquello que no tiene ni comienzo ni fin. Por eso se traduce como ”eternidad” aunque esta idea tampoco corresponde al Tauhid, excepto que Allah dice de Sí Mismo “Samad” (112:2), que aparece una única vez como Nombre divino en el Sagrado Corán. Estas dos palabras, Ázal y Ábad, no aparecen como tales en el Sagrado Corán, aunque son utilizadas por las tradiciones y por la lengua común.
Ázal comunica la idea de lo que viene siendo desde el principio sin que deje de existir nunca, y Ábad comunica la idea de lo que no tiene fin, porque cualquier fin al que llega no es su conclusión final. El Sagrado Corán dice: Di [Profeta]: “¿Acaso os anunciaré algo mejor que ello?: Para los temerosos [de Allah] hay en lo de su Señor Jardines debajo de los cuales corren los ríos, donde se perpetuarán (fiha jalidin), y cónyuges purísimas, y una Complacencia de Allah [Su Amor], siendo Allah Videntísimo de los siervos (3:15). Pero se sostiene que el verbo jalada no significa lo mismo que en otras lenguas la palabra “eternidad”, sino la experiencia plena de lo que se vive sin que Allah Exaltado les disminuya o quite tal experiencia: [Allah dirá a los condenados]: “El Fuego es vuestro albergue, donde os perpetuaréis tanto como Allah quiera”. Por cierto que tu Señor es Sapientísimo, Conocentísimo (6:128). Y en cambio los que recibieron felicidad estarán entonces en el Paraíso, donde se perpetuarán tanto como perduren los cielos y la tierra, excepto lo que tu Señor quiera, como dación irrevocable (11:108). En los dos casos, tanto la remuneración del bien como el castigo del mal, tienen un límite, no son “eternos”.
Cualquier desarrollo es tal, en última instancia, en apariencia, porque la realidad subyace y gobierna todo tipo de desarrollo. “La realidad” corresponde a la Automanifestación del Sí Mismo divino, y en consecuencia, resulta indefinible, infinita o indeterminable. Entonces las etapas, o distintos períodos de desarrollo, son solamente percepciones subjetivas, pero a pesar de ello la realidad manifestada es siempre la misma. Similarmente se dice que la cantidad de energía en el universo es siempre la misma a pesar de los cambios: la energía no se crea ni se destruye solo se transforma: la energía no puede ni crearse ni destruirse en el universo, únicamente transformarse en otras formas de energía.
Las ideas de Ázal y Ábad plantean la existencia del tiempo en uno u otro sentido, pasado y futuro, pero, metafísicamente, el tiempo es ilusión. Nosotros atribuimos los cambios a las cosas debido a la propia existencia que tenemos entre ellas, y por eso captamos la realidad parcialmente y en perspectiva. Si la captáramos en su totalidad no percibiríamos cambio alguno. Dijo el Profeta (BPDyC): “Era (estaba) Allah y no había nada con Él, y Él estaba solo y permanece solo”.
La expresión “permanece Solo” implica de hecho una multiplicidad virtual, aparente, contraria a la primera parte que dice “estaba Solo”. Nada puede desaparecer porque nada existió: esa es la paradoja de la temporalidad o apariencia: unidad-multiplicidad,realidad-apariencia,perpetuidad-perecidad (tiempo). El Sí Mismo divino implica que la apariencia desaparece, y que Él está Solo y permanece Solo.
En cuanto al Profeta (BPDyC) varios versículos del Sagrado Corán exaltan su primacía tanto al inicio de la creación como entre los Profetas y Mensajeros (BP): Y he aquí que Allah concertó alianza con los Profetas: “Toda vez que os diera Escritura y Sabiduría, y luego viniera a vosotros un Mensajero [Muhammad], confirmante de lo que vosotros poseéis: ¿Creeréis sin duda en él y haréis en verdad por su victoria?” Preguntó: “¿Consentís y concertáis pacto solemne sobre ello Conmigo?” Respondieron: “¡Consentimos!” Dijo: “¡Sed vosotros testigos, que Yo seré con vosotros Uno de los que testimonian!” (3:81). Y también dice: Estos son quienes dan a conocer los Mensajes de Allah, y le temen, y ante Él se humillan, y no se humillan ante nadie excepto Allah. Es suficiente Allah como computador de los actos de Sus siervos. Muhámmad no es el padre de nadie de vuestros hombres, sino que por el contrario es el Mensajero de Allah y el Sello de los Profetas (33:039)
En un sentido histórico, en la Creación, se dice que el Profeta (BPDyC) es el primero y el último, el alfa y el omega (en árabe el álif y la ia), que por él fue creado lo que es, y que él mismo se manifiesta como culminación de lo creado. También es designado el Profeta (BPDyC) por el Sagrado Corán “Misericordia”, en el sentido del Primero y el Último, por cuya virtud se manifiesta lo manifestado, es creado lo que es creado, y retorna todo a su Principio.
En Perlas esparcidas, una fuente sunnita, de parte del Profeta (BPDyC) se narra: “Cuando Adán cometió la falta que cometió, elevó su cabeza hacia el cielo y exclamó: ‘¡Te ruego por la realidad de Muhámmad si es que me perdonas!’ Entonces Allah le reveló: ‘¿Y quién es Muhammad?’ Respondió Adán: ‘¡Bendito sea Tu Nombre! Cuando me creaste elevé mi cabeza hacia Tu Trono, y he aquí que allí estaba escrito: ‘No hay Divino más que Allah, y Muhámmad es el Mensajero de Allah (La Iláha il-la Allah, Muhámmad Rasúl Allah) Entonces supe que no había nadie con más grande Poder ante Ti que aquel cuyo nombre Tú uniste al Tuyo’ Luego Allah le reveló diciendo: ‘¡Adán!, él es el último de los Profetas de tu descendencia, y si no fuera por él no te habría creado’” (T, I, pp. 147-148)
Dijo el Profeta (BPDyC) “¿Es que acaso no soy el amado de Allah, sin jactancia? Yo soy el primer intercesor y el primer defensor [el Día del Juicio], sin jactancia; y soy el primero que agitará la aldaba [el llamador] del Jardín, y Allah abrirá y me hará entrar, estando yo acompañado de los pobres de entre los creyentes, sin jactancia. El Día de la Resurrección yo soy el más noble de los primeros y de los últimos, sin jactancia”. Y dijo: “Yo soy Muhámmad el Profeta Gentil; no habrá Profeta después de mí. Me fue dado la clave de la Palabra, y su coronamiento y síntesis. Conozco quienes son los guardianes del Fuego (infernal) y quienes los sostenedores del Trono. Por mí es posible la salvación y he salvado a mi comunidad. ¡Escuchadme y obedecedme mientras esté entre vosotros! Cuando yo fuera elevado, aferraos al Libro de Allah, haced lo que él os permite, y absteneos de lo que él os veda”
Entre las tradiciones sunnitas que registra Al-Bujári sobre la tierra original con la que fue creado Adán (P), de parte de Yábir Ibn Abdallah Al-Ansári, un gran compañero del Profeta (BPDyC), se dice: “Pregunté al Mensajero de Allah: ‘¿Cuál fue la primera cosa que Allah creó?’. Respondió: ‘La luz de tu Profeta, Yábir, Allah la creó y de ella creó toda cosa buena. Luego la estableció ante Él en la categoría de la Proximidad, tanto como Allah quiso, y luego la determinó en partes, y creó el Trono de una parte, y el Escabel de otra, y a los Portadores del Trono y los Residentes del Escabel de otra, y estableció la parte cuarta en la categoría del Amor, tanto como Allah quiso. Luego la determinó en partes, y creó al Cálamo de una parte, y a la Tabla de otra, y al Paraíso de otra, y estableció a la parte cuarta en la categoría del Temor tanto como Allah quiso. Luego hizo de ella divisiones, y creó a los ángeles de una parcela, y al sol de otra, y a la luna de otra, y la cuarta parte la estableció en la categoría de la Esperanza (el anhelo expectante) tanto como Allah quiso. Luego hizo de ella divisiones, y creó al intelecto de una parte, y al conocimiento y la templanza de otra, y a la inmunidad (o impecabilidad) y la prosperidad y felicidad de otra, y estableció la cuarta parte en la categoría del Pudor tanto como Allah quiso. Luego la observó con la mirada de la reverencia (la veneración sacra), y esa luz transpiró y goteó de ella 124.000 gotas. Entonces Allah creó de cada gota el espíritu de cada Profeta y Mensajero. Luego las almas de los Profetas respiraron, y Allah creó de sus respiros los espíritus de los santos, los testigos y los justos” (T, I, p. 121).
Basado en textos del Sheij Alí Al Husainí, recopilados por Aiman Fradkin y Hasan Gómez y editado por Bashir Gómez